𝒜𝓃𝓉ℯ𝓈 𝒹ℯ 𝓆𝓊ℯ 𝓉ℴ𝒹ℴ ℯ𝓂𝓅ℯ𝓏𝒶𝓇𝒶 ♡ daryl dixon ♡

embarazo: oculto

*** miren esa joya, me siento enamorada gracias twd por existir y cambiar mi existencia ***

Felicity había visitado todos los sitios en Internet que podían existir. Su historial de navegación estaba lleno de páginas como: Embarazo adolescente, ¿cómo decirle a mis padres? o Embarazo, ¿cómo ocultarlo?

Desde ese día Daryl le había pedido que contaran todo y que se fuera a su casa, pero ella no quería hacerlo de esa manera. Ya había herido demasiado a sus padres como para darles una noticia tan grande como esta.

Puso su mano en su vientre y sonrió al imaginarse con su pequeña criatura en los brazos, ambos con Daryl siendo una familia feliz.

Y es que ahora no podía verse sin ninguno de los dos. No sabía que era su bebé, o si sólo era uno, pero en su visión del futuro se veía tan feliz al lado de sus amores.

El pensar que podía perder a su bebé la hacía sentir tan miserable, amaba a ese feto sin lugar a dudas.

Los días pasaron, la angustia de Felicity crecía cada vez más. Cuando hablaba con su papá tenía en la punta de la lengua como darle la noticia de que sería abuelo.

En una vida perfecta tal vez ella habría comprado un par de calcetines pequeños y los habría puesto en una cajita, con una nota en letra cursiva diciéndole que sería abuelo. En una vida perfecta el futuro abuelo habría soltado lágrimas de felicidad y la habría abrazado. En una vida perfecta los futuros abuelos abrazarían a Daryl y planearían una gran fiesta.

Pero esto no era una vida perfecta.

Levantó su blusa dejando su vientre al descubierto y se miró de perfil frente al espejo. Su estómago estaba normal. Sonrió casi con lágrimas en los ojos.

—Lo sé, bebito. Nada más les digo a tus abuelos y estarás libre para asomarte —susurró, pasando su mano con delicadeza —No puedo esperar a estar contigo y tu papá.

La puerta fue abierta abruptamente, no dándole tiempo de bajar su blusa, haciendo que las acciones de Felicity fueran totalmente obvias para la persona que entró.

—Santo cielo, ¡lo sabía! —exclamó su hermana menor —¡Estabas demasiado cariñosa, esto escondías! ¡Eres una lamebotas!

—¡Calla, Mad! —susurro bajando la blusa y cerrando la puerta detrás de su hermana, la jaló del brazo haciendo que ella corriera a la cama donde se sentó —¡Papá y mamá pueden escuchar!

—No están, genio —rodó los ojos la adolescente —Ahora, dime, ¿Desde hace cuanto lo sabes?

—Unos días.

—¿De quién es? ¿Del mecánico? —preguntó con desdén.

—Se llama Daryl, y sí.

—¡Cristo! Habías dicho que ya no salías con él.

—Pues para llegar a mi estado tuve que mentir —rodó los ojos, se sentó frente al peinador y se quitó la coleta, miró a su hermana sobre el espejo —Si le dices a mis papás les diré que te besuqueaste con el Sr. Reynolds.

—¡Eww! Yo no hice eso, fue un estúpido rumor.

—Eso papá no lo sabe.

—No le diré a nadie, sólo si me puedo quedar con tu habitación.

—Está bien.

—¿En serio estás dispuesta a dejar esta habitación para irte con el mecánico? No te ofendas, pero algo me dice que él no tiene baño y closet propio. Además de tu balcón, ¡por Dios, tu balcón!