Capítulo 22

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Narrador

El más inquietante silencio se había establecido en aquella cocina, nadie hablaba, sin embargo, en sus rostros se reflejaba la preocupación y el asombro de las palabras de Ivanha plasmadas en aquel papel, la tensión era tal que hasta en el ambiente se podía palmar. George y Harry se habían ido porque tenían un compromiso al cual no podían faltar, quedando Thomas, solo, en la gran cocina de la mansión.

Aunque todos hacían la pregunta de su repentina partida, no había nadie más confundido que Ivanha. Ella ni siquiera sabía qué haría o a dónde iría, mientras él buscaba una respuesta, ella solamente buscaba una salida.

Allí se encontraba Ivanha con un boleto de avión a punto de abordar, agradece al cielo que tenía ahorros si no estaría en un gran aprieto. Aun con dudas de lo que hacía seguía haciéndolo, algo que necesitaba era un tiempo fuera de todas y tantas situaciones aglomeradas. Apenas anunciaban su vuelo, abordo y se despidió por última vez de aquella mujer quien, aunque no se conocen bien, la ha apoyado mucho.

—Recuerda, puedes quedarte con mi hermana, pronto iré para allá ¿Vale?—Dijo rápidamente por qué el avión pronto empezaría a despegar.

—Vale—Sonrió con seguridad—Hasta pronto.

Se despidió con su mano y colgó su mochila de sus hombros, colocando sus auriculares, coloco música y recostó su cabeza del asiento, observando el techo del avión, suspirando, comenzó a despegar el avión mientras en sus auriculares la letra comenzaba a resonar.

Ivanha

Desperté al oír al capitán desde la cabina anunciando que estábamos a punto de aterrizar, eran horas de la madrugada, solo podía estar muy cansada. Me quité mis auriculares y me levanté tomando mi mochila, salí del avión, al tomar mi equipaje salí del aeropuerto y caí en la conclusión de qué estaba totalmente demente.

—¿Ivanha?—Escuché la voz de una mujer, si no mal recuerdo debe ser Sídney, quien me había mencionado.

—Ehm, ¿Sídney?—Pregunte.

—¡Claro! ¡Un gusto conocerte!—Me abrazo—Mi familia y yo acostumbramos a dar muchos abrazos—Dijo de manera cariñosa a lo cual solo sonreí.

—Qué linda costumbre—Sonreí.

—Bueno, qué tal, si vamos andando así llegaremos cuanto antes a mi hogar, no es muy lejos, así que andando—Me guío hasta su auto.

En su auto condujo unos diez minutos hasta su casa, la cual se encontraba en la ciudad.

—¿Cuánto tiempo piensas quedarte por estos lados, eh?—Pregunta mientras observa el camino, mi mirada solo se posa en el camino.

—Oh, creo que solo unos días, luego creo que tomaré un tren de aquí a... No sé—Explique rápidamente, me hallaba tan cansada.

No había un segundo en el que no dejará de pensar, todo fue repentino, no di suficiente tiempo para pensar.

Fue un ahora o nunca.

Pude haber hecho esto menos dramático y esperar, pero no lo hice al modo Ivanha, hacerlo y ya. Ya luego vendrán los arrepentimientos.

Encendí mi celular, no tendría cobertura, por lo cual tocaría comprarme una nueva SIM. Llegando a la casa de Sídney me llevó hasta una habitación de invitados, agradeciéndole todo, ella avisó que iría a dormir, ya que le tocaba trabajar, me sentí apenada al saber que le tocaba trabajar temprano. No pude evitar disculparme y desearle buenas noches. Pasando a la habitación me senté sobre la cama e hice algo que juré que no iba a hacer y eso es: llorar.

Una chef novataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora