Capítulo 9. ¿Lo amas?

2.6K 147 2
                                    

"Todo el sufrimiento y dolor que sentimos a lo largo de la vida nos lleva a un solo destino. Ese destino dependerá si la elección es amor o rencor".

Me carga hasta su auto y mamá viene con nosotros. Es una escena algo extraña, pero él es muy atento. Me pregunto si será así su forma de ser. ¿¡Qué rayos estoy pensando!? Él es médico, tiene que ser así con todos sus pacientes.

     —¿Está bien así el aire acondicionado? —nos pregunta a las dos.

     —Sí. De verdad disculpas por todo los inconvenientes doctor —me ve rápidamente como si no entendiera lo que le estoy diciendo.

     —Sí, doctor. Es usted un ángel y gracias nuevamente por toda su ayuda —él le da una sonrisa a mamá por el retrovisor.

     —A las dos, mi nombre es Armando no me digan doctor y para mí ha sido un placer poder servirles. No ha sido inconveniente. Además, no me quedaré tranquilo hasta que tú Edith estés completamente sana. Yo me encargaré de ello —su voz cada vez me gusta más. Me fijo en sus manos, son grandes y bonitas.

En el camino, mamá le cuenta de todos los percances que sufrí cuando era pequeña. Él está completamente entretenido escuchando y riendo por cada cosa. Sus dientes grandes y perfectos más el sonido que hace al reír es tan sexy, ¿cómo puede estar soltero?, ¿y si es gay y su amigo es su pareja? No había pensado en eso. A lo mejor se vinieron de México para poder vivir su romance lejos y tranquilos.

     —Te cargaré para ponerte en la silla de ruedas Edith —no me había dado cuenta de que hemos llegado al hospital. Me perdí en mis pensamientos.

Desde que entramos se nota que él es el líder, todos lo ven con mucho respeto. Las doctoras y enfermeras, además de eso lo ven como si quisieran comérselo. Las hormonas se sienten por todas partes. El ortopeda me atiende y él no se separa de mi lado.

Ya es casi de medianoche. Luego de un tiempo más han terminado conmigo. Mamá y Guillermo se están encargando de pagar y llenar unos formularios. Estoy en la camilla esperando cuando entra una doctora muy bonita; de piel canela con una coleta alta, su cabello es liso, usa lentes grandes y un poco de lipstick rojo en sus labios. Me observa de manera extraña como si tratara de averiguar quién soy sin preguntarme.

     —¿Lista para ir a casa? —pregunta amablemente.

     —Ujum, tendré que acostumbrarme a usar muletas —respondo señalándolas.

     — Es fácil, ya verás cómo rápido te adaptas —sigue viéndome intrigada.

Entra Armando y la saluda de manera fría. Rápidamente pone toda su atención en mí. El rostro de la doctora cambia de inmediato al verlo. Sus ojos brillan y sus mejillas están rosadas.

     —¿Qué tal la jornada del día de hoy doctora Isabel? Luce algo cansada —le habla mientras revisa mis muletas y mi férula.

     —Estoy exhausta doctor, pero contenta. La última operación de Mili fue un éxito y su boca luce perfecta —habla muy apasionada.

     —Cuánto me alegro, esa es una excelente noticia. ¿Estuvo Miguel en la operación?  —le habla con demasiada formalidad. Se nota que no le interesa.

     —Sí, todos reímos con él esas dos horas, ¡es único!  —él se ríe y al fin le da una mirada.

     —El alma de las salas de cirugía —expresa contento y luego me ve fijamente —. Y usted señorita, ¿está lista para ir a casa? Sigue mis indicaciones al pie de la letra. Estaré yendo a verte. ¿Has utilizado muletas antes o será tú primera vez? —toma las muletas y me las acerca. La doctora tiene cara de asombro.

Torbellino de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora