Capítulo 3. Soñadora

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"Los sentidos se despiertan por completo al percibir las vibraciones de dos almas conectándose".

Es domingo y no quiero salir de la cama, me estiro entre las sábanas aún siento sus besos sobre mis labios, pero debo pensar con la cabeza fría porque fue un beso y nada más. Mi nana llama a la puerta.

—Pasa nana —entra y en sus manos tiene una charola con desayuno.

—¡Buenos días, mi niña! ¿Te desperté? —deja la charola a un lado de mi cama y se sienta.

—Claro que no. ¡Buenos días! ¿Qué hora es? —siempre es tan cariñosa.

—Las 7:30 a.m. Por fin descansaste como es debido, ¿cómo te fue anoche? —con ella no tengo secretos, sabe todo de mí.

—Muy bien, sabes nana... me gusta mucho, pero aún no sé qué terreno estoy pisando con él. No lo conozco y parece demasiado hermético.

—Mi niña, sigue el consejo de esta vieja y ve despacio con él —me siento rápido en la cama y tomo el zumo de naranja que, por cierto, está delicioso.

—No te da confianza, ¿cierto? —asiente y arruga su frente.

—No digo que sea mala persona pues yo tampoco lo conozco, pero se ve que tiene experiencia y tú mi niña no te diste el tiempo para eso. Tus dos fugaces noviazgos fueron más bien como amistades —acaba de describir mi vida sentimental en cinco segundos.

—Tienes razón, iré despacio... ¿nana? —tengo que decírselo, es de las pocas personas que me entiende.

—Sí, mi niña —su tono es el de (ya cuéntame).

—Nos besamos y me gustó lo que sentí, pero no quiero meterme en problemas —devoro mis huevos revueltos, están deliciosos.

—No te preocupes, no te adelantes y espera —pasa su suave mano en mi mejilla y me ve con sus ojitos dulces.

—¡Gracias, por siempre estar para mí! ¡Te quiero! —le doy un abrazo y me trasmite esa energía que solo ella sabe darme.

—Te quiero —se levanta con la charola y sale.

A las 10 a.m. He quedado con Beto, soy voluntaria en su refugio para animales y hoy hay una actividad de vacunación gratis y donaciones. Me pongo la camisa que mandé a hacer para el refugio, he donado 200 camisas para poder venderlas y recaudar más fondos el día de hoy. Un domingo al mes estoy de voluntaria todo el día y por supuesto hago mi aporte económico para la sostenibilidad de este hermoso proyecto.

Voy por el pasillo cuando me encuentro a mi primo Guillermo, le doy un abrazo enorme.

—¡Qué alegría tenerte de vuelta! —le quito el sombrero y le alboroto el pelo.

—¿Cómo marcha todo por aquí Titi?, acabo de ver los libros y no cambias, cada año eres más perfeccionista, ningún error —exagera como siempre.

—¡Ya vas a comenzar Memo! —le digo cruzándome de brazos.

—Es en serio, todos en esta hacienda tienen miedo de equivocarse contigo, hasta yo sufro de ansiedad —lo dice burlándose y le doy un golpe en el brazo.

—¡Ooouuch! Pegas fuerte Edith —se queja sobándose el brazo.

—¡Yaaaa, no seas llorón! —me río, desde niños somos así.

—¿Participarás en el desfile por la tarde? —pregunta dudoso.

—No Memo, Azul se está recuperando y no quiero exponerlo —pone su mano en mi hombro.

Torbellino de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora