Capítulo 28

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Las gotas de lluvia había cesado un poco, mientras a lo lejos otras músicas que realmente no conocía,—pero su ritmo era lento como el sonar de una balada—Resonaban entre las calles, con Williams de mi lado caminamos en dirección a casa, escuchando nuestros pasos sonar contra el rocoso piso pasamos frente a un lugar, el cual no era cualquier lugar. Paré en seco y me aseguré de estar bien ubicada.

—¿Estás bien? Solo faltan unas cuadras para llegar a tu casa—Comentó preocupado.

Su preocupación y confusión me causaron ternura, por lo cual sonreí.

—No me sucede nada, pero.

Alzando una de sus cejas en duda preguntó—¿Pero?

Con mi cabeza señalaba el lugar frente a nosotros, dio una mirada rápida para volver a observarme en total desconcierto.

—A veces las palabras son más necesarias, Jones, no he aprendido a entender tus señas.

—¿Recuerdas que te comenté sobre un sueño que quería cumplir?—Comenté mientras caminaba lentamente hacia el viejo y oscuro lugar, con los cristales un poco empañados por el clima.

—Me has comentado de muchos, así que, deberías especificar un poco más.

Lo observé de manera divertida sobre mi hombro.

—Este lugar es algo viejo, pero tiene una gran historia. Con algo de ayuda de Peter conseguí contactar con el dueño.

—Vaya que Peter y tú se llevan bien—Rodé los ojos.

Oí sus pasos tras de mí mientras devolvía mi mirada frente los cristales, intentando ver entre la oscuridad una gran y descuidada rocola musical que había visto en un tiempo atrás.

—Esta calle es transitada y está en una buena ubicación cerca del club Hades, ¿no?

Asentí en confirmación.

—Entonces Jones, muchas incógnitas, me vendría bien una respuesta a ellas.

—Aquí será mi restaurante—Exclamé en susurro.

—¿Qué?—Preguntó dubitativo—¿Este lugar?

Me volteé ofendida por lo que acababa de preguntar.

—No me veas así, este lugar se ve que tiene una estructura un poco... Descuidada, para no decir demás.

Volqué los ojos, según investigue solamente era su fachada, no era nada que comprometa su estructura en sí. Solo un poco de cariño y mucho trabajo duro.

—Solo necesita algo de trabajo duro, Williams.

—Prefiero que eso me lo diga un contratista o un arquitecto.

Bufé.

Cruzada de brazos me le acerqué y con una mirada retadora le dije:

—Te apuesto a que te dirán lo mismo que yo.

Me observó como si lo que le hubiera dicho era un chiste.

—¿Bromeas, verdad?

—Creo que mi cara dice otra cosa.

Agobiado preguntó—¿Cómo piensas que eso es solo una pintura y un arreglo superficial?

—Solo lo sé.

—No puedes solo pensar con tu presentimiento de opinión base.

—Ash, ya, ¿Aceptas la apuesta, sí o no?

—Depende de lo que apostaremos, señorita rubia—Contestó de manera burlesca.

—Mi cabello lo dejas en paz, ¿ok?

Una chef novataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora