𝒜𝓃𝓉ℯ𝓈 𝒹ℯ 𝓆𝓊ℯ 𝓉ℴ𝒹ℴ ℯ𝓂𝓅ℯ𝓏𝒶𝓇𝒶 ♡ daryl dixon ♡

embarazo: 8 meses

*hola, ya quiero q sea temporada de mangos*

Felicity soñaba que se comía un mango.

Un mango como los que vendían en su México, con limoncito, sal y chile Tajín. En el sueño sus labios y mejillas se llenaban de la pulpa, mientras que le pegaba mordidas a la fruta dulce que estaba incrustada en un palo y tenía forma de flor.

Después se miró en la cocina de su abuela, comiéndose una mangonada. El hielo del agua de mango escurría por sus labios, el chamoy el limón hacían una buena combinación.

Se despertó con lágrimas en los ojos, de su boca salía baba y podía sentir como si mordiera esos postres. Miró el reloj en el buro de noche y bufo al mirar que eran las tres de la mañana.

Se volteó, aguantando los sollozos y miró a Daryl, quien estaba boca abajo contra la almohada, soltaba pequeños ronquidos.

Movió a Daryl, tratando de despertarlo. Su boca babeaba con el pensamiento de la comida. Maldita sea, quería sentir el sabor en su boca. Su bebé comenzó a patear duramente haciéndola soltar pequeños jadeos.

—Daryl —llamó en un quejido.

Él despertó rápidamente abriendo sus  dos ojos, se sentó en la cama un poco asustado al ver a su mujer de esa manera. Prendió la lámpara que estaba a su lado e hizo sus ojos más pequeños de lo que ya eran.

—¿Estás bien? —preguntó rápidamente, ella negó con la cabeza —¿Qué pasa?

—Tengo antojo de un mango —admitió

—Y yo de ser millonario y no ando llorando.

—Daryl —lloriqueo.

Él la miró con una ceja alzada. Se miraba hermosa, sus ojos lagrimosos, sus mejillas brillando y sonrosadas, su labio inferior en un puchero. No pudo evitarlo, se acercó a ella y le dio un beso. Después se levantó.

Se puso los zapatos, un abrigo y tomó su cartera diciendo que ya regresaba. Pero no sabía donde conseguiría un maldito mango a esas horas.

☆。*。☆。

—Cristo, que delicia —gimió Felicity —No sabes lo delicioso que es esto.

El jugo del mango caía por su barbilla con cada mordida que le daba, sus manos se sentían pegajosas y la cascara descansaba en el buro. Daryl la miraba fijamente, divertido con la situación.

Felicity echó su cabeza para atrás, disfrutando la rica fruta, su pequeño bebé le agradeció con una patada.

—¿Merezco sexo? —preguntó el cazador, con una ceja alzada y un toque divertido.

—¡Daryl! —exclamó sintiendo como se ahogaba, soltó una carcajada —Tu bebé me priva mucho de movimientos.

—No necesitas moverte, sólo yo me muevo y...

—No.

—Está bien, sólo decía —se escudo levantando sus manos.

—Usa tu mano, amor —burló poniendo su pie hinchado en su muslo, haciendo presión.

—Ummm, ¿aquí?

Felicity limpió la pulpa de su barbilla mientras reía a carcajadas negando con su cabeza. Dejó el hueso del mango junto a las cáscaras y se obligó a recordar que mañana la plantaria.

Daryl se puso sobre ella en cuanto se recostó, cuidando de no aplastar su vientre y le repartió pequeños besos mojados sobre su rostro, saboreando en sus labios el sabor del mango. Su boca se hizo agua.