XXIV

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Pasaron semanas sin verse siquiera un poco, ambos demasiado atareados con sus exámenes y obligaciones, ni siquiera tuvieron tiempo para saludarse o pasar un par de minutos juntos.

A inicios de noviembre todo había vuelto a la normalidad, volvieron a encontrarse seguido y ambos estaban aun más relajados que antes.
Y como todo se veía justamente perfecto, Taehyung decidió no darle más vueltas al asunto y comentarle a Jungkook sobre su fiesta de cumpleaños el treinta y uno de diciembre.

Sabía que no debía darle más vueltas al asunto, que lo invitaría sin esperar una respuesta positiva, pero tampoco tomándose como algo negativo el rechazo. Le preocupaba más que dijera que sí por compromiso y se expusiera a un momento de ansiedad solo por no decirle que no a él.

Es por eso que se mentalizo de como mencionarlo sin que se sintiera presionado. Y lo espero hasta que tuviera su descanso aquella tarde. Sentado en una de las mesas, viendo como el pelinegro iba de un lado al otro entregando pedidos y limpiando las mesas.

Cuando el reloj marco las tres y media de la tarde, Jungkook procedio a tomar asiento frente a él, desparramandose en la silla a causa del cansancio que claramente sentía.

— ¿Entonces...? — preguntó antes de llevar una galleta de chispas de chocolate a su boca, masticandola con tranquilidad — ¿Qué tienes para decirme, Tae?

— Eh, Jungkook — jugo con sus manos sobre la mesa, tamborileando y descargando sus nervios en ese inocente jugueteo —. Supongo sabes que el otro mes es mi cumpleaños.

— Lo sé, ya casi tienes veintidos años, ¿eh? — le guiño con falsa picardía, sonrojando al menor inmediatamente —. Es el treinta, ¿cierto?

— Sí, es el treinta — asintió, tratando de ignorar que Jungkook sabía exactamente su fecha de cumpleaños, para no perder el enfoque principal de la conversación —. Yo suelo hacer una fiesta el treinta y uno de diciembre.

— Ah, celebras tu cumpleaños y año nuevo — comprendió rápidamente —. Es una buena idea.

— Lo sé, lo sé. Yo... A lo que voy es que... — miró al pelinegro con terror —. ¿Te gustaría ir?

Jungkook se paralizó.

¿Podía ir a una fiesta? Llevaba nueve meses con las terapias y se sentía listo para muchas cosas, pero no sabía si para ir a una fiesta lo estaba todavía. No sabía si estaba listo para enfrentarle al mismo ambiente en el que empezo todo. No se sentía listo, en realidad.

— Si no quieres ir está bien — se adelantó Taehyung —. No es importante, igual puedo pasar mi cumpleaños contigo, así que no importa mucho la fiesta. Sólo te lo comento por si acaso, pero no tienes que ir si no quieres hacerlo o si no te sientes listo todavía — medio explicó.

Era mentira. Sí le importaba si Jungkook estaba ahí, más aun después de las ideas que Sana y Jimin le dieron sobre hacerse novios en año nuevo todo eso, pero la salud mental de Jungkook era para él aun más importante que sus deseos de tener un recuerdo como esos, de tenerlo presente en su fiesta de cumpleaños. Porque sabía que no se lo perdonaría si Jungkook fuese dañado solo porque él no pudo aceptar que no estuviese ahí. Podía lidear con su ausencia en un momento como ese, no con su ausencia durante toda su vida.

No quería dañar a Jungkook, mucho menos que este saliera dañado por un ideal suyo o por algo tan bobo como una fiesta que tenía cada año de su vida.

Step by Step | Kookv Donde viven las historias. Descúbrelo ahora