Y PENSAR QUE ELLOS... SON MIS HERMANOS (FINALIZADA)

RAZÓN DE LOCURA

Al día siguiente nos levantamos realmente tarde, ya que estuvimos hasta la mañana de fiesta.

-Ohayo- saludé, dormida.

-Ohayo- saludaron los demas, con notable resaca los más mayores.

-Eso os pasa por beber tanto- me burlé.

-Imouto-chan, me encantaría que me cuidaras hoy que me encuentro tan mal, ¿serías mi enfermera personal?- dijo Kaname, cogiendome de la cintura y acercándome a él.

-Eh... Yo...- otra vez ese nerviosismo invadió mi cuerpo.

-Monje pervertido- intervino Ukyo, que lo apartó de mi.

-Bien bien, no te pongas celoso.

-¡Yo no estoy celoso!- gritó, rojo, supongo que de ira.

-Etto... Creo que me voy a arreglar- dije, corriendo a mi habitación.

Cuando iba a ir a ducharme, me encontré con Yuusuke.

-Oh, Yuusuke-kun, ¿ocurre algo?

-Eh... no... sólo quería aclararte lo del baile. Realmente es una fiesta de gala que hace la familia del director por principio de año, y a mi me haría mucha ilusión ir contigo.

-Claro que sí, ya te lo dije ayer, iré encantada.

-Bien.

-¿Qué ocurre aquí, mis queridos hermanitos?- dijo de repente Tsubaki, agarrando a Yuusuke del cuello.

-Nada, estamos hablando del baile.

-Ah, el baile del director.

-Sí.

-Por cierto, Yuusuke, Ukyo te necesita.

-Voy- y se marchó, dejándonos solos a Tsubaki y a mi.

-¿De verdad vas a ir con él?- me dijo, caminando hacia mi.

-Sí- respondí, yendo hacia atrás.

-¿Por qué?

-Porque me ha invitado y me apetece ir- y en ese momento choqué contra la pared.

-No quiero- colocó sus manos a ambos lados de mi- no quiero compartirte con nadie más, te quiero sólo para mi.

Esas palabras me llenaron de rabia y nerviosismo.

-Yo no soy el juguete de nadie- dije seria, apartando sus manos bruscamente.

Llegué al baño y tuve que sentarme en el suelo.

Los mareos y el dolor habían vuelto.

Cogí mi móvil y llamé al hospital de Tokyo para pedir una cita para el.día de mi llegada. Eso ya empezaba a preocuparme.

Me duché y me puse ropa ancha. No tenía pensado salir.

Me dirigí a mi cuarto y vi a Tsubaki sentado en mi cama.

-Ale...

-¿Qué quieres?

-Sumimasen.

-¿Dhouste?

-Por todo. No debí haberte hablado así, pero te pido que me entiendas. Yo te quiero, y no quiero que te vayas de mi. ¿Acaso crees que no se que algunos de mis hermanos no sienten lo mismo?

-¿Y mi opinión no importa? ¿No tengo derecho a opinar? Yo he venido aqui con la intención de formar parte de una familia, y me siento como si fuera una marioneta.

-No, claro que no es así. Sé que no he sido el mejor, pero ya te lo dije, voy a conquistarte, pero con juego limpio, sólo te pido que no te alejes.

-No lo haré- y le abracé.

-Arigato- y me estrechó contra su pecho.

-Bien, vamos con los demás.

Llegamos al salón y todos estaban sentados, con ropas anchas y cómodas.

-Veo que hoy no hay intenciones de salir, ¿no?- reí.

-Un día de pereza no hace mal a nadie- sonrió Kaname.

-No recuerdo la última vez que estuvimos así todos juntos-  dijo Iori.

-Y todo gracias a onee-chan- sonrió Wataru.

-No, gracias a vosotros por traerme aqui- les sonreí.

-Tengo que ir a preparar la comida- dijo Ukyo.

-No, hoy no. Hoy nadie va a hacer nada- proclamé.

-Entonces, ¿qué vamos a cenar?- preguntó Subaru.

-La pizza es la mejor solución.

-Ya no recuerdo la última vez que comí pizza- dijo Subaru.

-No deberías comerla- le regañó Natsume.

-No te entrometas.

-Debes llevar una dieta sana para los partidos.

-Oh, vamos Natsu-nii, una vez al año no hace daño- dijo Hikaru.

Pedí las pizzas y cuando llegaron, Natsume me acompañó a la cocina para organizar las cosas.

-Natsume-san, ¿ puedo preguntarte algo?

-Claro.

-¿Por qué Subaru-san y tu os llevais tan mal?

-Bueno... supongo que no soy el hermano que él creía que era.

-¿Por qué?

-Bueno...es algo dificil de explicar...es una razón que me vuelve un.poco loco...tal vez un día te lo cuente.

-Vale.

Llevó al salón la comida y Subaru vino para llevarse la otra parte.

-Oye...-  me llamó.

-¿Sí?

-¿Recuerdas ese beso?- dijo, sonrojado.

-S...sí- me puse nerviosa al recordarlo.

-Me he dado cuenta de que no fue un lapsus. Cada vez que juego, cada vez que fallo es porque pienso en ti. Cada vez que discuto con mis hermanos es porque me preocupo por ti. Cada vez que algo viene a mi cabeza, eres tú, y mi corazón no deja de latir fuertemente.

-Subaru-san...

-Me he dado cuenta de que te necesito, de que estoy loco por ti. Desde el día en que te miré por primera vez a los ojos y te tuve en.mis brazos me di cuenta de que te quiero.