EXCITACIÓN

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Lo miré y le sonreí. Me fijé en su cuello musculoso, en su manzana de Adán, en su boca fina y marcada...y empecé a sentir un calor intenso debajo de mi falda, lo que hizo que mi cara empeciese a arder.

- ¿Te encuentras bien? Estás roja- dijo Masaomi, mirándome por el espejo retrovisor.

- Estoy...estoy bien- tartamudeé, sin poder evitar ponerme más nerviosa.

Natsume me agarró la otra mano y cuando lo miré y me fijé sus ojos pequeños, en el lunar de su barbilla, en cómo tenía la corbata suelta y las mangas de la camisa subidas, lo cual dejaba ver sus brazos y sus venas marcadas...

Entonces, mi sexo empezó a latir con fuerza. Nunca me había pasado, claro que me había excitado alguna vez, pero nunca había sentido tanto calor en mi parte femenina, era como si pidiera a gritos...

- ¡No!- en cuanto Masaomi paró el coche, me bajé corriendo, pasando por encima de Natsume.

Tenía mucho calor, así que necesitaba tomar el aire y refrescarme.

- Oe, ¿qué te pasa?- me preguntó Natsume, que vino hacia mí con algunos de los chicos que acababan de bajarse de sus respectivos coches.

- Na...nada- dije, sin mirarlos.

- Creo que Ale-chi está empezando a sentir otras cosas a parte de amor- soltó Louis.

Me quedé de piedra, mirándolo con los ojos como platos y con la boca abierta.

- ¿Qué quieres decir, Louis?- preguntó Yuusuke.

- Vaya, vaya, vaya...- Kaname se acercó a mí y se agachó para quedar a la altura de mi rostro-. ¿Ya quieres llegar a ese nivel?

- ¡Kaname!- Ukyo le golpeó la cabeza.

- Espera, ¿estás hablando de...?- Yuusuke se puso rojo.

- Que está cachonda, Yuusuke, que pareces tonto- Fuuto miró a su hermano y resopló.

- ¡Fuuto!- Masaomi se puso rojo.

Yo quería que me tragara la tierra. 

Miré a Louis con ira y él me sonrió.

- Bueno, es normal, ¿no? La excitación forma parte de la atracción- intervino Hikaru.

- ¿Os importaría dejar de hablar de esto? Es incómodo y hay niños delante- dije, roja, mirando cómo Wataru y sus amigos se acercaban a nosotros.

Entré al restaurante, muerta de vergüenza y me metí al baño mientras los otros se colocaban en la mesa.

- Los mato- dije, mirándome en el espejo-. Los voy a matar.

Entonces, me encerré en uno de los cubículos y me senté sobre la tapa del retrete. Me llevé las manos a la cabeza y me agaché.

Menudo día, de verdad, se me estaba haciendo eterno.

Los odiaba demasiado en ese momento, pero no pude evitar echarme  a reir; solo ellos podían hacer que pasara del enfado a la excitación y de la excitación a la vergüenza en menos de un minuto.

Salí, más calmada, y me senté al lado de Wataru.

- ¿Por qué no te sientas aquí?- me dijo Natsume, que había dejado un espacio a su lado.

- Yo...

- ¡Mira, mamá está ahí!- gritó Hinata.

Me levanté corriendo para ir a recibir a las madres de los niños y que me dieran las mochilas con sus cosas.

- Gracias por todo- me dijo la madre de Rintarou.

- No hay de qué.

- Hemos metido ropa de más para Hiroshi, ya que suponemos que no vais a poder ir a su casa a por sus cosas.

Y PENSAR QUE ELLOS... SON MIS HERMANOS (FINALIZADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora