15
Colin miró como su amiga salía rápidamente de la cafetería dejándolo solo y con algunas dudas en su cabeza sobre su cambio de humor. Si no por alguna razón existiese algún libro de que se titule "¿cómo entender a las mujeres?" probablemente lo compraría, porque era ese preciso momento en el cual necesitaba de él para poder averiguar porque su amiga se comportaba de esa manera. Aunque no dudaba de quien se trataba.
Le gustaba Connor.
Y era imposible negarlo.
Bufó, mientras ingresaba el último pedazo de su emparedado de ave pimentón a su boca, sin dejar de mirar a Connor Hurst, el cual pedía un café para él y su acompañante; una chica de cabellos cafés claros y de tez ligeramente bronceada. Abrazaba a Connor como si lo conociese de toda la vida, y aquello lo confundió todavía más al respecto. Los ojos de Connor voltearon hacia su semblante, percatándose y alejando a la chica para acercase a él.
—Hey—saludó, Connor.
Colin movió la cabeza ligeramente hacia arriba, saludándolo sin importancia. La silla frente suyo se movió gracias a Connor para que estuviese frente a él con una leve sonrisa estampada en su rostro.
—He... Tú debes ser Connor Hurst —dijo, Colin—. Te pediré amablemente que alejes tu presencia frente de mí, porque no me interesa hablarte.
—Solo quería preguntar cómo se encontraba Astrid—indagó con una contradictoria frialdad desprendiéndose de sus ojos.
—No sé, dime tú, ¿cómo la has visto? —Preguntó, mientras caminaba con su plato y su taza hasta la mesa para que fuese recibido.
Connor abrió su boca, pero de inmediato la cerró quedando atascado con sus palabras. Colin solamente salió de su vista golpeando bruscamente su hombro al pasar. No le agradaba Connor Hurst, y estaba completamente seguro de que era una persona con bastantes secretos, más de lo que una persona podría acostumbrar guardar. Chasqueó su lengua, mientras abría la puerta de la cafetería dejando atrás a Connor.
No podía ver, ¿qué era lo que Astrid gustaba de un tipo como él? Y pensar que—posiblemente— se haya besado con Connor le dan unas horribles ganas de golpearlo. Si no se hubiese ido de inmediatamente frente a él, tal vez lo hubiese golpeado por ser un imbécil. Golpeó una pequeña roca que había frente a él, haciendo que rodara unos metros más. Quería ir a hablar con Astrid, probablemente estaba en su casa viendo películas o alguna que otra serie para pasar el momento.
Decidió llamar a una vieja amiga para poder hablar.
—¿Diga?
—¿Alisa?
Escuchó como la chica se reincorporada en la cama.
—Sí, ¿Colin? ¿Estás bien? —le preguntó.
Él pasó las manos por su rostro, exhalando preocupado. Negó, y posteriormente le respondió.
—No, no estoy bien. Necesito hablar con alguien—respondió, Colin.
—Tienes a Astrid y a Olive. ¿Por qué no hablas con ellas?
—Es justamente de lo que quiero hablar, Alisa.
—Ya entiendo... te espero en mi casa, Bouvier.
—Gracias.
Hablar con Astrid era algo que no podía y no quería, por cómo se encontraba. Hablar con Olive solo conduciría a ambos a una cosa, besarse. Por lo que Alisa es la candidata perfecta en ese momento. Necesitaba hablar con alguien, y estaba vez explotaría si sus pensamientos no eran escuchados por otra persona.
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Across Paris
RomanceVivir en París tiene sus complejidades, sobre todo para Astrid, una novata fotógrafa, la cual dedica la mayoría de su tiempo en sacar fotografías por todo París. Las oportunidades nunca han jugado bien con Astrid, siendo rechazada en varias partes a...