𝒜𝓃𝓉ℯ𝓈 𝒹ℯ 𝓆𝓊ℯ 𝓉ℴ𝒹ℴ ℯ𝓂𝓅ℯ𝓏𝒶𝓇𝒶 ♡ daryl dixon ♡

embarazo: descubriendo

—Mira aquí puedo ver la placenta —dijo el doctor sonriente apuntando la máquina.

Felicity tenía uno de sus brazos bajo su nuca, y el otro estaba fuertemente agarrado al de su amiga. Louise estaba sorprendida viendo la pantalla en blanco y negro, incluso tenía ganas de llorar por la felicidad.

Miró a Felicity, su labio temblaba, sus ojos se ponían vidriosos y podía sentir lo mucho que sus sentimientos volaban. Era muy joven, sus papás estaban molestos con ella y su novio era la comidilla del pueblo.

Felicity no sabía que pensar. Se había sentido mal unos días atrás y comenzó a sentir su cuerpo como si ella ya no lo controlara, los mareos, las náuseas y los ascos la obligaron a comprarse varias pruebas de embarazo, se hizo una prueba de orina y una de sangre, ahora esta era la confirmación de su embarazo.

Se limpió con un pañuelo el gel en su vientre y espero a que el doctor le diera las fotos de la ecografía, se despidió con manos temblorosas y casi corrió al auto de su amiga.

—Conozco un buen doctor que hace buenos trabajos para pausar problemas, ya sabes. Es de lo más discreto —comentó su amiga mirándola fugazmente.

Felicity frunció su ceño soltando una pequeña risa.

—¿Cómo sabes?

—Ay, amiga. Jaden y yo no estamos listos para estas cosas.

—Lo quiero tener, Lou.

Louise la miró como si tuviera un gran grano en su cara, no sabía como había dicho eso, aunque lo miraba como una buena excusa para largarse de su casa, eso no le gustó.

—Amiga, mira, yo respeto las decisiones y eso pero, no creo que estás en un buen punto para tener un bebé —comenzó a decir con una mueca —Tus papás ya no te dan dinero, tu novio trabaja en un taller, tendrías que dejar la escuela. Es una responsabilidad grande.

—Daryl y yo nos amamos lo suficiente.

—Los bebés no viven de amor, Felicity —suspiró su amiga, después hizo una mueca sabiendo que debía dejar el tema ahí —¿Cómo sabes que Daryl está de acuerdo con esto? ¿Lo sabe?

—No, pero no tengo dudas.

—No estás para saberlo, ni yo para contarlo, pero hace unos años se habló mucho de que él tuvo a un pequeño bastardo. Jamás vio por él, dicen que ella le llevó las pruebas de ADN y todo eso.

—¿Daryl?

—El niño tiene el apellido Dixon, amiga.

—¿Cómo se llama la mujer?

—Sarah.

Felicity dejó de hablar, sintiéndose ahora para nada segura, ¿y si era cierto? Tal vez su destino era ser la mujer con un hijo no correspondido.

Daryl no sabía porque Felicity había estado tan callada, intentó hacerla feliz con un pequeño regalo, cosa que casi nunca hacía.

Felicity miró la barra de chocolate en sus manos y se preguntó cuál era su futuro, y si él la dejaría. Quería seguir con su embarazo y darle una familia llena de amor a su bebé pero si Daryl se iba le traería más sufrimiento que cualquier cosa a su hijo.

Había crecido con primos de padres divorciados y conocía todo lo que ellos sufrían a causa de no tener a un padre o madre con ellos y ella definitivamente no quería eso.

El cielo oscurecía, la luz amarilla de las lámparas alumbraba el parque haciendo tener un aura tranquila. Ella había intentado negarse a salir con él, pero había tenido una discusión con sus papás y prefirió escapar.

—¿Me dirás que te pasa? —pregunto Daryl sentado de lado, la miraba fijamente.

—No pasa nada.

—Vamos, Felicity. Te conozco. Sólo dilo.

—¿Quién es Sarah?

Daryl se hizo para atrás por un momento y frunció el ceño —¿Qué con ella?

—Daryl, por Dios. Me acabas de confirmar, ahora sé que es cierto.

—Pues es cierto, pero realmente no tiene nada que ver con nosotros —se excusó él, encogiendose de hombros.

Felicity jadeó y se levantó de la banca en la que estaban y cuando estaba apunto de caminar lejos de él este le tomó de la mano parándose rápidamente también.

—No puedo creer lo que me dices.

—Felicity, no entiendo nada, ¿por qué te molesta tanto esto?

—¡Abandonaste a una mujer con tu hijo!

—¿Qué? —preguntó confundido, y después entendió todo —Quien quiera que te contó eso se equivocó de Dixon.

—No entiendo.

—Sarah estaba con Merle, es hijo de él. Merle no negó ser el padre, pero tampoco quiso hacerse cargo. Ella decidió irse del estado y es lo único que sé. Eso fue hace muchos años.

—¿Es verdad?

—¡Claro que lo es! —exclamó completamente indignado —Mira, podré ser lo que quieras, pero un cobarde jamás.