Capítulo 10. En sus brazos

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Siete de la mañana y heme aquí, encontrando la manera de lavarme el cabello, esto es realmente desesperante. Con esta férula es muy complicado y estoy a punto de estallar, mejor buscaré ayuda y pienso en Lucía, me pongo mi bata de baño, agarro mis muletas y salgo a buscarla a su cuarto.

No está, camino hacia a la sala y la veo jugando con los niños tan cariñosa, es una madre increíble.

—Oye Lu —voltea a verme —¿podrías ayudarme a lavarme el cabello?, estoy a punto de volverme loca.

—Claro que sí Titi, ¡Clementina ven, por favor! —le pide que cuide a los niños un rato.

—Vamos loquita —entramos al baño, me meto una hojita de menta a la boca.

—Ahora siéntate en el suelo, pon tu cabeza en la orilla de la bañera y relájate —pone algo de música en su celular.

—¿Qué canción es? —me gusta.

—Se llama "Cool Out" de Matthew E. White, ¿te gusta? —me moja el cabello.

—Sí, mucho Lu, ¿recuerdas lo que pasó con Raúl? —me masajea la cabeza con el shampoo, se siente tan bien.

—Es un idiota Titi, cada vez que lo veo quiero golpearlo —el agua esta tibia.

—Lo sé, a Renata le pasa lo mismo, pero sabes algo cada día que pasa me siento mejor sin él —se aclara la garganta.

—Quiero contarte algo, pero no te enojes —suspira —hace dos días fui a comer con mis amigas y llegó él con Mariana al mismo restaurante —eso me termina de confirmar todo.

—¿Por qué me lo dices hasta ahora Lu? —le reclamo.

—No lo hice antes porque no quería lastimarte, pues yo sé lo que se siente —en sus ojos aún hay tristeza.

—No te pongas triste, Memo te ama con su vida y estoy segura de que ese fue el mayor error que ha cometido, yo lo vi llorar noche tras noche no comía, no dormía, pensamos que enfermaría —continúa poniéndome el acondicionador.

—Lo sé, yo lo pase peor lo amo, es el amor de mi vida y corrí el riesgo de perdonarlo, gracias a Dios no me equivoqué.

—No siento eso por Raúl, no siento que deba perdonarlo y a decir verdad ya no me hace falta para nada, ¿cómo pude superarlo tan rápido? —ella medita su respuesta.

—Pues te diré que yo te vi ilusionada, más no enamorada Edith el amor es otra cosa y muchas veces irracional, pues no entiendes como puedes necesitar tanto a una persona y que su felicidad sea la tuya también —me dejó sin palabras.

—Exacto, estaba ilusionada más no enamorada y ahora estoy convencida de eso —le digo poniéndome la toalla en el pelo.

—Cuando te enamores lo sentirás desde lo más hondo de tu ser, saldrá como un torbellino que no podrás parar —ella sí que está enamorada.

—¡Eyyy no me asustes! —nos reímos, le doy las gracias y sale para que termine de asearme.

Mientras me visto, hablo con Beto sobre los caballos de la hacienda lo tengo en altavoz, me pongo un vestido jean por la rodilla, una camiseta rosa por dentro y mi zapatilla deportiva blanca, es raro ponerme solo una.

—Bueno Beto de acuerdo, cambiemos de herradura la "Diamante" se escucha bien, confió en ti —me siento súper cómoda, arreglo un poco mi cabello y cubro mis ojeras con maquillaje, prosigo poniéndome rímel y brillo en mis labios.

—No te arrepentirás Titi, es la mejor —cojo mis muletas.

—Te llamo luego, iré a desayunar —cuelgo la llamada y salgo a la cocina, abrazo a mi nana y platicamos un rato, cuando termino de comer me voy al despacho a revisar las finanzas y pedidos.

Torbellino de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora