Capítulo 22

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Dejé caer el condón usado en la ducha, sintiendo cómo el frío del azulejo contrastaba con el calor que aún ardía en mi piel. La mezcla de emociones era abrumadora; una parte de mí disfrutaba del momento, mientras que otra se debatía entre el placer y la culpa.

- Lame mis senos -ordené, observando su rostro inexperto. Era un lienzo en blanco, su mirada reflejaba una mezcla de deseo y temor que despertaba en mí un deseo incontrolable.

- Pero... -murmuró, la duda brillando en sus ojos como un faro en la oscuridad.

- ¡Pero nada! -grité, dejando escapar la frustración que había estado acumulando. No había espacio para dudas; solo quería sentirme viva, aunque eso significara jugar con fuego.

- Solo hazlo, marica -le dije, agarrándolo de la cabellera con firmeza. Su inocencia me excitaba; era un juego peligroso, pero me encantaba tener el control.

- Chúpamelas y masturbame, mocoso -agregué, sintiendo el calor de su lengua recorrer mis senos con avidez. Cada toque era un recordatorio de lo que había perdido y lo que anhelaba recuperar; el eco de pasiones pasadas resonaba en mi mente.

- Mmmmmmm, delicioso -respondió al introducir su dedo en mi entrada, llevándolo más adentro. Su inexperiencia era palpable, pero había algo en su entrega que me hacía perderme en el momento.

- Ahhh -gimoteé, apretando sus dedos en mis paredes vaginales mientras recordaba aquellos dedos expertos de un hombre que me había robado hasta el alma.

La confusión entre el placer y el dolor era abrumadora; cada caricia era una mezcla de lo prohibido y lo deseado.

- Sigue, sigue mocoso, compláceme-indiqué, presionando su cabeza contra mis pechos, ahogándolo en sensaciones. Le estaba dando todo lo que anhelaba, tal como Levi lo había hecho conmigo antes.

La explosión de sensaciones me recorrió y solté al muchacho, cerrando los ojos mientras lo guiaba nuevamente hacia mi hambrienta vagina.

Su lengua se movía con destreza; cada roce me hacía sentir viva y vulnerable a la vez.Escuché cómo su boca absorbía mi clítoris; lo estiraba y succionaba con una devoción casi desesperada.

Mis gemidos resonaban como ecos en la ducha, llenando el espacio con nuestra complicidad.

- Quiero metértela toda; me tienes muy caliente -suspiró con deseo, su voz temblorosa revelando la intensidad del momento.

- Te deseo, Mika -dijo mientras se ponía la protección y me abrazaba con fuerza. Enrollé mis piernas alrededor de su espalda y sentí su entrada; era un momento de entrega total.

- Eso es, maldito marica; cógeme bien duro -le dije buscando sus labios. Nos unimos en un beso ardiente; su cuerpo exploraba el mío con una mezcla de timidez y ansia...

- Ahhhh, me vengo, Mikasa -jadeó mientras se entregaba a mí.Su vulnerabilidad me tocó profundamente, pero también encendió una chispa de miedo y decepción dentro de mí.

- Vamos, sigue; quiero correrme no me puedes dejar con las ganas maldita sea-exigí, pero en ese momento me di cuenta que el estúpido marica  ya no podía más.

La realidad comenzaba a pesar sobre nosotros como una sombra amenazante.

- Perdón -murmuró-. La próxima vez será mejor. Mi paciencia se estaba agotando; sabía que esto no podía continuar.

- Sal de mi vista -lo miré directamente, sintiendo cómo las palabras salían como dagas afiladas. 

- No habrá próxima vez, no con un inútil como tú-respondí con frialdad, aunque mi corazón latía desbocado por dentro, en el fondo no quería herirlo.

- Nooo... -negó con desesperación-. Quiero repetir; mejoraré -insistió con una voz quebrada.La culpa comenzó a invadirme mientras sus ojos reflejaban una herida profunda.

- No. Toma tus cosas y lárgate de mi habitación. Mandaré el papeleo con Berthold -reiteré sin mostrar emoción, cada palabra dolía como una puñalada directa a mi corazón.

- Pero Mika... ¿y lo que acabamos de hacer? ¿No significó nada para ti? -preguntó confundido, sus ojos llenos de lágrimas desnudaban su alma ante mí.

- Señorita Azumabito para ti; no confundas las cosas. Fue solo sexo, ¿ok? -sin darme cuenta usé las mismas palabras que Levi. La culpa me invadió al ver su expresión herida.

¿Era esa la imagen que él maldito de Levi tenía de mí? Que pena...

- No... La amo. No me utilices también tú -vi cómo sus ojos azules se llenaron de lágrimas. Me consumió la culpa; cada palabra era un eco del dolor que había causado.

En ese instante, recordé a Armin: su bondad y su incapacidad para actuar como un hombre cuando más lo necesitábamos. Me decepcionó profundamente saber que él nunca podría ser tan bueno en la cama  como yo esperaba.

- Mereces a alguien mejor que yo; soy un monstruo, lo siento no puedo ayudarte con tu puto problemita-argumenté, sintiendo cómo mi corazón se rompía por dentro al pronunciar esas palabras.

- No me importa; nadie me había hecho sentir lo que tú me hiciste sentir. Eres la primera y la única que quiero -no había dudas; él era mi reflejo y eso asustaba.Pero Armin no era Levi ni Eren; él no tenía esa chispa feroz que yo necesitaba para seguir adelante.

-Entiende muchacho amo a otra persona; no puedo ofrecerte nada estable -la incomodidad crecía entre nosotros como una sombra amenazante.

- Puedo esperar -me tomó de la cintura y comenzó a acariciarme nuevamente. Su toque era cálido y reconfortante, pero también peligroso.En ese momento comprendí que nunca debí acostarme con él; era un débil obstinado, igual que yo en el pasado.

- Vete; ya te dije que amo a otro hombre -insistí mientras abría la puerta, sintiendo cómo se desmoronaba todo a su alrededor.

Lo vi salir hecho pedazos, pero era lo mejor; no había espacio en mi vida para amores ni para debilidades.

Lo único que me interesaba era mi venganza.

Dulce Venganza  (RIVAMIKA, ERWINMIKA, ARUMIKA, EREMIKA, REINERMIKA) Obra +🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora