Capítulo 24

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Me removía en mi cama buscando la posición más cómoda para dormir, por la luz que entraban por las ventanas pude deducir que había amanecido, pero, como me es de costumbre, quería seguir durmiendo un poco más de la cuenta o lo que me permitía el tener que estar trabajando ahora doble turno.

Gruñí de molestia al oír mi despertador, a primera hora de la mañana, en el primer día del mes del quinto mes del año, me levanté de mi cama con toda la pereza que en el mundo podía existir. A veces me pregunto cuándo será el día que me levanté motivada para ir al trabajo, pues, tal vez por ahora no.

Entre al baño para arreglarme tenía que ir a la heladería para luego pasadas las horas de la tarde trabajar en el club "Hades" lo crearon con temática de la roma antigua. Salí a la cocina con mi uniforme de la heladería, una gorra color rosa pastel y mi camisa color blanco con dos franjas amarilla y rosa, junto con unos jeans color rosa.

Nunca elegiría rosa para unos jeans, pero son bonitos y cómodos.

—Veo que te vas ya,—Me habló Sídney mientras bebía su té de hierbas raras—¿Desayunar antes o comerás en el camino?

—Creo que comeré en el camino,—Abrí la puerta—¿Donas?

Ella sin pensar me responde un muy claro "Sí", siempre al volver a casa traigo donas para Sídney y para Rosco, su comida favorita. En ya casi tres meses aquí no me he pensado siquiera si establecerme o no, sigo con la idea de ir de lugar en lugar hasta donde el destino me lleve. Es un gran plan, sí, lo tengo en consideración después de todo.

Colocando mi mochila a mitad de mi hombro entre a la heladería, saludé a mis compañeros, la mayoría eran jóvenes y lo veía muy normal por estas zonas, eso me llevaba a pensar que debería hacer amigos aquí.

—Nueva jornada de trabajo Ivanita—Llegó a la alacena Raquel, la nueva gerente en la tienda.

—Claro que sí, señorita Raquel—Sonreí mientras tomaba una caja de diferentes tipos de chispas.

Yendo hacia los mostradores empecé a llenar los espacios para los toppings de los helados. Mi trabajo era atender a los clientes y hacer alguna que otras cosas, lo bueno es que no choca tanto con mi segundo trabajo que es más que todo ser mesera en el área VIP del club.

Aunque suelen ser muy pesados los clientes, la mayoría son muy arrogantes y egocéntricos, atenderlos a veces se convierte en toda una tortura y solo queda sonreír, ser paciente y rogar porque no te vuelvan a tocar esos clientes.

Terminando de arreglar todo comienzan a llegar de a poco algunos clientes, Noah, uno de los empleados del mes en la tienda, siempre me cubre cuando es necesario, así que le dejo los clientes mientras yo me encargo de los demás trabajos, al igual yo hago lo mismo.

—Necesito unas chispas de colores, exactamente de color naranja Ivanha—Oí a Noah mientras buscaba las chispas para entregárselas.

Se las entregué y volví a mi lugar limpiando el mostrador. Era una heladería con mucha clientela y mucha demanda, muchos turistas en la ciudad, siempre había movimiento, así que siempre tocaba ser muy ágil y rápido en las horas de la mañana.

No quiero imaginar los turnos de la tarde.

Toda la mañana transcurre así, helado, especial y charlas improvisada entre colegas.

Hasta que cae la tarde y me toca ir a mi segundo trabajo. Club Hades.

El letrero neón gigante en color amarillo, las grandes filas para entrar y la música al máximo se hacía sonar, me hallaba caminado con una bandeja en manos mientras servía los especiales a los clientes, al volver a la barra podía mínimo conversar con Apolo y Hazel, encargados de la barra.

Una chef novataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora