𝒜𝓃𝓉ℯ𝓈 𝒹ℯ 𝓆𝓊ℯ 𝓉ℴ𝒹ℴ ℯ𝓂𝓅ℯ𝓏𝒶𝓇𝒶 ♡ daryl dixon ♡

tatuajes

Felicity estaba fascinada con la pequeña criatura que dormía en sus brazos. Sus ojos se llenaban de amor cada vez que miraba la pequeña boca rosada que se movía en su pecho. Su mano elegante se fue directo a esa pequeña cabecita cubierta de pelo negro y sonrío con ternura.

Era su primer día como mamá oficialmente, por fin había llegado a casa y se tuvo que tragar las lágrimas al entrar.

Daryl le abrió la puerta de la cabaña mientras ella cargaba a su pequeño con delicadeza cubierto en una manta celeste. Su cuñado estaba sentado en el sofá, con sus manos entrelazadas y la mirada en el piso.

Merle recuerda todos los días esa escena. Porque así fue cuando sus padres entraron con Daryl en casa, unos días después su madre cayó en depresión y todo se fue al carajo. Tenía miedo de que la historia se repitiera.

Felicity estaba sentada en la cama matrimonial, con su bebé durmiendo pacíficamente en brazos. Era muy pequeño y delicado. Había nacido con bastante cabello negro, con los labios y mejillas sonrosadas.

Daryl estaba a su lado, mirando de igual forma al bebé. Estaba ansioso por su nueva etapa de padre, y es que no podía creer que alguien inservible como lo era él pudo crear un ser tan pequeño y hermoso.

—Es hermoso —murmuró Felicity, pasando su mano por el pequeño cuerpo —Tanto tiempo esperándolo a ahora está aquí.

—Gracias —dijo Daryl mirándola fijamente —Por esto, fue una tortura verte sufrir de esa manera.

—Creo que no tendremos más hijos pronto, esperemos unos diez años —bromeó ella.

—Me parece bien.

—Podemos adoptar también, siempre he querido tener 4 hijos —contó, divagando como solía hacer.

—4 es mucho.

—Debes hacerte a la idea, Dixon —susurró rodando los ojos, miró a su bebé y suspiró.

—Happy —llamó él, ella lo miró —Te amo.

Felicity sonrío de lado y se acercó con delicadeza dándole un pequeño beso en los labios que fue correspondido rápidamente. Ahora eran una familia, pequeña, pero llena de amor.

Se separaron por el estruendoso sonido de su teléfono celular que vibraba con violencia en el buro que pertenecía al lado de Daryl.

El mecánico se estiró de una forma extraña alcanzándolo y levantando la tapa para que su mujer pudiese ver el número que estaba en la pantalla.

—Es mi hermana, ponlo en altavoz —pidió ella acomodando a Norman en sus brazos.

Daryl hizo caso, se recargo en la cabecera de la cama y puso el teléfono en medio de ellos para que ella pudiese contestar. No le gustaba estar ahí cuando ella marcaba pero ahora no le quedaba de otra.

—¡Amelia! —gritó desde el otro lado ganándose un chisteo de su hermana mayor —Perdón, perdón. Mamá le tomó muchas fotos, ¡es hermoso! Cristo bendito se parece a la familia Luna.

—Es muy pequeño para ver a quien se parece, sis —dijo rodando los ojos —Muchas gracias, es hermoso, sí.

—Regresa, Amy —pidió ella —Ya tuviste mucho tiempo para pensarlo, ¿Qué vida les espera ahí?

—Ya hemos hablado de eso mil veces —bufó Felicity, miró de reojo a Daryl quien se le notaba bastante incómodo —Debo colgar.

—¿Por qué? ¿Él está ahí? ¡Lo ves, es un pervertido!

—Mira, sis. Te amo y lo que quieras pero si vas a hablar, tú, mama, papá o bro será únicamente para preguntar por mi hijo. No se metan en mi vida.