Capítulo 14

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—Hola... ¿Cómo te sientes, querida?— Articulé una sonrisa, disfrutando cada instante de su agonía. Era un deleite oscuro, un manjar que no podía resistir. La satisfacción que me brindaba su sufrimiento era como un vino añejo, intoxicante y embriagador.

—¿Cómo crees que me siento? ¿Acaso no es obvio?— Su estado era deplorable, un reflejo de la desesperación que había cultivado a lo largo de los años. Su piel, pálida y desgastada, contaba historias de noches sin dormir y de un tormento interminable.

—Yo te veo muy bien —le dije, dejando que el sarcasmo se deslizara como veneno en el aire—. Te he brindado una atención de primera, he sido una anfitriona excepcional. Mis palabras eran dagas, y cada una de ellas se hundía más profundo en su corazón.

Encendí un cigarrillo, dejando que el humo se enroscara en el aire, creando una atmósfera densa y pesada, como si el mismo ambiente se llenara de su sufrimiento. Me deleitaba en su dolor, como un artista que contempla su obra maestra, cada lágrima suya era una pincelada en mi cuadro de venganza.

—Por favor, Mikasa—suplicó, su voz quebrándose, un eco de su fragilidad—. ¡Ya basta! Ten piedad, por el amor de Dios. ¡Mira en el estado en que me tienes!— Gritó, su desesperación resonando en la habitación como un eco de su sufrimiento, un canto desgarrador que alimentaba mi sed de venganza.Esa palabra, "piedad", no existía en mi vocabulario. Ella merecía seguir sufriendo, y yo era la encargada de asegurarme de que así fuera. Cada instante que pasaba, cada quejido que escapaba de sus labios, era un recordatorio de su traición.

—¿Y tú conoces el significado de esa palabra?— le pregunté, con una sonrisa fría que desnudaba mi desprecio—. ¿Tuviste piedad alguna vez conmigo? ¿Cuando me dejaste caer en las garras de Zeke, o cuando me arrebataron a mi hijo?

Mis palabras eran veneno, y cada gota que caía en su corazón la envenenaba un poco más.Dejé escapar el humo del cigarrillo, mirándola con desprecio. Cada palabra que pronunciaba era un clavo más en su ataúd emocional, un recordatorio de que su sufrimiento era solo el comienzo de su condena.

—Perdóname, yo estaba de manos cruzadas—exclamó, su voz temblando entre la desesperación y la impotencia—. No tenía opción. Sus palabras eran un intento fallido de buscar redención, una súplica que caía en oídos sordos.Cubrió su rostro con las manos, intentando borrar las lágrimas que brotaban de sus ojos.

Pero no había nada que pudiera ocultar su miseria; era un espectáculo que disfrutaba demasiado. Me deleitaba en cada sollozo, en cada gesto de desesperación que se dibujaba en su rostro.

—Hmmmpftt, bien, te creo, quizás fue así, pero—hice una pausa, dejando que la tensión se acumulase, como un volcán a punto de estallar—¡No!—Tú le quitaste la vida a mi hijo y me entregaste a las mugrosas manos de Zeke. ¡Eres una de las culpables de todo mi sufrimiento!— Exhalé, la rabia burbujeando en mi interior como lava a punto de estallar, un torrente de emociones que amenazaba con arrasar con todo a su paso.

—¿No crees que ya me has castigado bastante?—dijo, su voz temblando, como si esperara que la compasión brotara de mí. Su esperanza era un espejismo, y yo disfrutaba de desvanecerla.Cualquiera que la viera habría pensado que esta mujer era una inocente palomita, tan frágil, tan indefensa. Pero yo sabía la verdad: era una serpiente disfrazada, y ahora estaba atrapada en su propio veneno. La ironía de su sufrimiento me llenaba de satisfacción.

—¿Crees que porque has quedado paralítica ya saldaste tu deuda?—se notaba su ingenuidad, y eso me irritaba aún más. Su dolor era un juego para mí, una danza macabra que disfrutaba en cada paso.

—Pobre de ti, Annie... Lamento decirte que mi sed de venganza aún no está saciada.Me gustaba venir a hacerle una visita de vez en cuando; mirarla me recordaba el pasado, me daba fuerzas y motivos para no perder el rumbo de mi venganza. Cada lágrima que caía de sus ojos era un recordatorio de lo que había perdido, y cada suspiro que escapaba de sus labios era un eco de su condena.

Dulce Venganza  (RIVAMIKA, ERWINMIKA, ARUMIKA, EREMIKA, REINERMIKA) Obra +🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora