𝒜𝓃𝓉ℯ𝓈 𝒹ℯ 𝓆𝓊ℯ 𝓉ℴ𝒹ℴ ℯ𝓂𝓅ℯ𝓏𝒶𝓇𝒶 ♡ daryl dixon ♡

padres

Esconder una relación era más difícil de lo que Felicity podía imaginar.

Tenían un año juntos y seguían viéndose a escondidas por el miedo jodido de que sus padres se enteraran.

Daryl le rogaba a Felicity para que les dijera, habían tenido varias discusiones sobre ese tema, pero necia como ella sola se negó por completo.

Era viernes por la mañana, era día feriado por lo que estaba en su cama, leyendo un libro muy aburrido pero era lo único que podía tranquilizar a su mente.

Le atormentaba estar enamorada de Daryl Dixon, le atormentaba no poder estar con él y ser una pareja de noche. Al principio era muy divertido ser solo ellos dos pero después las presiones se hicieron más evidentes.

Nate le había mandado muchos mensajes de texto diciéndole que se cuidara de alguien de sus amigos porque había expresado lo mucho que odiaba su relación. Felicity le rogó para que le dijera quien era la persona que la traicionaría pero el muchacho se negó a hablar.

Cerró el libro y se acostó boca arriba, para mirar el techo. Tenía muchas ganas de llorar, muchas ganas de correr y decirle a sus padres que estaba enamorada y en su mente ellos la abrazaban y decían que la apoyaban en todo, así su novio fuera diez años mayor.

Una tontería.

Escuchó dos toques en la puerta, murmuró un “pase” y la cabeza pequeña de Margaret se asomó diciendo que el desayuno estaba listo y después salió volviendo a cerrar la puerta.

Felicity se puso sus pantuflas y salió de brazos cruzados al comedor. Estaba en un mal día y el estrés la quería consumir.

Sus papás estaban muy serios, incluso sus hermanos. Era como si hubieran escuchado la noticia más desgraciada del mundo, como si alguien hubiera muerto.

El desayuno pasó lleno de tensión, nadie hablaba o bromeaba. Nadie pedía que le fuera pasada la sal o la miel, nadie peleó por el plato de papaya o por que vaso tenía más jugo.

Sus hermanos se levantaron de la mesa y casi corrieron a sus respectivas habitaciones, como si ya hubieran tenido indicaciones de hacerlo.

Felicity se levantó de la mesa también, pero al mismo tiempo lo hizo su papá.

—Siéntate.

Era extraño, fue una petición brusca. Su papá jamás le llamaba la atención o pedía que ella se quedara en la mesa, eso normalmente lo hacían sus hermanos. Frunció el ceño y así lo hizo mirando a su mamá quien fumaba como loca un cigarrillo que no sabía en que momento prendió.

—¿Está todo bien? —preguntó ella, casi con miedo.

—¿Dónde estuviste el sábado?

Oh, el sábado. Estaba en un pueblo vecino, en un motel barato donde hizo el amor con su novio secreto hasta que quedaron exhaustos.

—Estaba con Ámbar...

—¡No mientas, Felicity! —gritó él, haciendo que la muchacha pegara un brinco —Tuve una reunión con su padre y ellos estuvieron fuera del país, ¿dónde estabas?

—En el pueblo vecino, papá.

—¿Con quién? —preguntó ahora su mamá, mirándola con de preocupación.

—Primero prometanme que —pidió, sorbiendo su nariz, sintiendo como sus lágrimas bajaban —Prometan que me apoyarán y que aceptarán. Por favor, papito, dime que lo harás.

Para este punto ella estaba parada, con sus manos juntas acercándose a su papá, pero este en vez de abrazarla se alejó temiendo lo que diría.

—¿Quién es, Felicity?