17
Si no hubiese sido porque Colin estaba aferrándose de la muñeca de Astrid, probablemente ella hubiese corriedo lejos de la cafetería. Gracias a los hábiles dedos y buenos reflejos que tenía Colin seguía allí, entre Claire y Rhiannon, las cuales atónitas contemplaban la escena.
La irregular respiración de Astrid asustó a Colin lo bastante como para alejar de a poco los dedos de su muñeca.
Estaba asustada, no quería perder su larga amistad que tenía con Colin, sin duda la más fuerte que había tenido durante un largo tiempo. Inhaló fuerte, sintiendo el aire ingresar a su pulmones.
En ese momento ambos temían de algo, perderse; perder la amistad.
Claro que Astrid quería hablar con él, quería que le explicara una cosa: ¿Por qué gustaba de ella? y ¿Hace cuánto lo hacía? No podía ser egoísta, necesitaba escuchar lo que Colin tuviese que decirle. Lo quería demasiado y perderlo sería una de los peores errores que podría cometer.
—Rhiannon... Necesito irme.
Tomó de la mano de Colin para que la acompañase a buscar su bolso y luego salir de la cafetería, siendo despedidos por los constantes gritos de Claire hacia ambos. Podía presentir el rostro de Claire rojo de furia y la pequeña vena de su frente sobresaliendo. Rió entre dientes mientras balanceaba su mano junto a la de su amigo.
«Pensé que reaccionaría peor. Que me gritaría y se iría»
—Astrid, quiero explicártelo—le dijo, Colin.
Ella solamente asintió y separó su mano que estaba junto a la de Colin, para desplazarlas hasta sus hombros abrazándolo con fuerza. Colin movió sus manos hasta la cintura de su amiga y la apegó con fuerza hacia su cuerpo, nervioso y melancólico. Sintió el exquisito aroma que tenía Astrid; pomelo junto a su perfume de Chanel, siempre olía maravilloso. Se separó de ella y acarició sus cejas con cuidado, bajando por sus pómulos hasta la comisura de sus labios, perdido.
Astrid sintió como las lágrimas se acumulaban detrás de sus párpados y mordió el interior de su mejilla reprimiendo un sollozo. Soltó un suspiró gastado, haciendo que le doliese la garganta, sintiendo como se estrujaba y apretaba.
—Claro que quiero tus explicaciones, Colin. No quiero perderte, me dolería demasiado perder a la única persona que de verdad ha estado junto a mí en todo momento de mi vida—dijo, dejando ir un sollozo de sus labios.
—Yo tampoco, Astrid. Te quiero demasiado y no me gustaría perder nuestros años de amistad, por eso quiero hablar contigo. Quiero explicarte todo, pero por favor vamos a un lugar tranquilo y no en medio de la calle, ya ha sido suficiente el drama —sugirió entre risas, Colin.
Astrid sonrió, tomando esta vez del codo a su amigo y caminando hasta su departamento. Era cierto, perder a Colin sería algo como perder la otra mitad de ella y a la única persona que realmente la había apoyado en todo, y claro, no la ha defraudado ni mentido; tal vez una que otra mentira, pero nada grave. Al final del día le decía la verdad.
* * *
Le entregó una taza de té, en la misma taza de siempre y del mismo sabor. Miró todos sus movimientos cuando se dirigió hasta el sillón, depositando suavemente el delicado objeto sobre la mesa de madera y sentándose de la misma sobre la reconformadle superficie. Su mirada estaba inclinada, por lo que podía ver perfectamente sus pies y el hermoso tapiz color beige que Astrid tenía hace tiempo. Estaba recostaba en el umbral de la cocina viendo a su amigo con interés y preocupación —para su mala suerte—. Se acercó a su lado bebiendo de su té helado, mirándolo de reojo.
—Estoy preocupada —finalmente habló—. ¿Podrías explicarme todo esto, por favor?
Colin movió las manos hasta su rostro, exasperado. Asintió lo mejor que pudo y volteó a ver a su amiga.
—Astrid, primero quiero que sepas que eres una de las personas más importantes en mi vida, para ser sinceros, y no quiero perder tu amistad porque es demasiado valiosa para mí. —Su mano ahueco la mejilla de su amiga mientras acariciaba ésta con su dedo pulgar—. Quiero aclarar que este sentimiento de gustar es algo muy grande, por lo que diré que solamente siento atracción hacia ti, sencillo.
Las mejillas de Astrid se tornaron de un color carmesí y en ese mismo momento, Colin apartó la mano de su rostro avergonzado, sin saber porqué.
—Esto es algo, muy extraño.
—Lo siento, pero tenía que decirte esto. Hace años acordamos decir la verdad y nada más que la verdad, para que fuese una buena amistad. Y para eso, tuve que contarte esto.
—Esta bien, Colin. Me alegro que confiaras en mí.
—Siempre te confiaré todo de mí.—Murmuró cabizbaja, jugando con sus dedos—. Además, quiero que te sepas que estos sentimientos son recientes, no es algo que viene hace tiempo. También que Alisa me ha dicho que era algo pasajero.
Astrid soltó brutalmente el aire que retenía en sus pulmones, aliviada.
—Pero, Colin, pensé que gustabas de Olive.
—No, Dios mío. No puedo negar que la encontraba atractiva, pero... No quería algo con ella, realmente. Luego comenzó a ponerse muy terca y distante, hablé con ella en la Universidad, mientras le comentaba tu "molestia" de hace unos días.
—Extraño, Olive no suele ser así por lo general.
—Lo sé, pero no me importa. No estamos hablando de Olive ahora.
Rodeó los ojos mientras bebía lo último que quedaba de líquido en su vaso, mientras golpeaba este con su dedo índice, pensando. Quería que Colin apartara esos sentimientos de ella, ya que su relación de amigos se vería complicada, nada sería igual y era algo que no quería que pasara.
Recordó que haría el día de mañana; tenía que asistir a Louvre. Farfulló en su mente, pensando en que haría. Solo faltaban unas horas para que fuese jueves y quería estar preparada y preciosa para mañana, por supuesto que llamaría a Olive para que la ayudara con eso. También iría su nueva amiga, Rylie con la cual tendría que hablar, obviamente.
—Rylie—dijo en un susurro.
Sonrió maliciosamente, mirando en dirección a su amigo, el cual estaba mirando a todos lados preocupado de la maligna sonrisa que tenía Astrid.
—¿Qué ha sucedido, Astrid?
—Se perfectamente que hacer para apartar esos sentimientos, querido Colin.
—Tu fais peur à moi (1), de verdad, Astrid. Y, ¿qué pasará con Connor Hurst? Mañana lo verás nuevamente.
—Lo sé, y necesito que escuches lo que haremos.
Astrid hablaba por segunda vez dejando escapar un suspiró al terminar. Quería que Colin aceptase su idea; era algo inmadura, pero quería hacer algo al respecto con Connor Hurst, hace bastante que no hablaban y con suerte cruzaban que otro mensaje. La última vez que se había encontrado con él había sido en la cafetería, en la cual trabaja y -para su mala suerte- había sido un horrible encuentro; Connor Hurst iba en ese momento acompañado de una hermosa chica «Seguramente su novia » pensaba Astrid.
Luego de insistir alrededor de cinco a siete minutos, Colin aceptó con una condición: El plan se detendría cuando él quisiera. Una condición que hizo bufar y lanzar maldiciones en italiano y francés, para luego cruzar sus brazos y calmarse. Al fin y al cabo había aceptado ayudarla.
Estaba preparada para mañana, sería un perfecto día... demasiado perfecto.
+ + +
1. Me estás asustando.
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Across Paris
RomanceVivir en París tiene sus complejidades, sobre todo para Astrid, una novata fotógrafa, la cual dedica la mayoría de su tiempo en sacar fotografías por todo París. Las oportunidades nunca han jugado bien con Astrid, siendo rechazada en varias partes a...