Segundo reporte de la misión:
Kya se hallaba en una apuesta contra un motociclista en un club. Todas estaban totalmente asombradas, no sabían qué hacer al ser una situación bastante peculiar. Estaban jugando al ajedrez, ambos estaban concentrados, demasiado.
—Están tomándoselo muy en serio...—Susurro Annie.
—¿Cómo sucedió esto? —Pregunto Ivanha, muy desconcertada.
—Estábamos buscándolas y, de pronto, Ky vio un cartel y me arrastro hasta acá.
Melanie e Ivanha se observaron por unos instantes, como si pudieran leerse las mentes, ambas sabían que no acabaría bien, Kya era muy competitiva con cualquier deporte, con cualquier mínimo juego.
—Hay que salir de aquí cuanto antes—Susurro Ivanha.
—¿Por qué susurramos? —Pregunto un señor al lado de las chicas.
Las chicas se sobresaltaron y se alejaron.
—Jaque mate.
Dijo la chica con una sonrisa gigante, el motociclista no estaba nada contento, al ver la molestia de su contrincante las chicas tomaron las bolsas de sus compras y a la ganadora de la partida para salir corriendo del lugar, algunos motorizados salieron corriendo en busca de estas; sin embargo, gracias a que las chicas son buenas corriendo, lograron salir del lugar.
—¡Corre, corre!—Gritaban Melanie y Ky alentando a Annie.
Las chicas corriendo y reían al mismo tiempo.
—¡Ky estás loca! ¡Definitivamente!
Kya solo corría hasta que llegaron a una calle y cruzaron hacia la avenida principal para tomar un taxi. Al poder conseguir un taxi, subieron y suspiraron aliviadas.
—La próxima vez, solo nos quedaremos en casa—Dijo Ivanha.
Kya empezó a reír y las chicas correspondieron.
Ivanha
Me hallaba adolorida y me hallaba con jaqueca, fui hasta la cocina por una pastilla y agua, tomé mi celular para revisar unos cuantos mensajes, sin embargo, sonó el tono de tortura de mi último mes, la llamada entrante era de mi jefe y sabía bien para qué era, cocinar, y si él quería podía llamar cuando quisiese, por el contrato.
Suspiré tratando de calmarme para no decir nada fuera de lugar y contesté.
—Creí que ya se había acostumbrado a esto.
—Dígame jefe, ¿Qué necesita?
—George no pudo cubrir el turno de hoy, así que te necesito acá, pero ya, sea como sea.
Colgó.
—Te odio...—Le hablé a mi celular con su número en la pantalla.
Fui hasta mi habitación a tomar una chaqueta color vino, cambié mi pijama por unos blue jeans holgados, una camiseta color de color blanco y, converse rojas, recogí mi cabello en un moñito desordenado, con mi mochila en mi hombro pedí un Uber.
Al llegar entré a la cocina y me encontré con mi jefe sentado a los lados de la isla con una manzana, camine poco a poco porque aun mi jaqueca no había cesado por completo.
¿Qué hace vestido así?
—Buenas noches, señor, dígame en que me necesita
—¿Estás bien?—Me observaba de manera expectante.
Asentí.
—Solamente necesito algo de agua.
Fui hasta el refrigerador por una botella de agua, mi cabeza dolía, es todo culpa de Kya y mía por aceptar sus propuestas, de reojo observé desde el reflejo del refrigerador a mi jefe, quien se veía más raro de lo normal.
—Es muy tarde, además anda algo rara, ¿noche de fiesta?—Preguntó viéndome directamente a los ojos.
—Peor que eso, pero me encuentro bien.
—¿Segura?—Sonó burlón.
Tomé un poco de agua y respiré, estando un poco más recuperada tomé unos tomates y los comencé a rebanar en cubos para preparar una salsa.
—Sí, estoy muy segura—Contesté.
Camine hasta el almacén buscando unos condimentos para cuando salí me tropecé con él, no soy tan pequeña, pero comparada a este hombre que se iguala a un rascacielos; le hacía gracia, no sé qué, pero me hacía sentir un poco molesta y creo que eso le divertía.
—¿Qué le parece gracioso?—Pregunte.
—Usted.
Rodé los ojos, logré quitarlo de mi camino para poder seguir cocinando, deje cocinar la salsa a fuego medio y me encargue de preparar la masa para pasta, siempre tenía que ser pasta fresca.
—Mañana a las ocho de la mañana, Jones, tengo una junta importante.
—¿En domingo?
¿Quién trabaja el domingo? Solo este loco por el trabajo.
Él solo se encogió de hombros—Ocho de la mañana.
—Usted parece nunca dejar de trabajar.
—Ajá.
Me volteé y coloqué una olla sobre la estufa para que empezara calentar.
—Qué idiota... —Pensé en voz alta, estaba siendo fastidiosa su presencia.
—¿Perdón?
—Lo perdono.
Respondí de espaldas y, sin dar la vuelta, seguí llenando la olla con agua.
—Repita lo que dijo—Hablo de manera firme.
—I d i o t a—Deletree.
Estaba exaltada por la actitud que tenía mi jefe, por lo que tome el atrevimiento de responderle de esa manera.
Se levantó de su asiento y vino en camino hacia donde me encontraba, agradecí al que diseño esta cocina para que fuera tan grande como para poder escabullirme por la puerta para lograr salir de allí, no creí que me fuera a seguir hasta que lo vi salir de la cocina hacia mi dirección, ahí decidí correr lo más rápido posible hasta el patio trasero con mi supuesto jefe corriendo por igual. Así es, otra situación, que es bastante peculiar...
Llegué hasta la orilla de la piscina y me coloqué de espaldas a esta.
—No había necesidad de hacerme correr por parte de la casa—Comentó agotado—Como decía, repítelo, pero ahora en mi cara.
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Buenas tardes queridos lectores:)) espero les vaya gustando esta historia 💖
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Una chef novata
RomanceIvanha Jones, la nueva chef que trabajará en la mansión Williams, ¿logrará que el magnate neoyorquino, Thomas Williams, salga de sus casillas? Ambos se llevan la contraria, hasta que en algún momento alguno de los dos decida ceder la victoria... O n...