Miguel regresaba agotado del hospital, vio su reloj y ya era casi media noche, estacionó el coche y entró a la casa. Marcia y Rebecca lo esperaban en la sala de estar, ¿acaso esas mujeres no dormían?, pensó.
—¡Buenas noches! Marcia, Rebecca que grata sorpresa tenerlas por aquí —fingió asombro, saludándolas con un beso en la mejilla.
—¡Hasta que te vemos! Llegamos ayer en la noche y no estabas —reclamó la madre de Armando, analizaba la manera sacarle información.
—Estaba de turno y salí hasta hace poco —respondió mientras caminaba al área del bar para tomar un brandy, ellas lo siguieron.
—¿Nos sirves uno? —pidió Rebecca sonriente.
—¡Por supuesto! ¿Puedo saber por qué están desvelándose? —colocaba la bebida en los vasos.
—¡Esperando al ingrato de tu amigo! —exclamó Rebecca.
—Entonces deberían prender una fogata —reía mientras les servía los brandys, Rebecca lo miró confundida.
—¿Tiene turno en el hospital hoy? No entiendo ese afán de ustedes por trabajar como si murieran de hambre, ¡son millonarios, por Dios! —exponía Marcia tomando elegantemente su brandy.
—Pues eso se llama "hacer lo que uno ama" y sí, esta de turno. Así que, no lo esperen —Rebecca hizo un puchero de decepción.
—Miguel, la mujer con quien Armando mantiene una aventura; ¿Es doctora? ¿Trabaja contigo en el hospital? —Marcia iba directo al grano y con Miguel no tenía por qué fingir.
—¡No tengo idea de que me hablas! —dijo disfrutando de la escena.
—¡Por favor! Solamente quiero asegurarme de que no se haya metido con cualquier mujer. Además, con Rebecca aquí debe mostrar un poco de respeto —sí que estaba loca, pensó Miguel.
—Marcia, tu hijo es dueño de su vida. Es él quien toma las decisiones, ya lo sabes y las dejo porque muero de sueño —se fue dejándola con la palabra en la boca, caminanó a prisa a su recámara.
—¿Le crees que esté de turno? Yo creo que esta con esa mujer —aseveró Rebecca muriendo de celos.
—No lo sé, pero mañana indagaré con la servidumbre de quién se trata, tú tranquila —terminaban de beber su trago.
"La Cabaña"
Edith se miraba en el espejo del baño, se puso un pijama de seda color negro muy sexy, su amiga Renata se la compró de emergencia: consistía en un short que parecía más bien un cachetero y una camisa de tirantes un poco transparente de los pechos; se cepilló su pelo, se puso un perfume y brillo en los labios, pensaba torturar un poco a Armando. El enojo ya se le había pasado y, además, no iba a desperdiciar esta noche con él.
Armando estaba recostado en la cama únicamente con su bóxer Calvin Klein color gris ajustado a su cuerpo, parecía modelo de revista en esa posición. Chateaba con Miguel por WhatsApp preguntándole acerca de la hacienda y el hospital, los mensajes de Rebecca y su madre los ignoró como siempre. Miguel le comentó del interés de las dos por saber quién era la mujer con quien tenía una relación, por lo demás, todo marchaba sobre ruedas.
Edith salió del baño tranquilamente, pasó frente a la cama con su andar seductor, Armando no parpadeaba siguiendo cada uno de sus movimientos: sacó de su bolso un cargador, seguía sin decir una palabra; conectó su celular y comenzó a responder mensajes.
Armando media el terreno no quería molestarla más, pero, así como se veía le era imposible no desearla, trató de acomodar su erección. Edith contestaba mensajes, no lo miraba; después de un rato dejó el celular a un lado y bebió un poco de agua de la mesa, se dirigió a la cama acostándose su lado boca abajo sin arroparse.
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Torbellino de amor
RomanceEdith es una mujer joven dedicada a su familia y a su hacienda. Nunca le intereso conocer el amor, sin embargo, cuándo este toca su puerta no imaginó que su vida se convertiría en un torbellino. Armando es un médico prodigio y millonario, pero el a...