Capítulo 15

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Dias mas tarde...

Mikasa se sumergía en el cálido y burbujeante jacuzzi de su mansión, el vapor danzando a su alrededor como un manto etéreo. La luz tenue del atardecer se filtraba a través de las ventanas, creando un ambiente casi onírico. Sin embargo, la paz que el agua caliente le ofrecía era solo una ilusión; su mente estaba atrapada en un torbellino de emociones. La imagen de Eren, el vividor que había destrozado su vida y la de sus hijos, se repetía en su mente como una pesadilla.Mientras el calor del agua aliviaba su tensión, un golpe en la puerta la sacó de sus pensamientos.

Reiner entró, su expresión seria y decidida, como un guerrero que trae noticias de la batalla.—Mi señora—dijo, acercándose con pasos firmes—. Necesito hablar con usted. Es urgente.

Mikasa lo miró, su corazón latiendo con fuerza. Había algo en su mirada que la hizo sentir viva, como si el caos que la rodeaba se disipara por un momento.—¿Sobre qué? No ves que estoy ocupada—respondió, su voz firme, aunque una chispa de curiosidad brillaba en sus ojos.

—He recibido noticias de Eren. Sé dónde está, tengo su ubicación exacta—respondió Reiner, su mirada intensa y penetrante.

El corazón de Mikasa se aceleró. La posibilidad de confrontar a Eren, de hacerle pagar por su traición, la llenó de una energía oscura.—¿Y qué planeas hacer?—inquirió, sintiendo la adrenalina correr por sus venas.

Reiner, ante la incertidumbre de la mujer, se arrodilló a los pies del jacuzzi. Su mirada se desvió brevemente hacia su figura sumergida, un momento que lo desarmó, pero su determinación no flaqueó.—Estoy esperando sus órdenes—dijo, su voz grave y cargada de intención.Mikasa sonrió, una sonrisa que prometía tormenta.

—Siempre tan directo. Quiero que lo traigas aquí, a la mansión. Quiero que sienta lo que es el verdadero infierno en la tierra—dijo, su voz macabra y decidida, como si cada palabra fuera un clavo en el ataúd de Eren.Reiner sintió una chispa de emoción al escuchar esas palabras, su corazón latía al ritmo de la venganza.

—Eso suena perfecto, mi señora. Es lo mínimo que se merece después de todo el daño que le hizo—respondió, su mirada llena de complicidad.—Exactamente. Quiero que sepa que no puede escapar de las consecuencias de sus acciones—dijo, su voz firme, resonando como un eco en la habitación.Reiner se inclinó más cerca, su aliento cálido acariciando su piel.

—No se preocupe, déjelo en mis manos. Haré que Eren se sienta pequeño y vulnerable. No tendrá idea de lo que le espera; querrá morir cuando lo tenga entre mis manos—prometió, su mirada llena de promesas oscuras.

Mikasa lo miró, una chispa de malicia iluminando su rostro.—Cuando me lo traigas, quiero que lo lleves al frigorífico. Que sienta el miedo que yo sentí cuando perdí a mis hijos. Quiero que el hielo de sus aguas le congele hasta la médula, que implore piedad—dijo, su voz baja y amenazante, como un susurro que prometía venganza.

Reiner asintió, sintiendo la conexión entre ellos, una conexión vibrante cargada de energía y deseo.—Lo haré. Y cuando haya terminado, quizás podamos celebrar como a usted le gusta—dijo, dejando caer una insinuación en el aire, un guiño que prometía más que solo una celebración.

Mikasa se mordió el labio, sintiendo la tensión entre ellos crecer como una cuerda a punto de romperse.—Entonces, ¿qué estás esperando? Acaso no quieres ganarte ese premio—dijo, su voz un susurro tentador, cargada de un deseo oscuro y poderoso.

Reiner se levantó, excitado y listo para cumplir su misión.—Iré por mis cosas. Voy a hacer que Eren pague por lo que ha hecho. Y cuando haya terminado, te lo prometo, no habrá forma de que ese malnacido se escape de su destino—dijo, dejándola con una sonrisa satisfecha en los labios.

Mikasa lo observó salir, sintiendo que la venganza estaba al alcance de su mano. La idea de hacer que Eren sufriera, de verlo implorar por piedad, la llenaba de una satisfacción oscura y retorcida.

Pronto, el hombre que había causado tanto dolor conocería el verdadero significado del infierno. No habría piedad, solo un castigo que resonaría en su alma, un recordatorio eterno de que las acciones tienen consecuencias. Mikasa estaba lista para ejecutar su plan, y no se detendría hasta que Eren pagara por cada lágrima que había derramado.

Dulce Venganza  (RIVAMIKA, ERWINMIKA, ARUMIKA, EREMIKA, REINERMIKA) Obra +🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora