Madre

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—...Por lo que se espera que a la próxima semana haya cielos despejados en casi todo el país, dando la bienvenida a la primavera.

—¿Por qué en mi plato hay más?— preguntó Saeran sentándose a la mesa.

—Porque tienes que comer bien para crecer— respondió su hermano.

—No voy a crecer más.

—Saeyoung te ha puesto su pimiento cuando te has dado la vuelta— rio MC.

—¿Qué? ¿Acabo de ser traicionado por mi propia novia?— preguntó Saeyoung exagerando el gesto como si estuviera dolido.

—Tenemos una noticia de última hora desde el pequeño pueblo de...

—Tú eres el que más tiene que comer bien— dijo Saeran mientras le echaba de vuelta el pimiento en su plato.

—El cuerpo de una mujer ha sido descubierto en las inmediaciones del lago por unos campistas.

—Lo siento, Saeyoung, tu hermano tiene razón, es por tu bien.

—El cuerpo pertenecía a Sun hee Choi, de 40 años. La policía cerró su caso hace tiempo concluyendo en que fue un suicidio pese a no poder encontrar su cuerpo.

MC escuchó el ruido de los palillos al caer. Los de Saeran estaban en el suelo y los de Saeyoung sobre la mesa. Ambos miraban asustados la televisión.

—Todavía no se ha podido encontrar a ningún familiar, por lo que pasará a disposición...

No hacía falta que les preguntara. La fotografía mostraba a una mujer joven cuyo color de pelo coincidía con el de los gemelos. Además, en el rótulo estaba escrito el nombre del pueblo donde Saeyoung le había contado que nació.

—De momento la policía no se plantea reabrir el caso.

***

Otra noche más escuchó los gritos. Había regresado a casa más tarde para no oírles discutir, pero no contaba con que todavía seguirían peleando a las tres de la mañana. Oyó un golpe y ni siquiera se molestó en comprobar si su padre había pegado a un objeto de casa o a su madre, realmente no le importaba. Como siempre su padre le gritaría hasta tarde porque su madre no le había hecho la cena nada más volver de trabajar o no le había lavado la ropa que se pondría al día siguiente, alguna tontería así. Ella recibiría los golpes cuando su padre se calentara demasiado y al día siguiente su madre le pediría perdón llorando, volviendo a la misma rutina. Sun hee no sabía a quién de los dos odiaba más, si a su padre por cómo trataba a su mujer e hijas, o a su madre por aguantar a alguien así y perdonarle cada día.

Pasó por la cocina y cogió una botella de soyu, la necesitaría si quería dormir con tanto ruido. Sus padres no la prestaron atención, poca le habían prestado en realidad en sus 17 años de vida preocupados más por discutir entre ellos. Entró en su habitación y se asomó bajo la cama de su hermana. Ella estaba allí, llorando mientras abrazaba su peluche. Ni siquiera se molestó en hablarla. La enfadaba mucho que cada vez que sus padres discutieran ella corriera a llorar bajo la cama. Era demasiado débil y ya tenía 13 años como para comportarse como una niña pequeña, debía acostumbrarse de una vez a eso, poco duraría sino en la vida.

Se dejó caer sobre su cama y hurgó en su mochila hasta encontrar los cigarrillos que su amigo le había pasado.

—No puedes fumar aquí...

Sun hee miró molesta la cabeza de su hermana que asomaba por debajo.

—Déjame en paz y vuelve a llorar, idiota.

***

—¿Estás bien, Saeyoung?— MC se sentó a su lado en la cama.

—Sí, el que más me preocupa es Saeran, lleva toda la tarde encerrado en su habitación.

Mis One-shots de Mystic MessengerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora