27
El viaje de regreso a París fue bastante silencioso y hasta un poco aburrido, algo que a Astrid la inquietó por momentos. Acomodó su cabello a un lado de sus hombros y prosiguió observando el atardecer por la ventana del auto, con una diversidad inmensa de colores que la emocionaban. Volteó hacia todos lados en busca de alguna cámara para así poder capturar la maravillosa imagen del cielo. Observó la cámara Canon de Harry, pero decidió no tomarla y voltear en otra dirección.
—¿Quieres fotografiar algo, Astrid?
—No—mintió.
—No me mientas—advirtió—. Te lo estoy preguntando, ¿quieres fotografiar algo? Puedo detener el auto para que fotografíes en paz, no tengo ningún inconveniente, amor.
Ella asintió, tímidamente.
A los segundos el auto de Connor fue estacionado a un lado de la carretera. La joven sonrió alegre, girando su cabeza para así observarlo mejor. Se acercó curiosa hacia los labios de Connor, besándolos abruptamente, dejando al hombre con más deseo de acariciar sus labios contra los de ella.
Astrid bajó del auto con una maravillosa sonrisa estampada en su angelical rostro, encendió la cámara alzándola hacia el cielo y capturando unas tantas imágenes. Los colores que poseía el cielo en esos instantes iban desde el rojo hasta el violeta, con degradados que parecían haber sido coloreados con acrílicos. Sintió unas manos posarse por detrás de ella, envolviendo sus manos alrededor de su cintura.
—Aparta tus manos de mi cintura, Connor—susurró Astrid, apartando la cámara de su semblante y volteando hacia el encantador hombre que la miraba fijamente.
—¿Por qué debería hacerlo? —preguntó, con una voz tan ronca y seductora que estremeció por completo a Astrid.
—P-porque te lo estoy pidiendo amablemente—respondió, cerrando rápidamente sus labios.
—Yo creo que podrías pedírmelo de otra forma, tu sabes perfectamente a qué me refiero. —Sus labios se trasladaron rápidamente hacia la oreja de la morocha, besando el lóbulo de su oreja haciendo que ésta cerrase sus ojos.
—Estoy hablando enserio.
—Yo también.
Continuó besando su oreja y comenzó a descender cuidadosamente por su cuello en dirección a sus hombros. Estaba incitándola para que lo besara, pero Astrid quería saber hasta dónde ella era capaz de resistirse. Se estaba poniendo un desafío, no besar a Connor a pesar de las múltiples sensaciones que estaba sintiendo. Aquellos pensamientos se desvanecieron cuando los sabrosos labios de Connor comenzaron a succionar la piel, haciendo que un gemido saliese de sus labios.
—Ugh, te odio—dijo, acercándose hacia sus labios y besándolos con desesperación, formando una traviesa sonrisa en el semblante de Connor.
El hombre la apegó más a su cuerpo, aferrándose mejor de su cintura, mientras la seguía besando. Astrid tomó con decisión de su nuca para aferrarlo más a sus labios y así continuar mezclando sabores y respiraciones. La había engañado, había sido un buen truco, y claramente había caído. Pero como se decía: La mejor manera de librarse de la tentación es cayendo en ella. Y aquello era una prueba cierta.
—Yo no te odio, belleza. Lo sabes perfectamente.
—Me manipulaste te la peor forma posible—balbuceó, mordiendo juguetonamente el labio de Connor.
—Por favor, basta con esas jugadas, Astrid—gimoteó, acunando sus mejillas entre sus manos—. ¿Pudiste sacar las fotografías necesarias?
—¿Tú que crees? —preguntó, sarcásticamente, más crudamente de lo que esperaba—. Lo siento.
ESTÁS LEYENDO
Across Paris
RomanceVivir en París tiene sus complejidades, sobre todo para Astrid, una novata fotógrafa, la cual dedica la mayoría de su tiempo en sacar fotografías por todo París. Las oportunidades nunca han jugado bien con Astrid, siendo rechazada en varias partes a...