La maldición del gato

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Una de las mejores definiciones de felicidad es el momento en que despiertas con un gato acurrucado a tu lado. Eso mismo pensó MC mientras acariciaba medio dormida al animal peludo y cálido que ronroneaba a su lado.

Abrió los ojos al darse cuenta, ellos no tenían ningún gato. El primer pensamiento fue que Saeyoung había robado a Elly de Jumin o a Yon de Yoosung, pero en cuanto se frotó los ojos descubrió que el gato dormido a su lado no era ni blanco ni negro. El segundo pensamiento fue que alguno de los gemelos lo había sacado de la calle y lo había metido en casa. Se incorporó, con mucho cuidado de no despertarle, y le miró. Tenía el pelo naranja y un buen aspecto para ser callejero. El tercer pensamiento fue que era un gato casero abandonado que, o bien se le habían dado directamente sus dueños, nombre que no merecían, o que le habían encontrado cuando no llevaba mucho en la calle, puede que incluso después de ver cómo esas personas, nombre que tampoco merecían, lo habían abandonado. Fuera el caso que fuera no la ponía de buen humor. Con la RFA había hecho varias campañas contra el abandono animal y donaciones para refugios de animales locales, con la abstención de Zen, que si no se había negado y simplemente no había participado había sido por ella, pero todavía no era suficiente para acabar con el problema.

Levantó la vista hacia el otro lado de la cama para preguntar a Saeyoung el por qué había un gato durmiendo en su cama, pero no le encontró, tan solo estaba su pijama tirado sobre la cama. Luego le regañaría por ello.

—¿Saeyoung? —preguntó extrañada de no verle.

El gato levantó la cabeza y abrió sus ojos amarillos para mirarla. MC no reprimió sus ganas de acariciarle la cabeza, lo que hizo que el gato cerrara sus ojos y volviera a ronronear.

—¿Saeyoung? —esta vez habló más fuerte.

El gato levantó la cabeza y abrió los ojos de nuevo, esta vez acompañado de un maullido. MC le miró, era como si hubiera respondido, pero le parecía muy raro que un gato tuviera el mismo nombre que su novio. Aunque, pensándolo bien, por extraño que pareciese podría ser en el caso de Saeyoung y quizás por eso le había traído a casa.

Se levantó de la cama, necesitaba saber por qué estaba realmente ese gato ahí en vez de seguir pensando posibilidades. Salió de la habitación en busca de alguno de los gemelos, pero no tardó en darse cuenta de lo silenciosa que estaba la casa y así fue que, cuando llegó al salón, pudo darse cuenta de que el gato le estaba siguiendo.

—¿Saeyoung? —volvió a preguntar, más extrañada de no encontrarle.

El gato maulló, de nuevo como si lo hiciera en respuesta. Se agachó hacia él y el animal aprovechó para restregar la cabeza y el cuerpo con sus piernas. Se veía feliz, tenía la cola levantada y seguía ronroneando. MC se le quedó mirando. Su pelo naranja, sus ojos amarillos, el cariño que parecía tenerle a ella, las respuestas que había mostrado al llamar a Saeyoung... Una idea loca que encajaba demasiado bien con la situación  pasó por su cabeza.

Se puso en pie de golpe y salió corriendo.

—¡Saeran, Saeran! —gritó mientras recorría el pasillo hasta su habitación— ¡Creo que Saeyoung se ha transformado en un gato!

Abrió la puerta olvidándose de llamar primero y se paró al no encontrarle. Su cama estaba deshecha, con su pijama sobre ella también, pero lo más sorprendente fue el otro gato que se había incorporado asustado sobre ella. Era naranja, mismo pelaje que el que había dormido con ella, pero este tenía los ojos azules verdosos.

MC cayó al suelo, derrotada por la situación. El gato que suponía que era Saeyoung entró alegremente a la habitación, hacia el gato que suponía que era Saeran con las ojeras hacia atrás molesto de verle. El primero saltó a la cama para ponerse frente a él y le maulló en saludo. El segundo se quedó sentado, dejando que la posición de sus orejas hablara por él.

Mis One-shots de Mystic MessengerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora