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—Changbin hyung, ¿crees que mi padre se enoje si adopto un conejito? —la pregunta fue hecha por Felix, mientras terminaba de comer lo último de su helado.

—¿Para qué querrías un conejo? —preguntó bruscamente el chico.

—Para tener compañía... —el menor agachó la cabeza al momento de responder.

—No necesitas compañía, debes acostumbrarte a estar solo, ya viste lo que pasó hoy —espetó Changbin.

Felix mantuvo su cabeza hacia abajo y un puchero se formó en sus labios al haber recibido las duras palabras del mayor. Changbin lo observó en ese momento un poco decepcionado consigo mismo, se había prometido no ser tan cruel con el chico, y sin embargo hacía esos comentarios demasiado seguido.

—Mira, una tienda de juguetes, busca un conejo de peluche ahí —dijo para quitarse el peso de la culpabilidad, apuntando con su dedo la tienda que había visto.

—¡Bien! Acompañeme hyung —Felix comenzó a tirar del brazo a Changbin para que entrara con él al lugar.

—Agh, no me arrastres a esto —se quejó, a pesar de que ya estaba dentro de la tienda, con un sonriente Felix.

Para Changbin podía ser un día en descenso, es decir, de mal a peor. Sin embargo para Felix era el mejor día desde que había llegado a Corea, ya que de forma no tan inesperada el pequeño no guardaba resentimiento hacia el comportamiento tan frío y duro que tenía su mayor con él, Felix era inocente, piadoso y cariñoso.

—Tu nombre en coreano es Yonbok, ¿verdad? —Changbin le preguntó al chico a su lado, viendo cómo este miraba los peluches esponjados con entusiasmo.

—Síp, pero no es muy lindo que digamos... —se excusó el niño, dejando el juguete que tenía en la mano en su lugar correspondiente.

—¿Crees que no es un nombre lindo? —al preguntar esto, Changbin recibió una afirmativa con la cabeza de parte contraria— sinceramente creo que es un nombre adecuado para ti, no lo sé, encuentro que de algún modo es un buen nombre...

Los ojos de Felix en ese momento parecieron iluminarse al recibir ese cumplido sobre su nombre coreano.

—¿Usted cree, hyung? —cuestionó con entusiasmo.

—Un poco —Changbin en ese momento se arrepintió de haber sido tan considerado—. Mira, este peluche de conejo está lindo, ten —se lo pasó de manera un tanto brusca al menor, el cual lo recibió con una gran sonrisa.

—¡Sí! Llevemos este, porque Changbin hyung lo eligió para mí —tomó el brazo ajeno y apoyó su cabeza ahí.

—No lo elegí para ti, solo pensé que era lo que buscabas —intentó quitar a Felix de su brazo.

Ambos chicos se acercaron a la caja y al ser Changbin el mayor, decidió ser él el que hiciera la compra, con la tarjeta que Felix le había pasado y la cual el niño podía ocupar a su antojo. Salieron del local de juguetes y Felix no podía aguantar su emoción y felicidad, por esto mismo se encontraba saltando y sonriendo animadamente. El chico mayor por supuesto se extrañó de su comportamiento, ¿cómo ese niño podía ser tan feliz con algo tan mínimo como un peluche? Después de todo él quería un conejo de verdad y no uno de juguete, sin embargo ahí estaba, saltando y regocijandose con el objeto.

—Vamos, Jaebeom nos espera en el estacionamiento —dijo para que Felix lo siguiera hasta una calle con unas cuantas personas allí.

El lugar en el que se encontraban era un lugar central, en el que estaban la mayoría de tiendas y lugares en los que la gente pueda gastar su dinero, en ese mismo momento se hallaban en una calle con pequeños locales callejeros, que en su mayoría vendían comida de distintos tipos. Para llegar al lugar en el que estaba estacionado Jaebeom con el auto, debían recorrer todo ese lugar.

—Hyung, ¿podemos comprar un poco de comida para Jaebeom hyung? —preguntó mientras observaba los locales.

—¿A Jaebeom? —Changbin se sintió un poco fuera de lugar al oír que el menor quería comprarle comida a su compañero, aunque no quería aceptar que le golpeó el orgullo, porque se supone que él era su guardaespaldas, no Jaebeom.

—Sí, debe de tener hambre —dijo con simpleza— ¿también quiere comer algo, hyung? —preguntó esta vez mirando a Changbin.

—No, pero podría comer algo de todas formas —contestó encogiendose de hombros.

—De acuerdo —Felix sonrió y apuntó un negocio que tenía algo que él conocía únicamente como sushi— ¿Puede ser algo de eso?

—Sí, ¿sabes qué es? —preguntó al darse cuenta que el chico miraba con intriga la comida, recibiendo una negativa con la cabeza— Eso es Kimbap, es algo así como el sushi coreano, ¿quieres comprar tu?

—¡Sí! —festejó feliz, sin embargo se detuvo a pensar— ¿puedo comprar con la tarjeta? —la duda lo había hecho girar su cabeza.

—No, solo se puede con efectivo, ten, esta vez invito yo —seguido a esto le hizo entrega de una cantidad de dinero no tan grande, pero si la suficiente para comprar la comida deseada—. Te vigilare desde aquí, no te mezcles tanto con la gente, puede ser peligroso.

Felix respondió con "sí" alegre y corrió hasta el carro que estaba vendiendo el famoso Kimbap, llamándole la atención de lo que estaba hecho, ya que era medianamente diferente al sushi tradicional que él conocía. Changbin mantuvo su mirada pegada al pequeño, ya que, si bien no le habían informado de alguna amenaza rondando por la ciudad, era bueno que se mantuviera alerta por cualquier cosa. Su teléfono sonó en ese momento y decidió contestarlo por sí acaso, aunque le pareció extraño que fuese un número desconocido.

—¿Sí, diga? —Changbin frunció el ceño, mirando a su alrededor, ya que del otro lado se oía un poco de eco, así que pensó que podría ser alguien cerca de él.

Se giró nuevamente y decidió colgar la llamada, porque nadie contestaba. Para cuando su mirada se devolvió hasta el local en el que estaba Felix, todos sus sentidos se helaron, el menor no estaba ahí ni en ningún otro local cerca de ese.

—¿Felix? ¡Felix! —se acercó al local a pasos agigantados y rápidos— ¿Dónde está el niño que estaba comprando aquí? —preguntó con los ojos muy abiertos.

—No lo sé, han venido a comprar muchos niños.

—Era un niño... —Changbin se arrepintió en ese momento de no haber detallado mejor la apariencia de Felix ese día, pero recordó un detalle primordial— Un niño con pecas, por casi toda la cara, y dientes como los de un conejo.

—Oh, si, recuerdo que un chico que dijo ser su hermano se lo llevó a rastras, al parecer el pequeño se le había escapado —respondió ahora la mujer recordando lo sucedido.

—¡Mierda! Lo siento, muchas gracias —se disculpó y agradeció a la señora que se había exaltado por el grito del chico.

Sin dudar en sus pasos se puso a correr por la calle, tratando de ver, inútilmente, si podía encontrar a Felix en algún lugar del concurrido lugar. Changbin en ese momento se hallaba con el corazón a mil por hora y definitivamente no sabía si su suerte era buena o mala, al encontrar el conejo de peluche tirado a la entrada de lo que parecía ser una calle vacía y medianamente oscura, como si fuese parte de la escenografía de una película de terror.

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Buenas! No puedo creer que no haya actualizado desde hacía tanto tiempo, en mi defensa no me había sentido bien, no sabía cómo continuar xD, pido perdón por eso.
Espero que les haya gustado y que estén muy bien <3 nos vemos en otra actualización

Mafia isn't Cute  [ChangLix] (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora