Familia

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Había sido un día terrible, más de lo que creía y de lo que estaba dispuesto a admitir....

Pero había mas cosas a las cuales tomarle importancia o al menos eso creía el, y curiosamente ese pensamiento le ayudaba a despejarse y no pensar en su casillero o los comentarios de los demas o de la casi asegurada paliza de parte de Todoroki.

-Llegue....

Susurro a lo bajo en cuanto llego a su hogar, un lugar pequeño, de paredes oscuras le dió la bienvenida. No era precisamente el lugar más alegre sobre la tierra, pero para el era suficiente y eso bastaba. Oboro solía decir que entrar a su casa se traducía a que la soledad te golpeara con fuerza en la cara, y no estaba muy equivocado que digamos.

Dejó su mochila en el sofá más cercano y empezo a caminar por los angostos y tranquilos pasillos de la casa, en cada pared habia un cuadro con una foto o pintura, a veces flores, en algunas otras paisajes y cosas así.

Su habitación era un pequeño lugar de la casa con paredes grises y descuidadas con unos pocos dibujos pegados en el lugar, un lugar estirado y muy bien arreglado sin casi cosas que te dieran una pista sobre la personalidad del muchacho que lo habitaba, ocasionalmente habia peluches y juguetes regados por el suelo.
Producto de su hermano menor, Hitoshi, un niño de unos siete años, quien aseguraba su madre, compartía la misma neurona  que él, aunque si le preguntaban, diría que no es así, Hitoshi era un niño de un corazón noble, que amaba y admiraba a aquellos que hacían el bien.
No era que fueran iguales, era que Hitoshi no sabía hacer amigos y ya.

Por unos segundos entró en confianza al estar en su habitación y empezo a quitarse el uniforme escolar, tarareando un poco aquella tonada que rondaba en su mente, una pequeña cancioncita que a ratos componía, unicamente a solas se atrevia a cantar.

Poco a poco empezó a dejarse llevar balanceándose de un lado a otro haciendo pequeños sonidos con lo que encontraba tratando de llevar un ritmo pertinente y bueno.

Si bien no tenía una voz angelical y armoniosa,  era una  voz tranquila y suave que a veces podía hacer que esta tomara tonos agudos o muy graves, sí, le gustaba cantar y la música, pero había un diminuto detalle en su fórmula, era bastante penoso.

Nisiquiera imaginaba un futuro como artista o musico como a veces lo planteaba Oboro, ¡por dios! si tan solo ponerse frente a la clase le hacía sudar, que no fuese tan obvio y no lo mostrase no quería decir que no lo sentía y ni hablar de lo mucho que odiaba a los medios de comunicación, simplemente no estaba echo para eso y ya.

-SHOUTA?! ESTAS AQUI?!

Escucho el escandaloso grito de su madre entrar de forma tranquila a la casa, cosa que lo hizo dar un brinco asustado. Por dios que los gritos de su madre eran perfectamente considerados contaminación auditiva.

-Si mamá...

Saludo con calma saliendo de su habitación con una ropa ligera que usaba para estar en casa, al salir fue recibido por un pequeño abrazo de parte de su hermano, normalmente al salir de la escuela el tenia que correr hacia la primaria para poder recoger a Hitoshi pero esta vez su madre se ofreció a ir por el, como una madre responsable lo haría, algo bastante raro.

-¿Como les fue?

Pregunto mientras seguía a su madre por la casa con una graciosa dificultad pues su hermanito seguía aferrado a sus piernas.

-oh? Nada en especial cariño solo quería ver como iba tu hermano.

-¿Fuiste a saber los chismes nuevos?

-Hace mucho que no hablo con las otras mamás no me juzgues- regaño esta vez la mayor a modo de reproche mientras acomodaba la diminuta mochila del menor empezando a relatar todo tipo de cosas que sus nuevas amigas le habian dicho.

Six Station [Erasermic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora