BIENVENIDA

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Cuando abrí los ojos, lo primero que pensé fue en mis hermanos.

¿Me había muerto y no los volvería a ver? ¿Y a mis padres? ¿Y mi hermano Sergio? ¿Y Jaime?

- Ale, qué alegría- escuché la voz del mayor de mis hermanos.

- ¡Masaomi! - grité e intenté abalanzarme sobre él para abrazarlo, pero no pude moverme porque me dolía todo y estaba vendada por todas partes.

- Tranquila, tranquila, todo está bien- él se acercó, me abrazó y vi que se le escaparon dos lágrimas.

Vi que Yuusuke me agarraba la mano, dormido al borde de la camilla.

Cuando levanté la vista, pude comprobar que todos los demás estaban en la habitación, rodeándome, dormidos.

- ¿Cuánto llevo aquí? - le pregunté, bajito para no despertar a los otros- ¿qué ha pasado?

- Tuviste un accidente con Otani. Has acabado bastante mal, vas a tener que estar en silla de ruedas un tiempo y con un reposo absoluto- me explicó-por suerte, ya estás fuera de peligro. Todos estábamos muy preocupados.

- ¿Cómo está Otani? - recordé todo.

- Él está perfectamente. Eres tú la que salió peor parada.

- ¡Estás despierta!- Yuusuke se despertó y me abrazó con mucha fuerza.

- ¡Ay, ay!- grité. Me hizo algo de daño.

- Perdona, perdona- me miró- estás bien, estás bien.

- Estoy bien, tranquilo- le acaricié la cara con la mano que no tenía escayolada.

Todos se despertaron de golpe y se acercaron corriendo a la cama donde estaba.

- Imouto-chan, estás despierta, casi nos morimos del susto- me dijo Kaname.

- ¿Cómo te encuentras?- Natsume se abrió paso y se arrodilló a mi lado, posando su frente en la mía.

- Estoy bien, no os preocupéis.

Los chicos tenían una expresión de cansados y unas ojeras que les llenaban todos los bordes de sus ojos.

- ¡Casi nos matas del susto, idiota!- Fuuto empezó a gritar- ¿en qué demonios pensabas?

- Fuuto, basta- Hikaru le posó la mano en el hombro.

- Siento mucho haberos causado molestias- dije, intentando sentarme en la cama, pero fui incapaz.

- ¿Crees que estoy así porque hayas sido una molestia?- Fuuto se acercó y, sin darse cuenta, me dio un leve golpe en la pierna que tenía escayolada, lo que me hizo ver las estrellas por el dolor.

- ¡AY!- grité.

- Fuuto, chicos, salid de la habitación- dijo Masaomi- Pedro y Miwa están aquí, dejadlos solos.

Todos se fueron y yo no pude evitar que me salieran unas cuantas lágrimas. Me sentía fatal por haberles hecho perder el tiempo de aquella manera tan estúpida.

- Chicos- les dije, antes de que salieran- lo siento.

Miwa entró corriendo a la habitación y mi padre tuvo que frenarla para que no se abalanzara sobre mí.

- Mi niña, estás sana y salva, no sabes el susto que nos llevamos cuando nos avisaron- dijo mi madrastra.

- ¡¿Se puede saber en qué estabas pensando?! ¡Casi te matas! ¡¿Acaso eres una niña para tener que estarte controlando?! - mi padre empezó a gritar.

Y PENSAR QUE ELLOS... SON MIS HERMANOS (FINALIZADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora