DISFRUTE

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El tiempo pasó sin nada que resaltar. Intentaba mantenerme alejada de los chicos para no distraerme de los estudios, pero se me estaba haciendo muy difícil.

Hiroshi estuvo con nosotros bastante tiempo, hasta que llegó el día en el que su abuela tenía que venir a buscarlo.

- No quiero ir, Ale-san- me decía el niño.

- ¿Por qué?

- Mi abuela no me quiere, estoy mejor aquí contigo.

- ¿Por qué dices que no te quiere? - preguntó Ukyo.

- No me trata bien. Cuando voy a su casa, ni siquiera me da de comer- me abrazó-. No me quiero ir con ella, solo el abuelo me trata bien, pero nunca está.

- ¿No te da de comer?

- No, siempre que iba me encerraba en la habitación para que no la molestara.

Entonces, el timbre sonó.

- No dejes que me lleve, Ale, quiero quedarme a vivir con vosotros- el niño empezó a llorar.

- Cálmate, no dejaré que te pase nada- le dije-. Quédate con los chicos, ahora vuelvo.

- Te acompaño- dijo Ukyo.

Abrí la puerta y vimos a una anciana muy entrañable.

- Buenas tardes, jóvenes. Soy la abuela de Hiroshi, vengo a por él.

- Lo siento, señora, pero creemos que  el niño debe quedarse con nosotros un poco más.

- ¿Cómo dice? - le cambió el gesto completamente.

- Hiroshi no quiere irse con usted, así que vamos a investigar a fondo para que no vuelva a pasar por lo mismo- dijo Ukyo.

- Miren, jóvenes- su mirada cambió, frunció el seño y apretó la boca-, no me pienso ir de aquí sin mi nieto. Por su culpa, mi hijo está en la cárcel y ese niño se ha quedado huérfano.

- Ahora lo entiendo todo- me reí-. Su hijo está en la cárcel por ser un maltratador.

- Un padre tiene el derecho y el deber de enseñarle disciplina a sus hijos-levantó el bolso para darme, pero la detuve.

- Golpear a un hijo hasta la inconsciencia, no es disciplina, es maltrato- la miré, fijamente-. Hiroshi no se va a ir a ningún lado, y usted no tiene ningún derecho de levantarle la mano, ni a mi tampoco, que le quede claro- me acerqué a ella-, porque la próxima vez, no respondo.

- ¿Qué está pasando aquí? - una voz surgió de la nada y aparecieron una Miwa con una barriga enorme y un Pedro con una barba prominente.

- Papá, Miwa, ¿qué hacéis aquí? - dije, soltando a la mujer.

- Oiga, ¿son ustedes los padres de estos muchachos? Díganles que me tienen que entregar a mi nieto, si no, llamaré a la policía.

- Señora, si mis hijos consideran de su nieto no debería irse con usted, sus razones tendrán.

- Sus hijos...- miró a la pareja interracial-. Menuda vagabunda, manchando así nuestra sangre.

- ¡¿CÓMO SE ATREVE?!- me lancé hacia la anciana, pero dos manos me detuvieron. Eran Tsubaki y Azusa.

- Dios me libre de compartir sangre con usted, señora- Miwa se rio.

- ¡Denme a mi nieto! ¡Voy a llamar a la policía!

- No se preocupe, vienen de camino- Masaomi apareció con Wataru e Hiroshi, cada uno en cada mano.

- Hiro-kun, vámonos- dijo la anciana.

Y PENSAR QUE ELLOS... SON MIS HERMANOS (FINALIZADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora