Capítulo 30

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Bertholdt, con una sonrisa burlona, se acercó a Eren, quien estaba encadenado y temblando como una rata. La atmósfera estaba cargada de tensión, y Mikasa observaba en silencio, sintiendo cómo la ira se acumulaba dentro de ella.

—Mira lo que has hecho de ti mismo, Eren —dijo Bertholdt, su voz llena de desprecio—. no te arrepientes de tus acciones, mirate ahora eres solo un triste pedazo de basura. ¿Qué te queda? Dejame responderte nada, ni siquiera tu orgullo maldito borracho, a lo que termine contigo iré a entretenerme con la imbécil de historia, ni creas que tendré compasión por ella por qué está embarazada.

Eren intentó mantener la mirada desafiante, pero el pánico comenzaba a asomarse en sus ojos.

—¡Cállate Malnacido! —gritó Eren, su voz temblando— Si quieres acabar con ella hazlo a mi no me importa su miserable vida.

Bertholdt soltó una risa sarcástica.

—¿Es en serio? Qué desgraciado eres, y pensé que el monstruo era yo. Jajaja, Eren. Solo eres un maldito cobarde que oculta su debilidad tras una fachada de macho dominante. Pero tranquilo, yo te ayudaré a redimirte.

Con un alicate en mano, Bertholdt se inclinó hacia Eren y apretó el alicate alrededor de la primera uña del dedo índice.

—Esto es solo un pequeño recordatorio de lo que has hecho —dijo mientras comenzaba a aplicar presión—. ¿Sientes eso? Eso es el dolor que has infligido a los seres que más te amaban.

Eren gritó cuando la uña se desprendió con un crujido desgarrador.

—¡AAAAAAAHHH! ¡No! ¡Por favor! —imploró Eren, sintiendo cómo el terror lo consumía—. ¡No puedo soportar esto! ¡Mikasa, maldita puta, detente!

Bertholdt se enderezó levemente  y miró a Mikasa con una sonrisa burlona.

—¿Escuchó eso mi señora? El maldito infeliz Está empezando a entender lo que significa sufrir. Pero aún no hemos terminado.

Con cada uña que arrancaba, Eren gritaba y suplicaba por piedad.

—¡AAAAAAAHHH! ¡Noooooooo! ¡Basta! ¡Te lo ruego! ¡Haré cualquier cosa!” —imploró Eren, su voz quebrándose por el dolor físico y emocional. Bertholdt se acercó más, disfrutando del espectáculo de su agonía.

—Mira cómo te arrastras como una rata acorralada. Esto es lo que mereces, Eren. Cuando termine contigo, desearás la muerte, pero no dejaré que eso suceda. Quiero que experimentes el verdadero dolor en la carne.

Eren cerró los ojos, luchando contra las lágrimas que amenazaban con escapar.

—¡Maldito infeliz! Dios, juro que algún día los mataré!” —gritó, su voz llena de desesperación

Bertholdt continuó con otro dedo, apretando el alicate con fuerza antes de cambiar a un martillo que tenía en la mesa cercana.
—Ahora vamos a hacer esto más interesante —dijo Bertholdt mientras levantaba el martillo—. Vamos a asegurarnos de que nunca olvides lo que has hecho.

Con un golpe certero, Bertholdt impactó el martillo contra la mano de Eren. El sonido del hueso quebrándose resonó en la habitación y Eren gritó con una mezcla de dolor y horror.

—¡Maldito perro desgraciado! ¡Eres un monstruo! —gritó Eren, sintiendo cómo la agonía lo consumía.

Bertholdt sonrió al ver el sufrimiento del maldito miserable.

—¿Y tú qué eres? Un niño inocente perdido en sus propias artimañas. mirate pedazo de mierda dónde te ha llevado tu egoísmo: deberías agradecer que aquí, estás siendo tratado como la basura que eres.

Dulce Venganza  (RIVAMIKA, ERWINMIKA, ARUMIKA, EREMIKA, REINERMIKA) Obra +🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora