Felicity solía disfrutar los fines de semana. Daryl y Merle estaban en casa, disfrutando de los días en familia –que solían negar, diciendo que no tenían nada mejor que hacer– hacían pequeñas barbacoas en el patio trasero mientras que ella se sentaba en la mecedora con el pequeño cuerpo en su pecho. Riendo por los chistes de Merle o rodando los ojos cada vez que Daryl sacaba su lado envidioso.
Su pequeño bebé ahora tenía 3 meses de haber nacido y sus ojos verdes eran tan curiosos, mirando a su alrededor con avaricia, sonriendo de vez en cuando al escuchar la voz de su mamá.
Felicity miró hacia abajo donde su bebé se recargó en su hombro, probablemente queriendo dormir. La mujer movió con sus pies descalzos la mecedora para arrullarle, comenzando a tararear una canción de cuna. Sonriendo al sentir la pequeña mano cerca de su cara.
Daryl maldecía mientras echaba leña en el pequeño asador, preguntándose porque accedió a cocinar hamburguesas. Y más maldijo al ver a su hermano mayor a su lado, con una cerveza en las manos burlándose de lo que hacía.
Pero Merle estaba más concentrado en ver a su cuñada y su sobrino. La mujer sonreía mirando a la pequeña criatura en sus brazos mientras movía los labios, acariciando las suaves mejillas del bebé. Su vestido azul floreado moviéndose con cada vez que se mecía. Su cabello largo y ondulado moviéndose con el viento.
—Iré por una cerveza —avisó Daryl interrumpiendo sus pensamientos.
Merle movió la cabeza, mirando como se iba. Como llegó primero con Felicity besando su nariz antes de preguntarle si quería algo de adentro. Mirando a Felicity regalarle una gran sonrisa blanca diciéndole que quería un poco de limonada. Daryl dando un beso en la cabeza de su hijo y yendo adentro.
Entonces se preguntó, ¿pude haber tenido esa vida? Tal vez si no hubiera escogido puras malas decisiones en su vida tendría a alguien a su lado que lo amara y esperara cada día al anochecer. Alguien a quien besar cuando sentía soledad, alguien con quien compartir momentos felices.
Su hermano pequeño pudo conseguir todo eso, lo que jamás imaginó. Creía que después de tantos insultos, después de tantas palizas Daryl dejaría atrás el sueño de tener una familia. Que eran sólo ellos dos.
Pero comprendía, Felicity era un hermosa mujer, con un buen sentido del humor y con un corazón tan noble que no se imaginaba sus orígenes.
—¿Qué pasa? —preguntó Felicity sonriendo al notar su mirada.
—Te ves más gorda —contestó simplemente, en burla.
—Sí, bueno, soy una persona consentida —burló alzando la ceja, no sintiéndose ofendida. Daryl salió en ese momento con un vaso de vidrio, dejándole la limonada en sus manos —Gracias, amor.
—Me da asco su cariño —gruñó Merle, tomando de su cerveza.
—Se le llama envidia, cariño —dijo Felicity, tomando un sorbo de su bebida —Pronto encontrarás a alguien que te de besitos.
—Primero vendrá el fin del mundo —bromeó Daryl, ganándose un codazo.
—No necesito a nadie —juró el hombre de cabellos rubios, mintiendo —Así estoy bien.
Todos callaron al notar como la actitud de Merle comenzaba a cambiar y no querían eso en un fin de semana tan tranquilo como ese. Decidieron que la paz reinara y siguieron haciendo las hamburguesas.
Hablaban de vez en cuando sobre temas triviales, normales. Hablando de la infancia de Felicity o de cosas extrañas que hacía el bebé.
Preguntándose como era posible que ahora estuvieran ahí, apunto de comer cuando antes sólo eran simples empleados de los tantos negocios que tenía su padre. Riendo de lo graciosa que era la vida y de lo difícil que podría ser en el futuro.
Pero a Daryl no le preocupaba el futuro, y quería que esta fuera su vida toda la eternidad. No le importaba quemarse las manos con la leña o escuchar los comentarios de su hermano. Quería ver la sonrisa de su mujer siempre, quería ver a Norman correteando por el patio sonriendo seguido de niños, más hijos suyos.
Antes le daba miedo la vejez, saber que algún día llegaría el momento en estar solo y desdichado mirando el techo de su habitación, pensando en lo miserable que había sido su vida. Pero ahora la vejez sonaba como un sueño, se imaginaba envejeciendo con Felicity, tomados de las manos en tranquilidad, esperando una muerte tranquila, lejos de dolores y miedos.
♡
Felicity movía su pierna contra el piso, mirando al techo y con su cara cargada en concentración. Sentía sufrimiento cada vez que los pies de su bebé se presionaban contra su estómago bajo y es que realmente no sabía si aguantaría mucho.
—¡Cristo! —exclamó levantándose del sofá.
Corrió a Merle que estaba en el sillón reclinable y se inclinó a él entregándole a su sobrino en brazos. Pero Merle sintió una punzada de miedo al instante.
—¿Qué haces? ¿Qué pasa? —preguntó tomando torpemente a Norman —Ten a tu hijo.
—Merle, me estoy orinando y Daryl se está bañando. Por favor, encárgate de él. Acaba de comer, no tardaré —dijo rápidamente antes de correr al pasillo, donde el baño se encontraba.
Merle frunció sus labios mirando los ojos del pequeño y sonrío de lado recordando cuando sostuvo a Daryl por primera vez.
Quería a su familia, lo único que tenía pero su única manera de protección era alejarlos para no resultar dañado, nunca había sentido cariño entonces no quería buscarlo.
Los ojos verdes de Norman se conectaron con los suyos y fue como si le quitaran el alma al mayor, era como si esa cosita tan pequeña lo reconociera. Como si todos sus pecados fueran pequeños y perdonados. Se sintió querido y protegido por una pequeña mirada.
"Jamás dejaré que te hagan daño" prometió en su mente "El tío Merle se sacrificará a cualquier costa por tu vida, pequeña ardilla".
—Ay, Merle. Muchas gracias —exclamó Felicity, más tranquila —Te debo una.
—Me debes muchas —dijo, actuando como si ya quisiera al bebé lejos —Ten a tu bola de popó.
—Que lindo —murmuró rodando los ojos, acercándose para agarrar a su hijo em brazos —¿A dónde vas?
Merle se levantó del sillón, tomó las llaves de la cabaña y salió de ella, diciendo que regresaría por la mañana.
Felicity comenzó a reír negando con la cabeza, escuchando las ramas crujiendo afuera. Echó su cabeza atrás cuando sintió el torso mojado de Daryl en su espalda. Dejó que le besara el cuello, cuando la atención pasó a su hijo, donde el mayor dejó un beso en su cabeza.
—¿Qué pasa? —preguntó Dixon.
—El tío Merle, es como papá Daryl. Un terrón de azúcar.
Felicity había presenciado el momento de Merle-sobrino, y no pudo estar más contenta de la familia que escogió.
Dios, protege esta familia. Que tu manto cubra nuestros cuerpos y no nos permitas pasar hambre, si lo hacemos, asegúrate de mantenernos seguros. Amén.
ESTÁS LEYENDO
𝒜𝓃𝓉ℯ𝓈 𝒹ℯ 𝓆𝓊ℯ 𝓉ℴ𝒹ℴ ℯ𝓂𝓅ℯ𝓏𝒶𝓇𝒶 ♡ daryl dixon ♡
Fanfiction♡ ONE SHOTS ♡ ♡ MUNDO NO APOCALÍPTICO ♡ Serie de one shots que nos hablan un poco más de la relación de Felicity y Daryl antes de la epidemia y de las crisis que pasan en "La Familia"
