el primer año

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Felicity no podía parar de llorar.

Era la madrugada del sábado cuando su llanto comenzó y parecía no poder dejar de hacerlo. Sus sollozos estaban siendo ahogados contra su mano, tratando de no despertar al cazador y al bebé que dormía en su cuna.

Con cuidado quitó el brazo de su marido, mordió su labio pensando que lo logró despertar pero no fue el caso, Daryl simplemente se movió para cambiarse de lado dándole la espalda. La chica suspiró de alivio, no se podría perdonar despertarlo por esta tontería. 

Caminó de puntillas hasta donde su bebé descansaba. Y otro sollozo atacó su cuerpo, teniendo tiempo para cubrir su boca, mirando a la pequeña criatura que dormía plácidamente con un chupón celeste en sus labios. Se lo quitó con delicadeza, acariciando su cabeza en el proceso. Una lágrima que bajó por su mejilla cayó en la pequeña cabeza de Norman.

Su pequeña felicidad estaba acostado boca arriba, con ambos brazos sobre su cabeza ladeada, sus cabellos negros estaban despeinados. Tenía una manta amarilla hasta su cintura, el mameluco verde lo cubría por completo del fresco de la noche y no podía dejar de verlo porque era la cosita más tranquila del mundo mientras dormía. Era como todos los bebés, siempre tan curioso gateando por todas partes en la casa, arrastrando las sillas del comedor para poder dar pasos sosteniéndose de ellas. Riendo a carcajadas cuando su mamá cocinaba con él en brazos o cuando su padre lo hacía volar por los cielos.

—Felicity —llamó Daryl desde la cama, con su voz ronca. La nombrada limpió sus lágrimas rápidamente —¿Norman está bien?

La mujer miró al techo, haciendo que las lágrimas dejaran de bajar. Se dio la vuelta dándole una sonrisa triste no sabiendo que decir o hacer, simplemente asintió haciendo un puchero, temiendo que otro sollozo saliera. El cazador se imaginó que pasaba entonces abrió las sábanas invitando a que se acostara con él. 

Ella caminó a la cama, aceptando. Se recostó dejándose abrazar por el amor de su vida sintiendo un beso en su cabeza, queriendo sentir el calor de su marido, la tranquilidad que le proporcionaba. Daryl sobó su espalda tratando de tranquilizar los sentimientos de su mujer y así lo hizo.

—Nunca creí ser ese tipo de madres —se quejó —Llorar por el primer cumpleaños de nuestro hijo.

—Eso es porque tienes un corazón blando, Happy. Porque amas a nuestro hijo, eso me conmueve —susurró siendo sincero, llevándose la mano de su mujer a la boca dejando un beso delicado —Él tiene tanta suerte de tenerte como madre.

—Es que me da miedo, Daryl —confesó sintiendo sus ojos irritados, los cerró —Quiero que sea mi bebé toda la vida... soy tan egoísta.

—No lo eres, muñeca —tranquilizó abrazándola más fuerte —Eres la mejor de las madres, ese niño te amará siempre, serás su prioridad.

—En la iglesia hicieron una colecta para hacerle un festejo el domingo, ¿en serio no te gustaría venir?

—Happy...

—Sé cual es tu opinión acerca de las iglesias, amor. Pero puedes darle la oportunidad, como yo hice. Es hermoso estar con tanta gente, en ese ambiente.

—Puedo ir sólo por ti, pero ni creas que me pondré a rezar —advirtió —Yo solo me pongo de rodillas para comert...

—¡Daryl! —exclamó en voz baja riendo.

—¿Ya estás mejor? 

—Sí, mi amor. Ahora todo está bien.

—Vamos a dormir, por la mañana debemos tener mucha energía para ese bebé que parece no tener botón de apagado —burló ganándose en un golpe amistoso es en pecho.

𝒜𝓃𝓉ℯ𝓈 𝒹ℯ 𝓆𝓊ℯ 𝓉ℴ𝒹ℴ ℯ𝓂𝓅ℯ𝓏𝒶𝓇𝒶  ♡ daryl dixon ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora