Capítulo 11

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Épocas decembrinas. Esas que son nostálgicas y comemos demasiado.

La época en la que la familia se reúne a celebrar la navidad y la víspera de año nuevo¿Ya dije comer mucho? Sí, esa es una de mis cosas preferidas, y, las galletas de jengibre... Concéntrate, Ivanha.

¿En dónde he quedado? Ah, cierto, navidad. Aquí me encontraba, ya casi dos meses trabajando en la mansión, por lo visto no trabajaría, ya que es fecha de pasarla en familia, estaba planeando ir con mi familia de Chicago, donde estarían mis padres, tíos, primos, entre toda la lista de familiares existente, mis padres organizan una gran cena y habitualmente hay que llegar antes para ayudar.

Preparándome busqué donde empacar mi ropa para el tiempo que me quedaría, tal vez de hoy a mañana, quien sabe. Opte por ponerme un lindo outfit de invierno muy navideño, un gorrito para el frío de color café, una camiseta beige debajo de mi suéter de lana decorada con renos que me hizo mi abuela, jeans negros algo gastados y unas botas negras. Esta vez iría a trabajar sin mi uniforme, tomé mi bicicleta y manejé hasta la mansión, quería hacer una actividad distinta, al llegar fui directamente a la cocina para cocinar el desayuno a mi jefe porque George está en Pensilvania con su familia y Harry en casa de su madre.

Me encontraba cocinando cuando entró mi jefe a la cocina, se sentó en la barra y con una mirada pude observar como iba vestido un traje color plomo y una camisa blanca con su cabello algo desordenado, iba casual pero elegante. Al observar me llego una duda: ¿las empresas trabajan estas fechas? Qué dedicados deben ser.

Carraspeo su garganta para romper el silencio y volteéBuenos díasDijo.


—Buenos días.

Coloque una taza con ensalada de frutas, un plato de tostadas cubiertas, mermelada de maracuyá junto con su taza de café.

Hizo un gesto de asombro y comenzamos a desayunar, ninguno hablaba, ya que cada uno se concentraba en su comida. Desde esa madrugada en casa de mi tía Julia hemos estado evitándonos un poco, o bueno, eso hago yo.

—Al parecer tiene planes, ¿no es así?—Preguntó rompiendo el hielo.

Me sorprendí por la pregunta.

—Sí, si tengo planes—Respondí.

—Oh, excelente—Dijo mientras seguía en su comida.

Juro que mentalmente no quería entablar una conversación con él, pero mis dudas me hacían querer seguirla.

—¿Y usted? ¿Tienes planes?—Pregunté metiendo una tostada en mi boca.

—Supongo, ir con mi familia y volver—Respondió como si ya fuera común eso.

—¿Solo eso?—Inquirí.

—Es lo de todos los años.

—Ah—dije llevando mi mirada a mi tostada.

Tome mi taza de café y bebí un sorbo de él haciendo de mis labios una línea, deje salir de mi boca las palabras que harían un estrago:

—Qué tal si vienes y la pasas con nosotros. O sea, mi familia a menudo planean muchas cosas y bueno—Sugerí viéndolo directamente a sus ojos.

Me observó con el entrecejo fruncido, la pregunta fue repentina e incluso atrevida, pero imaginar una navidad arruinada me hace bien triste.

—Paso.

Ese gesto me dolió, afectó a mi orgullo y a mí, por una segunda vez. Sin responder me levanté de la barra de desayuno, salí de la cocina diciendo:


—Que pase un buen día y una feliz navidad, Sr. Williams.

Una chef novataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora