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Las caminatas junto a Jungkook se habían vuelto extrañamente frecuentes.
El mayor aun cuidaba de Tannie de vez en cuando, y los días que no lo hacía se terminaba encontrando con él y su pequeño can en el parque, por lo que terminaba uniéndose al paseo. Cada día sin cambiar sus platicas sobre el cachorro.

— ¿Me estás diciendo que tienes a Yeontan solo porque terminaste con tu ex?

Aun si ambos tenían una personalidad completamente diferente, siempre encontraban algún tema de conversación relacionado con Kim Yeontan. Al inicio eran simples comentarios de la apariencia del cachorro y sobre lo lindo que era. Mas con el pasar de las semanas, fueron introduciendo más temas de conversación aun ocultos bajo la fachada de; "solo hablamos de Yeontan".

Aun así, Jungkook parecía no tener intenciones de ir más allá.

— No es así, malinterpretaste la historia — casi regaño el rubio —. Siempre quise un perrito ¿bien? Pero nunca pude tenerlo porque mamá decía que era muy pequeño para tener una gran responsabilidad como esa y que ella no podría cuidarlo por mí. A la larga me traumo diciendo que mi cachorro moriría por descuido, así que nunca tuve uno. Pero años después papá decidió regalarme a Tannie, porque dijo que me veía triste desde que rompí con Hoseok, además ya estaba grande para esa responsabilidad y aquí está mi pequeño.

— Sí, es exactamente lo que dije.

— No. Sólo me cumplieron un sueño de cuando era niño con la excusa de Hoseok, no lo pedí, ellos me lo dieron y yo no me negué a tenerlo — se alzó de hombros, sin dejar de mirar al frente.

— Ya entendí — rodó los ojos. Taehyung se esforzó mucho por dar a entender su punto, quizá demasiado.

— A ti parecen gustarte los perritos ¿tienes alguno? — preguntó el chico mirando a Jungkook esta vez.

— No. Estoy muy ocupado para cuidar de un animal. Como dijeron tus padres, es una gran responsabilidad.

— Pero cuidas masc-

— Las cuido un día, no están todos los días en mi casa esperando que les de agua y comida, que los saque a pasear y los bañe. Es una responsabilidad y un gasto que no puedo tener por ahora.

— Comprendo — se sintió un poco mal después de esa respuesta, Jungkook le habló en un tono un poco fuerte y realmente cualquiera se habría sentido incómodo. Ahí entendió que hablar de Jungkook no sería una buena opción pues el pelinegro siempre se ponía a la defensiva.

Siguieron con su recorrido, hablando de perros y otro tipo de mascotas.
Taehyung le contó que cuando era muy, muy pequeño quería una jirafa; sus abuelos tenían una granja y habían muchos animales de granja, obviamente, pero como estaba tan pequeñito no sabía aquella información y pidió una jirafa. Sus abuelos le explicaron que no era posible, pues las jirafas no eran animales domésticos. Jungkook se burló un poco de su yo pequeño, pero al menos la tensión se había desvanecido nuevamente.

— En serio, siempre soñé con tener una jirafa, cuando me explicaron sentí como mis sueños se derrumbaban — rio —, pero sólo tenía cuatro años y era muy dramático, así que tiene sentido.

— Pasaste de una jirafa a una pequeña bola de pelos — señaló a Yeontan.

— Es un bebé todavía, crecerá más — reprochó.

— Va a crecer casi nada — Jungkook negó riendo levemente —. Lo dices como si fuese un doberman.

— Ya sé que mi perro va a ser una bolita toda su vida, pero va a crecer un poco más, aguafiestas — Taehyung se detuvo para alzar a Yeontan, no quería agotarlo mucho.

Y todo fue repentino.

Mientras el se agachaba a recoger a su can, una chica de cabello largo y rubio se acercó a ambos, específicamente a Jungkook. Ella había estado observandolos con anterioridad y finalmente había decidido acercarse.
Cuando él se incorporó, pudo ver a la chica sonriendo con alegría fente a ambos y pudo sentir como el ambiente se tensaba a cada segundo.

— ¡Oh por Dios! Jeon Jungkook, no puedo creer que seas tú — ella con una sonrisa extremadamente exagerada saludó.

— Sí, soy yo, Sophie — soltó el pelinegro viéndose incómodo. Su tono de voz era frío, totalmente frío.

— Hace años que no te veo — Taehyung se sentía fuera de lugar ahí, y no sabía cómo irse —. Y... oh por Dios, si eres la cosita más tierna — se dirigió a Yeontan.

El perrito le gruño por lo bajo y Taehyung lo palmeó suavemente para que no la intentase morder. Era una total desconocida, pero no quería que su cachorro causara problemas y empeorase el ambiente.

— ¿Quién es él? — preguntó Sophie a Jeon.

— Soy Taehyung, un-

— Taehyung es el chico al que le cuido su mascota — se adelantó a responder Jungkook con un tono serio.

No lo aceptaría en voz alta, claro que no, pero dolió un poco ser solo el chico al que le cuida su mascota. Él iba a decir que era su amigo, mas parece que las cosas no eran así para el pelinegro.

Hizo un puchero inconsciente y la tal Sophie no lo pasó por alto.

— Pero si él también es adorable — miró a Taehyung con dulzura. Él se avergonzó un poco. Con sus mejillas sonrojadas, apartó la mirada.

— Bueno, Sophie, es tarde, debo irme — dijo Jeon, evidentemente cansado de la presencia de la chica.

Ella soltó un suspiró y lo miró

— Pensé que habías cambiado en estos años, veo que sigues siendo igual.

— Pues que pena, seré así toda mi vida — dijo él con un tono arisco.

— Estás mal, Jungkook, y que no lo aceptes es aun peor — recalcó ella —. Hasta pronto.

Sin más, se fue y Jungkook un poco frustrado continuó su caminata con Taehyung detrás de él. El menor se veía confundido y lo estaba; no entendió nada de aquella conversación, pero por miedo no preguntó y menos después de que Jungkook se lo aclarara, prácticamente ordenándoselo.

— No preguntes.

Ambos se separaron luego de unos minutos, Jungkook puso una pobre excusa para irse y Taehyung no pudo decirle nada, al parecer no eran amigos ni siquiera.
Ese chico era extraño y un poco antipático, pero según entendió algo le pasaba y no quería decirlo o aceptarlo. No quería entrometerse, pero quería ayudarlo. No importaba, de todos modos, Jeon Jungkook era una puerta cerrada que creía jamás tener el valor de abrir. Le asustaba en cierta parte, no sabía que encontraría ahí, no sabía que tan malo podría ser, no sabía nada. Solo sabía que le intrigaba y que quería ayudar a ese chico pelinegro de mirada fría, pero no haría nada al respecto, no todavía.

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