XXIX

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Treinta y uno de diciembre.

Jungkook y Taehyung habían pasado casi todo el día anterior juntos, celebrando el cumpleaños número veintidós del menor.

Almorzaron juntos, fueron al cine y finalizaron el día en una cena con la familia de Taehyung, donde prácticamente ya se veía a Jungkook como el novio oficial del mayor de los hermanos.

Los padres de Taehyung los miraron con ternura durante toda la noche, justificandose de verse reflejados en ellos cuando eran jóvenes y su relación recién iniciaba.

Luego de la cena, Jungkook le deseo buena suerte a Taehyung con su fiesta y prometió llamarlo a las doce por el año nuevo, dejándolo con la duda de que era aquello que según Jungkook sólo podía decirle el primero de enero a la media noche. Aun así,  se despidió del mayor cuando sus padres fueron a dejarlo en auto hasta su departamento.

Estaba emocionado por su fiesta, habría sido increíble que Jungkook estuviera en ella, pero quizá en un futuro no muy lejano, el mayor asistiría y aquella celebración sería completamente perfecta. O eso es lo que deseaba ese lindo joven de rubios cabellos.

Mientras Kim arreglaba los últimos detalles, Jungkook estaba asustadisimo; iría a una fiesta después de tantos años sin asistir alguna. Ya había ido a una feria con Taehyung, a un parque de diversiones y a lugares con muchas personas. Pero no se igualaban a lo que las fiestas le causaban, esos recuerdos de aquella última fiesta lo inundaban de solo pensar en asistir a una, pero quería hacerlo, debía superar todo aquello.

Taehyung pudo manejar un auto, él podía ir a una fiesta, sólo necesitaba fuerza de voluntad.

Estaba frente a su closet, revisando su ropa, deconociendo totalmente que se pondría.

En navidad, aunque la paso con su abuela, no se puso nada elegante, ni extravagante, pues no le importaba mucho aquello. Para el cumpleaños de Taehyung, se vistió bien, pero era parte de su ropa casual, nada lujoso o extravagante.

Cada una de sus prendas siendo de tonos bajos, siendo habitual el negro.

Tenía suficiente dinero ahorrado para muchísimas cosas, pues preferiría tener un respaldo en su vida y aquella era la ocasión para gastar un poco. Por lo que tomó dinero de la caja de ahorros y salió en su auto hacia una tienda a comprarse algún atuendo para aquella noche.

Ya de por sí conocía el dresscode gracias a los muchos datos que le comento Taehyung, pero aun así le preguntó a Hoseok sobre lo que él llevaría y este le dijo que usaría algo elegante mas no extravagante.

Así que decidió vestirse como siempre lo hacía, pero con un poco más de elegancia.
Observó varios atuendos, pero ninguno le gustó. Ninguno era suficientemente bueno para la ocasión.

Y como si de una señal se tratara, mientras admiraba un traje en el aparador de una tienda, una conversación con Taehyung llegó a su mente, dandole la idea perfecta.

"Eres como... el típico chico malo, que viste de negro y tiene tatuajes"

"Me gustaría cambiar un poco. Usar más colores tal vez. ¿Tú qué opinas"

"Te ves bien de cualquier forma, el estilo gótico te queda bien. Aunque si quieres cambiar de estilo, puedes hacerlo, como ya te dije, te ves bien siempre"

"¿Dices que soy gotico?"

"Super gótico"

Taehyung lo rodeo por los hombres, aferrándose a su cuello, besándolo con cariño, siendo un acto ya demasiado cotidiano para ambos.

Jungkook sonrió ante el recuerdo y tuvo la idea de agregarle un poco de color a su atuendo.
Le agregó color a su vida, Taehyung lo hizo y ya no vivía en ese mundo gris y negro. Cambiar su vestimenta no sería tan malo, sería como una representación simbólica de el cambio que tuvo su vida.

Aun así no es que agregaría colores cálidos, literal seguía con colores fríos, pero eran más que negro, blanco y gris.

Compró una gabardina color ladrillo, un abrigo beige con cuadros negros, pantalones de vestir de un beige más oscuro y por último, para darle un poco de vida una camisa cuello alto celeste oscuro. Compró también unas zapatillas negras que combinaban bien con todo el atuendo.

No pudo evitar comprar también un traje negro, era inevitable, aunque no era el mismo traje que parecía de mesero, todo simple y aburrido, el corte era distindo, más juvenil. Dentro agregaba una camisa de animal print, un cinturón delgado en la cintura y de detalle de un broche dorado de una flor.

Le gustaban los dos atuendos, pero el negro se veía más elegante, pues para él, el negro era el color de la elegancia y nadie podía discutirle aquello.

Decidiendo finalmente que llevaría el atuendo negro, manteniendose en su zona de confort, sintiendo que ya estaba yendo demasiado lejos con los cambios.

Con los nervios a flor de piel, no pudo restrasarse más, eran las once y media de la noche, pretendía llegar antes de las doce, como una sopresa de año nuevo, pero ya se estaba arrepintiendo y el sentimiento fue aun mayor al estar frente a aquel salón con una gran terraza y un balcón amplio.

La música y luces se veían desde afuera, de hecho a esas horas todas las casas, edificios y negocios estaban iluminados en espera por el año nuevo.

Se adentró después de hablar con Hoseok por mensaje y pedirle que enviara a Taehyung a la entrada para que fuese más fácil encontrarlo.

Jung le dió la descripción perfecta del cumpleañero, pues era el que más resaltaba entre el montón de invitados, con sus vestimentas vivas y en cierto punto coloridas.

Jungkook caminó entre el tumulto, buscando aquella cabellera rubia y esos ojos hermosos que amaba admirar y perderse en ellos.
Pero lo único que podía ver era a las personas bailando, parejas besandose y algunos toqueteandose como si no hubiese nadie a su alrededor. Aquellos bailes agitados, las luces de colores, la gente bebiendo como si no hubiese un mañana.

Un ambiente común en una fiesta, un ambiente que le traía recuerdos para nada apreciados.

Su respiración se volvió irregular, todo empezó a girar y las imagenes aparecieron en su cabeza desatandose como un rollo de película, revelando los peores recuerdos de su vida.

Él disfrutando la fiesta de principio de año.
Él bailando con sus amigos y su novio, él riendo por la ebriedad de sus amigos...
Él siendo arrastrado al baño en contra de su voluntad.
Él sintiéndose asqueroso al volver a casa.

Todo aquello lo abrumó y un ataque de pánico, después de meses, llegó.

Empezó a retroceder sin saber a donde iba. Sólo retrocedió no queriendo dejar que aquella nube de humo oscura lo evolviera.
Se detuvo hasta que dio contra la pared de una de las esquinas del gran salón.
Se deslizó hasta el suelo, sus manos temblabando y su respiración agitada, sintiendose asfixiado, asustado, abrumado.

Nadie notó aquello. El baile, la música y el coqueteo los mantenían distraídos.
Excepto por el rubio cumpleañero, quién buscaba al amigo que Hoseok le pidió ir buscar, encontrándose con aquel chico de vestimenta oscura, viéndose como un pequeño cachorro abandonado, tan asustado y perdido.

Se asustó tanto que no pudo evitar correr hacía él, esquivando a quien se le atravesara, completamente estresado por el estado del pelinegro.

— ¡Jungkook-ah!

— ¡Jungkook-ah!

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