¿celos?

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La relación de los Dixon constaba de una gran confianza, o al menos eso creía Felicity. La mujer sabía que su esposo jamás la engañaría con alguien más, sería algo tonto si quiera imaginarlo. En el pasado había visto como los ojos del cazador se posaban sólo en una sola mujer, ella. Y eso era algo que tanto amaba sin lugar a dudas, en el pasado había tenido relaciones que terminaban en infidelidades o faltas de respeto, cosas que Daryl jamás haría.

Y era verdad, el hombre creía que ninguna mujer se podría comparar ni en el más mínimo detalle con Felicity. A través de sus ojos azules era la mujer más hermosa del mundo, la persona por la que sería capaz de morir una y otra vez sin pensarlo, además que era la mamá de su primogénito.

Pero, Daryl si era desconfiado. Su mayor temor era pensar que alguien fuera mejor que él, como le había dicho alguna vez Merle. Tenía miedo de envejecer y ser testigo de como Felicity se conseguía a alguien más joven para formar una familia tradicional. Los amigos ricos que su esposa tuvo también le sonaban a amenaza, todos ellos le podían dar sin temor a nada lo que ella merecía. Daryl pensaba que alimentarla de animales que cazaba o su sueldo no le servirían del todo a alguien que estaba acostumbrada a la extravagancia.

El día de hoy habían tenido una fuerte discusión sobre un tema económico, al parecer Daryl había perdido parte de su sueldo por un problema en el taller, justo cuando Felicity debía llevar a Norman con el pediatra por revisiones de rutina para asegurarse que el niño de dos años estuviese bien.

—Felicity, Norman está bien, no necesita ir con el estúpido pediatra —rodó los ojos el hombre apuntando a su hijo que jugaba con unas pelotas en el piso.

—Son rutinarias, Daryl. Sé que está bien, pero debo ir para asegurarnos, ¿sabes cuántos niños están enfermos sin que sus padres se den cuenta? —discutió la mujer, su punto era valido —El doctor Foreman me recomendó esto y me siento segura, pero tu decidiste estropear tu trabajo. Por Dios, debes aprender a tranquilizarte.

—¡Me habló como si fuese un maldito perro!

—¡Hubieras esperado a tu hora de descanso para partirle la cara a él y no romper las ventanas de su auto! —dijo con más fuerza.

Daryl se quedó callado, había escuchado ese consejo de un compañero de trabajo, lo menos que quería era molestarla más. Entonces decidió irse a la habitación azotando la puerta diciendo en silencio que necesitaba un momento en soledad. Se acostó en la cama bufando.

Felicity se sentó en el sillón recibiendo los juguetes que Norman dejaba en su regazo, el pequeño balbuceaba como si le dijera todos lo nombres que tenían. La chica puso sus codos en las rodillas y suspiró tapando sus ojos, sintiéndose adolorida por unos segundos. Este dolor de cabeza la mataría.

Tomó teléfono de la casa en sus manos para marcar los números tan conocidos para ella, esperó en la línea hasta que una amable mujer le contestó preguntando qué pasaba —Soy Felicity Dixon, llamaba para cancelar la cita con el Doctor Foreman.

Espero a que confirmaran la acción, colgó suspirando aún más fuerte. Se recargó por completo en el respaldo del sofá y esperó a que su hijo trepara hasta llegar a su pecho donde se recostó, al parecer la posición tan cómoda de su madre le había ayudado para sentir un poco de sueño Bostezó un poco cuando Felicity comenzó a darle palmadas suaves sobre el pañal, arrullando. Sirvió para los dos, en pocos minutos quedaron dormidos.

Pasaron al menos dos horas cuando Daryl decidió salirse de la habitación pues también se había quedado dormido. Rascó su estómago desnudo mientras se asomaba por el pasillo sólo para poder verlos, ambos descansando, su hijo estando sobre el pecho de su madre, dejando un charco pequeño de baba por tener la boca abierta. Felicity estaba abrazada a el niño, sosteniéndolo incluso en sueños.

𝒜𝓃𝓉ℯ𝓈 𝒹ℯ 𝓆𝓊ℯ 𝓉ℴ𝒹ℴ ℯ𝓂𝓅ℯ𝓏𝒶𝓇𝒶  ♡ daryl dixon ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora