Capítulo 14

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Pasaron los días y llegando la hora de mi viaje, volvería a New York luego de estos días de vacaciones. Mis padres me llevaron hasta el aeropuerto y, junto a mí, se encontraban esperando que mi vuelo fuera anunciado. Hablé con Liam antes de que se fuera hasta el campus de su universidad, tardo un poco según por el mal tiempo y espero que eso no me suceda a mí.

Estaba con mis emociones indefinidas, sentía emoción por volver, pero por igual sentía nerviosismo, dudaba aún de cómo será vivir en la mansión luego de tantas cosas que han sucedido. No he vuelto a cruzar palabras con Thomas, desde que lo vi en ese bar fue la última vez que supe de él; suspirando tome mi celular para revisar mi buzón de mensajes. No había nada. Guardando de nuevo mi celular en mi chaqueta, empecé a ver la gente esperando vuelos, llegando de ellos y así, hasta que por fin anunciaron mi vuelo.

—Ese es mi vuelo.

Extrañaría a mis padres, desde que me mudé no los veo tanto como antes y eso es algo que me duele.

—Bueno, es hora de despedirse—Dijo mi madre sonriendo con sus ojos cristalizados.

—No me miren así, voy a llorar después—Bromeo mi padre, mi madre y yo lo observamos.

Reímos mi madre y yo, mi padre no era de los que demostraban mucho sus sentimientos, era muy serio, pero también era muy blandengue.

—Venga, abrazo—Dije extendiendo mis brazos hacia ellos, a lo cual ambos corresponden a mi abrazo, duramos un rato así hasta que volvieron a anunciar el vuelo.

Despidiéndome de ellos, corrí con mi equipaje hacia la zona de embarque, los mire por última vez y me despedí con mi mano, entregando mi boleto, embarque el avión.

Empecé a buscar mi asiento, C221, ese era mi asiento, al menos estaba justo al lado de la ventanilla. Me senté en espera que dieran los típicos procedimientos de viaje.

Al plazo de una hora me había quedado dormida, luego de que dictarán los procedimientos de vuelo, noté que a mi lado había un chico, que debía tener unos ¿26 o 28? El cual iba con auriculares puestos, y una señora viendo muy concentrada el programa de Caso Cerrado­—-Buenos gustos tiene la señora de programas, si la conociera sin pensarlo me pusiera a ver los casos con ella—-, masajee mis ojos suavemente con las yemas de mis dedos buscando de acostumbrar mi vista a la luz, busqué mi celular para ver la hora, 7:43 pm. Mi vuelo salió hace una hora y media, solo pude conseguir este vuelo de noche, los de la mañana estaban agotados.

Estaba aburriéndome esto de estar tres horas en un avión sin hacer nada, para lo hiperactiva que llegó a ser estar sentada haciendo nada me mataba por dentro. Suerte y, en serio, mucha suerte me traje un libro, Las penas del joven Werther.

Había quedado apenas por la página 59, ya lo había leído unas 3 veces y no me cansaba de leerlo. Leyendo tranquilamente se escuchó una voz.

—Buenos gustos—Dijo el chico a mi lado, el cual creía estaba dormido.

No sabía si responderle o no, pero vaya, estaba tan aburrida y que alguien mencioné ahora el título de un libro de mi escritor favorito es digno de conversar.

—Oh, gracias—Respondí.

El chico estaba con sus ojos cerrados y sus manos dentro de su chaqueta color café, podía apreciar sus facciones, piel bronceada y de cabello castaño peinado de manera algo desordenada, labios de un ligero color rojo, largas pestañas y cejas pobladas. Dando una media sonrisa respondió:

—Típicas historias de amor, lees, ¿no?, bueno, ese libro es resultado de la época del romanticismo alemán y su amor trágico.

—Estas están en lo correcto—Respondí.

Una chef novataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora