8
Astrid sonrió recordando el trato hecho con Connor Hurst. Solamente escucharlo hablar derretía por completo su corazón y pensamientos. Había sido una tarde agotadora para ella y nada podría motivarla más que poder tomar una taza de té con aquel hombre. Asintió mientras él se limitaba a pasar sus largos dedos por su cabello.
—Me encantaría, señor Hurst.
Connor alzó su vista, y le regaló una ligera sonrisa.
Dios, a este hombre le encanta sonreír, al parecer.
—Bueno, señorita Portinari. ¿Le gustaría ir después de que esto finalice? Digo, solamente si puede porque puedo esperar hasta que esté completamente disponible—dijo lento, como si las palabras le pesaran cada vez que salían por su boca.
Los ojos de Astrid se dirigieron sin disimulo alguno hasta los labios del hombre, el cual revisaba su celular un poco apresurado. Marcó un número en su Iphone y luego comenzó a hablar con un inglés demasiado despacio para sus oídos. Mientras hablaba, admiraba Louvre impresionado del interior. El museo era simplemente un sueño.
Agradeció, educadamente y finalizó la llamada, seguido guardó su celular en sus vaqueros. Inhaló haciendo que su cabello se moviese, ligeramente.
—A las nueve en punto estaré completamente, listo. ¿Le parece a esa hora? —asintió, mientras arreglaba su cabello—, me parece excelente. Mientras usted retira sus fotografías, yo hablaré con los jueces y posterior estaré listo a las nueve—explicó su plan—. Señorita Portinari, estoy muy emocionado por conocerla. Es usted una muy buena persona, por lo que he podido apreciar.
—Gracias.
—No, gracias a usted. Bueno—miró su reloj—, tengo que irme. La espero a las nueve en punto, señorita Portinari.— Guiño un ojo hacia Astrid y caminó hasta los demás jueces, dejándola sola y con miles de emociones indescriptibles.
Astrid se devolvió a su puesto en un paso realmente lento para lo que ella acostumbraba caminar. Se sentía realmente dichosa al saber que le había agradado a Connor Hurst. No podía realmente creer lo que estaba viendo o viviendo, el señor Hurst era realmente magnifico y muy apuesto, sin embargo sus cerebro le decía que tenía que mantenerse alejada de aquel hombre.
De un momento a otro sintió los brazos de Rylie sobre ella, abrazándola con furor.
—Dios mío, quede impresionada cuando explicaste tus fotografías. Kyler tiene mucha razón sobre ti, querida Astrid. Eres una fotógrafa de lo más dedicada, y no se ve todos los días a alguien como tú.
—Gracias, de verdad Rylie. ¿Cómo estuvo tu evaluación? —La rubia se separó de inmediato de Astrid, con un semblante decepcionado.
—Al parece, el fracasado de John Allamand se enteró de que era la hermana menor de Kyler y todo empeoro, literalmente.
—Sé a lo que te refieres, Rylie. El señor Allamand jamás ha sido el hombre que evalúa sin interferir con sus sentimientos. Se estaba esforzando por todos los medios para no dejarme mostrar mis fotografías , luego me enteré que Connor Hurst también era un juez... Dentro de los que iban a evaluar y decidí mandarle algunas fotografías...
—¿Connor Hurst? Astrid, cariño, no estarás hablando del mismo Connor Hurst que se presentó hoy, ¿verdad?
—¿De quién más estaría hablando?
—Eres una suertuda, Astrid Portinari. —Rylie bromeó mientras ayudaba a Astrid con las fotografías.
—¿Por qué? — sonrió, con inocencia.
ESTÁS LEYENDO
Across Paris
RomanceVivir en París tiene sus complejidades, sobre todo para Astrid, una novata fotógrafa, la cual dedica la mayoría de su tiempo en sacar fotografías por todo París. Las oportunidades nunca han jugado bien con Astrid, siendo rechazada en varias partes a...