♡; XI

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No tuvo que decir más para que Seungcheol se acercara al rostro del bajito, apuntándolo con su pene, Jihoon abrió la boca y recibió el trozo de carne gustoso; no sabía cómo hacerlo realmente, sólo movía la lengua como podía al rededor del miembro, succionaba (con la intención de que su saliva no saliera de las comisuras de sus labios) y movía su mano de arriba a abajo con el resto de piel que no era capaz de comer. A pesar de lo torpe e inexperto que era Jihoon, Seungcheol estaba disfrutándolo y parecía mejorar rápidamente.

Estuvieron algunos minutos de esa forma, hasta que Jihoon comenzó a cansarse de sostenerse de sus codos, los cuales intercambiaba de izquierda a derecha para resistir mejor y no desatender el miembro. Seungcheol notó que cada vez el bajito se alejaba más, así que se inclinó hacia adelante hasta apoyar las manos en el colchón, flexionó un poco las piernas para no sostenerse de las rodillas y poder mover su cadera, embistiendo la boca de Jihoon, quien ya se había recostado sobre la cama.

El mayor siseaba y gruñía por lo bien que estaba sintiéndose y aunque Jihoon comenzaba a atragantarse un poco, no impidió que siguiera follándole la boca. El de cabellos morados puso sus manos en las caderas de Seungcheol, deteniendo un poco el ritmo fuerte que había tomado, si seguía haciéndolo de esa forma, terminaría ahogándose. El mayor notó aquello al mirar hacia abajo, así que alejó sus caderas y liberó su boca muy lentamente, tomó su miembro y deslizándolo por los rosados y húmedos labios.

—Esto es tan excitante— murmuró y Jihoon miró hacia arriba. Sus miradas se encontraron y el bajito sacó la lengua dejando que Seungcheol deslizara su glande por ella —sólo porque quiero venirme en tu interior, me detendré— dijo y se levantó de la cama.

Seungcheol terminó de deslizar sus prendas faltantes hasta deshacerse de ellas junto a sus calcetines (dándose cuenta de que sus zapatos habían salido de sus pies desde quién sabe cuando) y aprovechó para ponerse el condón de una vez. Jihoon también se levantó para deslizar sus últimas dos prendas y quedar completamente desnudo ante Seungcheol.

Los rayos del sol de plena tarde entraban por la ventana, impidiendo que pudieran cubrir su desnudez como la primera vez, pero ahora ya no les importaba, habían visto y probado el cuerpo del contrario que sólo querían más.

Nuevamente se acomodaron en la cama, Jihoon estaba recostado sobre las sábanas y Seungcheol encima, de rodillas y brazos, se miraban a los ojos fijamente, desviando la mirada ocasionalmente a los labios o al cuello contrario. Estaban ansiosos por tocarse y continuar, pero aquella pausa sólo aumentaba la emoción y excitación en sus cuerpos; el tiempo seguía corriendo, por lo que SeungCheol tomó la iniciativa y recorrió con una mano el pecho de Jihoon hasta su entrepierna, donde tomó el miembro y masturbo un poco antes de pasar a lo que le interesaba.

Chupó sus dedos bajo la atenta mirada de Jihoon, saboreando un poco el pre-semen con una mirada provocadora; el bajito separó los labios y terminó mordiéndose el inferior por lo tan erótico que había sido y luego gimió suavemente al sentir el primer dígito intruso. SeungCheol disfrutó del gemido, y con tal de obtener más, no dudó en comenzar a acariciar las paredes anales con el propósito de encontrar aquel punto sensible; amaba ver a Jihoon retorcerse del placer, y era mucho más gratificante cuando lo hacía bajo su cuerpo.

—Qué bien... lo haces...— trató de no gemir, así que hizo las pausas necesarias al hablar.

—Lo hace mejor mi pene— contestó con una sonrisa lasciva.

—E-entonces... apresúrate— movió una de sus piernas para ser liberado de las de Seungcheol (que estaban a sus costados), con la intención de separarlas y darle más acceso al dedo del mayor.

Con los minutos pasando, el dedo fue acompañado de otros dos cuando fue posible y para estas alturas, Jihoon ya no podía contener sus gemidos, sabía cuánto disfrutaba Seungcheol de ellos, así que quería torturarlo un poco, pero ya no podía seguir haciéndolo.

Seungcheol se inclinó hacia adelante para tomar los labios de Jihoon y tragar sus gemidos; quería distraerlo con el beso, así que introdujo su lengua a la cavidad bucal contraria y dejó de mover sus dedos. Sus lenguas se movían batallando por quién era el dominante, así que con los segundos pasando, Jihoon olvidó por completo los dedos que habían estado estimulando su ano, así que no se dio cuenta cuando los dedos salieron con lentitud, siendo reemplazados por algo de mayor tamaño.

El beso se rompió en cuanto Jihoon separó los labios y gimió por la intrusión, sus manos se aferraron a los fuertes hombros del basketbolista, sus ojos se cerraron con fuerza y una pequeña lágrima se deslizó por su mejilla. Realmente había sido inesperado aquello, pero tan rápido como sucedió, el dolor también se esfumó y ahora sólo suspiraba de placer.

Oh joder Seungcheol... d-deberías avisar.

—No hay diversión en ello— dijo y besó sus labios de forma corta y coqueta.

—Eres...— suspiró —increíble— volvió a recibir un beso corto mientras deslizaba una mano por el pecho de Seungcheol y se reacomodaba bajo los fornidos brazos —ahora mueve ese hermoso trasero— dijo con picardía y dio una nalgada al alcanzar finalmente el trasero del pelinegro.

Claro estaba que Seungcheol no lo pensaría ni dos veces para comenzar las embestidas, Jihoon se retorcía del placer bajo su cuerpo y gemía sin pudor, incitándolo a ser más rudo y fuerte con las embestidas. La habitación se llenó de gemidos, el sonido de sus pieles chocando, el ruidoso rechinar de la cama por el brusco movimiento, sus cuerpos comenzando a sudar y volviendo pesado el ambiente.

—Ah sí... ah agh Seungcheol... más ah~

Mgh eres t-tan apretado— gruñó cerca del oído de Jihoon.

Seungcheol estaba prácticamente aplastando el cuerpo de Jihoon, pero eso sólo hacía más perfecto el momento con tal intimidad y cercanía. De vez en cuando sus labios se rozaban y comenzaban un torpe beso que no podían mantener por la inestabilidad y los gemidos que sus cuerdas vocales emitían.

Más p-por favor aah~...

—Perderé el control, s-si sigues pidiéndolo de esa manera.

Sí, sí, ah h-hazlo— pidió.

El pelinegro no estaba muy seguro de si sería capaz de hacerlo más rápido o más fuerte, pero haría el intento con tal de complacerlo. Buscó estabilidad en la cama al colocar las rodillas y separar un poco el trasero de Jihoon de la cama; una de las piernas del bajito quedó sobre su brazo, así que eso hizo que fuese más fácil elevar las caderas del menor, encontrando así un nuevo punto más sensible que el anterior.

Jihoon fue quien se descontroló con sus gemidos, se aferraba a lo que podía y aunque comenzaba a dolerle el cuerpo por la mala posición, estaba disfrutándolo pues había tocado ese punto que lo haría ver estrellas; decidió comenzar a masturbarse para alcanzar el clímax con más placer, así que recibiendo una exquisita estimulación por ambas partes de su cuerpo, se derramó gimiendo fuertemente y dejando que su semen resbalara por su mano hasta su abdomen.

Aaaah sí... Cheol— su cuerpo se estremeció, sus paredes anales se contrajeron y sus manos se cerraron con fuerza a lo que se aferraban (la mano derecha a su pene y la izquierda a la espalda de Seungcheol).

Aquello aumentó el placer en Seungcheol y arremetió con fuerza contra la próstata de Jihoon, prolongando un poco más el orgasmo del menor y llevándolo al suyo. Empujó sus caderas con fuerza en estocadas certeras y pausadas por los espasmos que el placer le provocaba... y de pronto se asustó, alejándose del cuerpo de Jihoon y escuchándolo gritar otra vez, aunque de forma diferente a la que le habría gustado.

—¡CIERRA LA MALDITA PUERTA!

[♥]

Mi niñero Seungcheol [JiCheol]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora