01. "Oportunidad"

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Connor Hurst era parte del comité en la Universidad de RCA (Royal College of Art) en Londres, liderando en la lista de los mejores profesores que han trabajado allí y siendo también así uno de los críticos más relevantes para los estudiantes a la hora de exponer algunas de sus fotografías. Astrid siempre había oído todo tipo de críticas respecto al comportamiento del aclamado profesor Hurst, pero la que era constante era engreído. Con solo pensar a una persona así no le agradaba en lo absoluto, aunque se pudiese tratar de la persona más importante de la faz de la tierra.

Por otro lado, Astrid hace unos años tenía las puertas abiertas para irse a estudiar a la fría Inglaterra y los motivos por los cuales no estudió si bien resultaban complicados hacia un esfuerzo en no recordar lo cerca que estuvo de realizar sus estudios universitarios allá. Se limitaba a olvidarse de tal idea que se hacía más anhelada por parte de ella a pesar de que le gustaba el lugar en donde estudiaba al igual que los profesores que impartían las clases.

Kyler Archivald era uno de sus profesores de Esthétique, Art et cultures en la Université París 1, donde Astrid cursaba su último año. Kyler era apuesto, sin duda alguna a sus treinta años de edad, contando en sus virtudes que también mitad británico e italiano. Tenía encantado a Astrid con sus dones que hacían sonreír a sus alumnos con tan solo una basta broma, y no existía algo que Astrid admiraba más que su manera de enseñar; era práctico, sin perder lo didáctico y entretenido de la clase para que la hora y cuarenta minutos que llevaran en la aula no se hicieran agotadores. Kyler le había comentado sobre el doctorado que había realizado en RCA y que era recomendable para personas que se interesaban realmente en áreas más artísticas derivado a la fotografía o el arte contemporáneo. A ella sin duda le atraía mucho el arte y la fotografía y lo demostraba todas las veces que pedía una cita privada con el profesor Archivald en su oficina, preguntándole cuándo serían los concursos en el Museo de Louvre, intrigando a Kyler cada vez con aquella actitud tan entusiasta cuando se mencionaba a la fotografía.

Astrid era curiosa por naturaleza y Louvre, en definitiva, no ayudaba mucho en que dejara de ser así.

Incroyable! — exclamó Olive. Astrid despertó de su pequeño trance y observó a su amiga—. No puedo creer que el connard de Hurst quiera ser juez de esta competencia. Bâtard égoïste!

—Las palabrotas de lado, Olive —aclaró Astrid. En sus manos leyó nuevamente el título del periódico francés Le Monde, el cual con las grandes letras en Times New Roman resaltaba las palabras Louvre artistes—. No puedo creer esto...

—¿Kyler te dijo de esto? —Preguntó Olive, con el periódico arrugado entre sus manos.

—Algo así —admitió no muy convencida. Dio un suspiro y prosiguió hablando:—. Me habló de que hay algo sobre un concurso. —Señaló el periódico con su dedo índice—. La cual se hacía cada tres años...

—¿No sabías de esto, ma chère? Podría presentir que sabes mucho sobre las oportunidades que da el Museo Louvre.

—Claro que sí.

—Actúas como no fuera así —protestó Olive.

El bufido de frustración de Astrid sofocó un poco a Olive, era muy obvio lo que diría a continuación.

—No quiero participar.

Los labios de Olive se abrieron de la sorpresa. Astrid Portinari, ¿no iba a participar en las pocas oportunidades que daba el Museo de Louvre? Realmente algo había bloqueado la mente de la artista de veintitrés años y Olive lo sabía.

Across ParisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora