Capítulo 5

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—Veo que ya estás lúcida, Mikasa... —me dijo el maldito de Erwin, abriéndome los ojos mientras me apuntaba con una linterna.

Como siempre, esa luz me encandiló. Era desesperante tener que verla cada mañana, rodeada de esas paredes blancas y el ambiente cargado a analgésico. Reconocía a la perfección cada rincón de ese maldito infierno: el manicomio.

—No dirás nada, ¿no? Ya veo que sigues igual de obstinada que siempre —comentó, y permanecí en silencio, recordando aquel rostro tan reconfortante. El nuevo... ¿Cuántos días habré dormido en esta habitación? Ya lo extrañaba.

—¿Qué tanto piensas, zorra? —me preguntó Erwin, mientras me perdía en mis pensamientos sobre él—. De seguro piensas en ese maldito loco de mierda... ¿Cómo puedes ser tan descarada? Eres mi mujer, te prohíbo que pienses en otro hombre.

Su mirada era intensa, y aunque sabía que estaba en lo correcto, mis pensamientos solo eran de él.

—Posiblemente ya te acostaste con el maldito hijo de puta de Levi Ackerman, ¿no? Eres una zorra maldita... —dijo, apretando los dientes, cegado por el odio y la ira—. Como lo odio, ese perro infeliz me lo ha quitado todo. Pero ya verá cuando lo agarre... Lo despedazaré con mis propias manos.Su rabia era palpable, y aunque su furia me asustaba, algo en mí se rebelaba.

—¿Quién demonios es Levi Ackerman? —pregunté, interesada y desconcertada.

La mención de ese nombre me intrigaba. ¿Quién era ese hombre que provocaba tanto odio en Erwin? Espere ansiosa una respuesta, sin embargo, fue un silencio cargado de tensión, como si hubiera tocado un tema prohibido para él.

— Es el maldito con que querías huir.
No te hagas la desentendida, el mismo perro maldito que me quitó a mi mujer, el que era mi amigo y me traicionó de la peor manera—dijo Erwin, apretando los puños, su mirada estaba llena de rencor.

—Pues no te creo— mencioné— Además el no está loco ni es un traidor, ni nada por el estilo—respondí con furia—. Tú, en cambio, eres un cerdo despreciable. Deberías estar encerrado, no yo ni Levi, que somos personas inocentes no como tú.

—Tú me convertiste en esto, Mikasa. Tu belleza me ha vuelto loco... Eres tan hermosa, solo quiero que seas mía para siempre—señaló, su mirada era posesiva y peligrosa.

—Eso jamás, imbécil—respondí, sintiendo asco.

—Eres más hermosa que Hange, mi exesposa. No permitiré que nadie te arrebate de mi lado, ni siquiera tu infeliz esposo. Solo seré yo, no habrá nadie más...

—¡Cállate maldito enfermo! Me repugnan tus caricias—grité, mientras él sonreía, dejando al descubierto su grotesca erección, una imagen que me heló la sangre.

Lo vi nuevamente bajando su cierre, su erección notable ya me mostraba lo que realmente quería hacer conmigo.

—¡Eres un maldito cerdo! ¡Me repugnas!—le grité, el asco y el miedo estaban revolviendo todo en mi interior. Pero él solo sonrió, exhibiendo su gruesa erección frente a mí, como si eso pudiera cambiar mi rechazo.

—No me importa lo que pienses o digas, eres mía. Solo mía...—dijo, su voz cargada de una posesividad y deseo —Quiero tenerte, solo déjame follarte—señaló, mientras se acercaba, su deseo palpable, como si estuviera listo para clavarse hasta lo más profundo de mi ser.

El terror me invadía, y sabía que debía encontrar una forma de escapar de sus garras.

Lo sentí acercarse nuevamente, y el desespero y la impotencia se apoderaron de mi.
Ya sabía lo que ese hombre quería hacer conmigo: forzarme, como siempre lo hacía, doblegando mi voluntad.

Dulce Venganza  (RIVAMIKA, ERWINMIKA, ARUMIKA, EREMIKA, REINERMIKA) Obra +🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora