un día en la casa de los Dixon

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Felicity despertó de la mejor manera posible. Era su segunda noche, después de la luna de miel que pasaban la noche como un matrimonio. 

Estaban en la posición de cucharita, donde Daryl era la cuchara mayor. Las piernas de su esposo estaban entrelazadas haciendo así que no sintiera ni una sola pizca de frío. Podía ver por la ventana que estaba frente a su cama matrimonial que afuera llovía y pudo sentir su cuerpo estremecerse al recordar que hoy las pequeñas vacaciones de Daryl terminaban y le tocaría hacer el papel de un ama de casa.  

Estos días se habían alimentado de un ciervo que estaba en la nevera y que ya llegaba a su fin. La nevera estaba vacía, no había verduras, ni frutas, ni cereales y ella no podía vivir sin los cereales. Los gabinetes estaban vacíos y llenos de polvo, dándose cuenta así de que la despensa no había sido hecha desde hace tiempo.

El sueldo de Daryl era bueno, no era espectacular, pero era suficiente para poder hacer la compra, echar gasolina a la camioneta y poder comprarse un helado, porque aunque hacía frío nunca era mal día para comerse uno.

Sintió los labios de Daryl en su nuca y sonrió regresando de sus pensamientos, se hizo hacía atrás pegando más su cuerpo en el de él.  Sintió como sus manos bajaban por su vientre bajo y las dejó ahí, acariciando lo que en unos meses sería su bebé. Él no hablaba con su vientre, pero todas las mañanas y noches ponía sus manos ahí por un buen rato.

—Buenos días —saludó Daryl acomodando su cabeza en la almohada.

—Hola, ¿Qué tal dormiste? —preguntó ella, poniendo sus manos con las de él, ansiosa por el día en el que comenzaría a moverse.

—Todo iba bien hasta que comenzaste a hablar dormida —burló Daryl, pellizcando su costilla haciéndola reír —¿Quién es ese tal Joaquín Phoenix?

—Lo peor es que si recuerdo haber soñado con él —río ruborizándose —Es el actor de Señales, el que sale con Mel Gibson.

 —Nunca la he visto —confesó

—Por Dios, no hay manera. Esa película fue la más hablada. Mi papá me compró la película en DVD y la miraba todos los días.

Felicity calló al terminar lo que hablaba, extrañaba a su papá. No lo había nombrado hasta hoy y no recordaba lo extraño que era sentir que él estaba y estaría lejos de ella.

Daryl se dio cuenta de esto y se sintió terrible, pues él sólo quería hacer feliz a su mujer y no podía hacerlo con esto. Sabía que ella era una persona familiar, y el pensar que había renunciado a ellos por él lo hacía sentir miserable.

Felicity se dio la vuelta, quedando cara a cara con él y le sonrió de lado, pidiéndole una disculpa por lo anterior. Levantó su cuello un poco y le dio un beso dulce, demostrando todo su amor, y haciéndole saber que todo valía la pena.

—No quiero que te vayas —murmuró sobre sus labios, depositó un pequeño beso.

—Tengo que, los meses pasarán rápido y debemos estar preparados.

—¿Merle se quedará aquí? —preguntó separándose, preocupada un poco porque no le gustaba del todo.

—No será un problema, le abriré la cabeza si te hace daño.

Felicity frunció sus labios, esperando a que eso no sucediera, o quería que un par de hermanos se pelearan y si los tres vivirían juntos debían hacer algo para arreglas sus indiferencias y comenzar a traer la paz.

—Bien.

—¿Quieres ir al super en la mañana o ya que regrese te acompaño? —preguntó Daryl besando su nariz, sonriendo como reflejo cuando vio como la fruncía —Si quieres puedo hacerlo antes de que regrese a casa, sólo hazme una lista y eso.

𝒜𝓃𝓉ℯ𝓈 𝒹ℯ 𝓆𝓊ℯ 𝓉ℴ𝒹ℴ ℯ𝓂𝓅ℯ𝓏𝒶𝓇𝒶  ♡ daryl dixon ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora