Narra Miranda
Al otro día...
Salí de la pieza, tenía hambre de galletitas con Nutella, así que fui a la cocina, por desgracia estaba Rubén, tomandose un café ¿Justo ahora? Ni lo miré y me puse a buscar lo que iba a comer, sentía que me miraba de reojo, ¿Acaso ahora me quería hablar? Qué pibe, me senté en la mesada a comer las galletitas, no me iba a sentar en frente de él a verle la cara, me habló.
- Quiero disculparme, por lo que te he dicho... – Dijo en voz baja, lo miré, y tenía la vista en su café, ensima ni se gastaba en decirmelo mirandome a los ojos, así que fácil.
- Ya era hora de que lo hagas ¿No te parece? – Le dije un poco sarcástica, creo que le molestó.
- Estoy tratando de ser buena gente contigo y no hacía falta que me contestaras de esta forma – Me respondió, seguía con la vista en el café.
- ¿Ahora querés ser "Buena gente" conmigo? Eso lo hubieras pensado el primer día en el aeropuerto – Contesté de mala forma, ¿Buena gente? Sí, dale.
- Sé que me equivoqué en tratarte cómo la otra vez, es que estaba estresado, tuve problemas, no quería decirte eso – Esta vez levantó la vista de su café pero ahora solo estaba mirando la nada.
- Ah claro, total esta boluda se lo tiene que tragar todo y ya está, no me duele ni nada, no tengo sentimientos, claro – Dejé la galletita – ¿Por qué no pensas un poquito antes de decir las cosas? Porque a mí me lastimó lo que me dijiste, cuando yo no te había hecho nada, no todos somos como vos, que no te afecta nada.
- No soy de piedra Miranda, no exageres, no me tomo todo a por culo y ando corriendo por ahí diciendo que todo me resbala, si te lo dije fue porque no me di cuenta de lo que estaba diciendo, no soy tan hijo de la gran puta para decirte algo como eso.
- Pero lo hiciste, y nadie va a hacer que me borre eso de la mente, te lo voy a hacer recordar si es posible, todos los días – Iba a decir algo más, pero el nudo que se me formó en la garganta pudo más.
Me callé, me tapé la cara y sollozé, quise caminar a la pieza pero sentí que me abrazó, se sentía culpable al parecer, me susurraba en el oído 'Lo siento' cada vez que podía, ya sé que parecía una exagerada, pero me había dolido de en serio, porque aunque él me lastimó diciendo esas palabras, yo lo quería, lo necesitaba cerca mío, y creo que con esto estoy admitiendo que... me gusta, la p*ta madre, no me puede pasar esto, no ahora. Me dio vuelta y me miró, acomodó su gorra de creeper haciendo gestos graciosos, yo reí.
- ¿Me perdona? Usteh, usteh, que no me quiere perdoná, usteh – Dijo de forma rara a lo que yo seguí riendome, me hizo cariñitos con su naríz en mi cuello.
- Ya basta Rubius! - Le dije, a lo que él me miró sorprendido.
- Me dijiste Rubius, qué raro de tí, Señorita Seriedad – Dijo burlandose de mí, yo levanté una ceja.
- Ya ya ya! - Levantó sus manos en son de paz, sonreí de medio lado y volvió a abrazarme, dejando su cara en mi cuello – No has dicho que me perdonabas – pasó sus labios rozando por mi cuello, sentí una corriente electrica en todo el cuerpo, me estremecí.
- Te perdono, pero me prometés que nunca más me vas a volver a decir algo así, ¿Sí? - Le pregunté, me miró y pegó su frente con la mía.
- Lo prometo, muyaya – Dijo y se volvió a arreglar su gorra, mientras se ponía la capucha, iba a decirle algo pero me interrumpió – Qué rico perfume traes- Olfateó mi cuello, rozando su naríz, otra vez se me pusieron los pelos de punta, no me puede causar esto este boludo, a no seeer, NO BASTA.
- Yo creí que ni se sentía – Dije, mientras me tocaba el cuello, en la parte donde recíen estaba la naríz de Rubén.
- Sí, se siente – Contestó, mirando atentamente como yo deslizaba la mano por mi cuello, sin más me la sacó y comenzó a depositar besos en este.
Estaba tan en mí mundo que parecía que todo lo demás había desaparecido, cerré los ojos, me caí sobre él, parecia que estaba inconsiente, me afirmó con sus manos poniendolas en mi cintura, acariciandola, qué bien que se sentía. Pasó la lengua por mi cuello, me agarró las piernas y las puso alrededor de su cadera, me subió a la mesada apretando mis muslos, dejó mi cuello y posó su boca en la mía, no dudé ni un segundo que ya nos estabamos besando lentamente, Rubén metió las manos adentro de la remera que tenía puesta, si seguíamos así, pasaría algo que ninguno de los dos quería. Sonó el celular de él.
- ¡Joder! ¿Quién mierda interrumpe ahora? - Preguntó enojado, con la respiración agitada, yo aproveché a arreglarme la ropa, y bajar de la mesada, mientras que atendía la llamada.
- ¿Qué cojones quieres Mangel? ... No, no puedo hoy... Porque no... No me levanté de malhumor... Pues me has interrumpido algo importante gilipollas! ... Está bien, luego nos vemos tío, adios – Terminó la llamada y me miró mientras yo guardaba la Nutella en la heladera y las galletitas en la repisa, me di vuelta para mirarlo.
- ¿Qué me mirás? - Le pregunté, sonrió de medio lado y alcé la ceja, bajé la vista a mi remera y vi que estaba levantada, la acomodé lo más rápido, se empezó a reír como un loco demente – Sos un asco – Le dije y me fui a la pieza, pero me siguió.
- ¿Dormirás conmigo hoy muyaya? - Me preguntó con su acento cubano.
- No sé, ¿Por qué? - Le pregunté, entrando a la pieza.
- No me gusta dormir solito – Hizo un gesto de tristeza con su labio inferior, se recostó en el marco de la puerta mirandome, mientras yo buscaba que vestido ponerme para la noche, iba a salir con Laura.
- No sé, porque voy a salir con Laura hoy a la noche, así que no estoy segura de que a qué hora voy a llegar – Le contesté, saqué como seis vestidos del placard, mordí mi labio inferior, no sabía cual ponerme, Rubén habló.
- Ponte el Blanco, resalta con tu color de ojos, aparte de que me encantaría vertelo puesto – Soltó y se tiró en mi cama con sus brazos tras su cabeza
- Ahora me fijo cual me queda mejor, si tan solo te irías – Dije y lo miré cruzandome de brazos. Él ni se movió.
- Nope – Contestó revisando su celular, después lo bloqueó y se me quedó mirando, esperando algo.
- Por favor Rubén, andate, al menos un rato, cuando me termine de cambiar volvés a entrar – Supliqué, él bufó rodando los ojos, dejó el movil en la cama y se fue de la pieza.
Una vez Rubius fuera, me probé el vestido blanco, no me quedaba nada mal, estaba buscando un par de tacos que combinaran, cuando de repente sonó el celular de Rubén, me quedé mirando, esperando a que este venga a atenderlo, pero nada, me acerqué de a poco al móvil y aparecía una llamada entrante de la chica con la que se estaba viendo últimamente, la tenía agendada como "Tetitas de Azúcar", qué demente que está este pibe por dios, no sabía si contestar o que después lo vuelva a llamar, dejé que sonara.
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Conviviendo con una Argentina [Fanfic-Rubius] REEDITANDO
RomanceMiranda López, una Argentina de 21 años, es enviada a Madrid a convivir con el hijo de la mejor amiga de su madre, Rubén. Al no conocerse ninguno de los dos, se mantienen distanciados en el mismo departamento, cada uno por su lado, al principio se l...