Capítulo 8

3.1K 201 4
                                    

Al ver el nombre reflejado en la pantalla quedé sorprendido, tanto por la hora y también después de tanto tiempo sin saber de ella, luego de que rompimos lo que supuestamente teníamos.

—¿Hola?—Respondí la llamada al instante.

—¿Thomas? Creí que estabas durmiendo—Preguntó con su voz algo adormilada.

Ojalá estuviera durmiendo.

—Eh, no. Una noche algo complicada... Y, cuéntame Sofía, ¿A qué se debe la llamada?—Pregunté con cierto tono de duda.

—Cierto. Preguntaría si estarás ocupado por la tarde de mañana, necesito reunirme contigo—Fue directo al grano.

No tendría mucho trabajo, pasar por la oficina a resolver algunos asuntos, papeleo, revisar correos. Hablaría con Melody, mi asistente, para que me paute la junta para mañana.

—Claro, por supuesto, podrías hablar con Melody más tarde para que agende la reunión, y nos vemos en mi oficina—Acepte su propuesta.

—Bien, descansa—colgó.

Aún confundido guardé mi celular y me dirigí en dirección a mi habitación.

Ivanha

Abrí los ojos de golpe y observé el techo blanco sobre mí, con mi entrecejo fruncido comencé a observar el lugar, estaba algo confundida con respecto a lo sucedido la noche anterior, me acerqué a la orilla de la cama y puse los pies descalzos sobre la alfombra y comencé a caminar para salir de la habitación, me topé con un espejo que encontré y quedé horrorizada, mi maquillaje se había corrido, mi cabello estaba hecho un desastre.

Salí del baño luego de lavar muy bien mi rostro, arreglarme un poco y bajé las escaleras hacia la cocina, al llegar a la cocina estaba vacía, como de costumbre, era temprano alrededor de las siete de la mañana.

Busqué en el almacén y decidí preparar sándwiches de pollo, jugo de durazno y ensalada de frutas, un desayuno sencillo.

—Buenos días—Se escuchó la voz de mi jefe.

—Buenos días—Devolví el saludo.

Se oyeron sus pasos hacia la barra de desayuno, arregle todo y coloque el plato frente a él.

—Gracias.

—No hay de qué.

Seguí en lo mío lavando algunos trastes que ensucie, no quería dejarle mi desastre a las de limpieza, aunque era su trabajo, hoy era un día donde deberían trabajar menos mientras caminaba de aquí a allá, sentía el ambiente tenso y su mirada sobre mí ¿Por qué? No lo sé.

Al voltearme me encuentro con sus ojos viéndome directamente con el ceño fruncido.

—¿Qué me ve?—Pregunté con mi entrecejo fruncido, realmente estaba muy confundida y con un dolor intenso de cabeza.

—Nada—Respondió.

—Entonces deje de mirarme así, por favor—Reclame.

—¿Así cómo? —Alzó una de sus cejas.

Su mirada se sentía intimidante, lo cual me hacía sentir incómoda, el ambiente calmado se convirtió en uno denso y palpable, muchas mujeres dirán lo mismo, es una persona apuesta, no lo dudo, ojos de un color azul intenso combinando con sus facciones casi perfectas, barba sobresaliente y cabello algo largo cayendo a los lados de su cara de manera desaliñada lo hacían lucir bien. Sin embargo, sería la última persona en la cual me fijaría.

—Así cómo lo hace—Dije y rio.

—Bien, solo por una duda. ¿Qué sucedió con el espagueti de anoche?—preguntó burlón.

No me había acordado de eso.

—Yo... No recuerdo...

—No tenía planeado decir nada, sin embargo, —Dejó de lado su plato—Creo que habrá que comprar una nueva olla—Mis ojos se abrieron de par en par, mientras él salía de la cocina.

Por la tarde mi jefe se había ido, por lo cual tomé mi chaqueta y llamé a un taxi para ir al apartamento. Esto de gastar dinero todos los días en un taxi ya se me estaba haciendo difícil. Al llegar a casa tomé una ducha y me cambié, después de eso fui a mi habitación a buscar un libro para entretenerme, luego de tanta búsqueda conseguí uno que llamó mi atención, El Mercader de Venecia de William Shakespeare.

Como ya era costumbre mi celular suena a cierta hora para hacer la cena, estaba haciéndose pesado, de nuevo corrí hacia la mansión y preparé la cena, y llamé a mi molesto jefe indicando que estaba lista la cena.

—Gracias—Dijo al sentarse y solamente asentí.

Todo fue callado, nadie hablaba, hasta el instante en que él cortó el silencio.

—¿No se le hace difícil venir así todos los días?—Preguntó curioso.

—Para nada.

—Deberías pensar en mi propuesta inicial.

—Usted suele ser muy molesto al insistir.

—Solo cuando me lo propongo—Lo observé confundida—Digo, ya sabe, cuando, usted entendió—Se retractó al instante.

—Muy bien—dije poco convencida.

No teníamos por qué hablar, ni siquiera sabía qué hacíamos comiendo juntos.

—¿No se te hace difícil venir todo el tiempo en Uber?—Preguntó nuevamente.

—Para nada—Respondí lo mismo, sabiendo que era una completa mentira lo que decía.

—Debería retomar la idea de mudarse, le sería más fácil y llegaría a tiempo.

—No, gracias. Intentaré salir mucho más temprano de lo habitual.

—Bien—Se levantó—Solo fue una recomendación.

Y así, dejando sus palabras en mi conciencia y con la obvia intención de que me quedarán allí, se fue.


------

Espero les guste estos cambios en los capítulos, veremos que sucede a continuación la siguiente semana...  💕✨💕✨💖💕✨💕

Una chef novataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora