Capítulo 20

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Ya el cielo coloreaba a tonos oscuros dando señal que anochecía en donde me encontraba llamando a un Uber para ir en dirección a la mansión. Tenía que llegar más temprano que Thomas para tener la cena lista, ya que en el transcurso del día me mencionó que le gustaría cenar lasaña. Es una de mis comidas preferidas, al igual que unas de las comidas donde más me destacaba al prepararlas en el instituto culinario.

Al llegar mi Uber me subí a él dejándole la ubicación a la cual tenía que ir.

—¿Por la zona donde queda la mansión Williams?—Preguntó el chófer sorprendida.

—Exactamente—Asentí.

Me miró sorprendida para luego comenzar a manejar, era una mujer, digamos que entre sus treinta y cuarenta años, era de cabello castaño y de piel bronceada, se veía carismática a decir verdad. Pasando mi mirada hacia al frente pude notar la foto de un pequeño sonriendo, no pude aguantar la curiosidad, así que decidí preguntar.

—Disculpe que me entrometa pero... ¿Ese de ahí es su hijo? Se me hizo muy tierna esa sonrisa—Señale la imagen.

Me miró de reojo dando una media sonrisa.

—Estás en lo correcto, mi pequeño cumplió apenas sus once años hace un mes, los hijos crecen más rápido de lo que uno puede creer—Respondió con devoción a mi pregunta, quién diría que el amor de una madre a su hijo puede ser más allá de lo que un humano llega a pensar.

Sonreí ante sus palabras.

Pase mi vista en dirección a la ventanilla del auto donde pasábamos por algunas residencias, checaba cada cierto tiempo mi celular para ver si llegaba algún mensaje hasta que la conductora empieza a hablar llamando mi atención.

—Y, ¿a qué te dedicas? Lamento la pregunta, pero te he visto muy joven además de la hora, ya sabes.

Fruncí el ceño—Bueno, me contrataron hace unos meses como chef personal, aunque terminaron en arreglos y estoy básicamente viviendo allí, vivía con unas amigas a una media hora de acá, así que ha sido un ahorro de dinero—Respondí a su duda.

—Woh, muchas cosas y te he visto muy joven.

—Me lo dicen seguido—Contesté entre risas—¿Usted maneja desde hacía un tiempo?—Continúe la conversación.

Me observó desde el espejo.

—¡Claro! Mi vida entera han sido los autos, aunque pude competir en carreras profesionales, pero quedé embarazada y dediqué mi vida a cuidar a mi hijo—Devolvió su vista al camino—Pero jamás me arrepiento de haber tenido a mi hijo, es el mayor regalo que la vida me pudo dar.

—Una mujer luchadora al parecer.

—Así es.

—¿Y su esposo?—Pregunte.

Soltó una gran carcajada.

—Esta mujer jamás andará atada a un hombre cariño—Respondió a mi pregunta.

Fruncí el ceño, pero la verdad no tiene nada de malo lo que acaba de decir al contrario. Noté que estábamos llegando a las rejas de la mansión.

—Es aquí—Me dijo.

—Muchas gracias... —Iba a agradecerle por su nombre, pero me di cuenta tarde que no se lo pregunté.

—Llámame Jaqui —Me sonrió.

—Muy bien, Jaqui muchas gracias—Le pagué y antes de bajar del Uber me acerqué a la ventanilla—Un gusto haberte conocido, me llamo Ivanha.

Sonrió de lado y me despedí con la mano, ella siguió su camino como yo también seguí el mío. Entre por el patio trasero, ya que llegaba directamente hacia la cocina—Llegar de cocinar para cocinar de nuevo—Ese era mi nuevo día a día, ahora.

Una chef novataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora