♡; XII

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—Maldita basura— murmuró Wonwoo —Jihoon no va a venir— le comunicó a sus dos amigos.

—¿Cómo que no va a venir? ¿Él propuso esto?— se quejó Minghao.

—Su mamá lo amenazó con la correccional otra vez, así que seguramente se mantendrá al margen por algún tiempo— dijo Wonwoo mientras trataba de escribirle a Jihoon, pero este ya no estaba en línea y ya no respondía sus mensajes.

—¿Qué haremos?— preguntó Chan —no les voy a dejar pasar mi ojo morado.

—Tranquilo, haremos lo del plan y luego iremos a ver a Jihoon.

Los menores asintieron y se colocaron los pasamontañas para no ser reconocidos por si algún guardia los veía.

Los chicos del equipo de lucha creían que podían golpear a cualquiera sin obtener algún castigo por ello, era el momento para que probaran de su propia medicina, así que estaban en la escuela para dejar todo listo para el día siguiente. Fácilmente podían contratar a alguien que les diera una paliza, pero no había humillación si nadie más lo veía, así que planearon poner trampas en sus casilleros, así cuando los abrieran, recibirían un poco de muchas cosas para que fuesen víctimas de las burlas de los demás.

Los luchadores recibirían dos kilos de huevos, todos caerían sobre de ellos, pero no al mismo tiempo; primero caerían unos diez al tratar de girar la llave, luego al abrirse la puerta caerían otros doce, y el resto de los huevos caerían cuando moviese cualquier cosa de su casillero. Sabían que no accionarían todos los mecanismos al mismo tiempo, así que esperaban que después de activar el primero o hasta el segundo, se fueran a limpiar, quizás a quejarse y cuando regresaran pensando que ya todo estaba bien, otra avalancha los sorprendería.

No les tomó demasiado tiempo preparar todo, no era la primera vez que usaban esa jugada, así que se podía decir que ya eran unos expertos colocando las trampillas y camuflándolas para que no fueran vistas. Tomaron sus cosas y se fueron rápidamente a casa de Jihoon, y el sol ni siquiera comenzaba a ocultarse.

Habían descubierto que el mejor horario para hacer sus travesuras era dos horas después del último periodo, no habían guardias rondando o preocupándose de alumnos pues algunos profesores se quedaban hasta tarde, así que eso los hacía confiar en que los alumnos no andarían por ahí a escondidas a plena luz del día. En cambio, durante las noches era más riesgoso y ya los habían atrapado en una ocasión, error que no volvieron a cometer.

Al llegar a casa del bajito, Wonwoo revisó entre los arbustos de la parte trasera, la mamá de Jihoon siempre escondía una llave por ahí sabiendo que su hijo a veces escapaba olvidándose de las llaves, así que para que no se quedara fuera, le tenían una llave, irónico, ¿no? Los tres chicos entraron a la casa por la parte de la cocina, al atravesar la puerta, los gemidos y el golpear de la cama contra la pared se hicieron presentes. Minghao y Chan no comprendían lo que pasaba y no porque fueran inocentes, sino porque los sonidos no eran tan entendibles como para imaginar qué pasaba, pero Wonwoo tenía una idea de lo que sucedía.

—Ah ah ah sí...— apenas alcanzó a entender Wonwoo —¿quieren ver el castigo de Jihoon?— preguntó con una sonrisa malévola y caminó por el pasillo hacia la habitación.

Aaaah sí... Cheol

El mayor fue el único que alcanzó a escuchar el nombre de Seungcheol en el gemido de su amigo. Tomó la perilla de la puerta para girarla lentamente, asegurándose de que no tenía el seguro puesto, puso un dedo en sus labios para que los otros dos chicos guardaran silencio y luego abrió la puerta de golpe —¡Jihoon!

—¡CIERRA LA MALDITA PUERTA!— reaccionó el bajito en cuanto lo reconoció.

Seungcheol se separó rápidamente del menor y se acostó en la cama cubriendo su entrepierna con una almohada y su rostro con las manos, había sido asustado de la peor manera posible, ya ni las películas o juegos de terror le causaban tal agitación en su corazón. Jihoon también terminó cubriéndose rápidamente.

Wonwoo rió a carcajadas y cerró la puerta, dándoles la oportunidad de vestirse (al menos).

Jihoon se levantó de la cama con molestia y colocó el seguro por si se les ocurría volver a entrar —¡Dios, los detesto!— dijo con frustración.

—Ni siquiera pude disfrutar bien mi orgasmo— dijo Seungcheol afligido.

El de cabellos morados suspiró y comenzó a vestirse —los echaré de una buena vez.

Seungcheol hizo lo mismo, no creía que consiguieran otro orgasmo si los amigos de Jihoon estaban ahí. Los dos estuvieron listos rápidamente, y antes de dejar la habitación, Seungcheol jaló del brazo al bajito e hizo chocar sus labios.

—Ouch— se quejó Jihoon por el golpe.

—En las películas esto sale bien y es romántico— dijo con un gesto de dolor mientras sobaba sus labios.

Jihoon rió ligeramente y se acercó a los labios contrarios con tranquilidad, besándolo suavemente. El beso duró lo suficiente para al menos satisfacer su necesidad de mezclar sus salivas, así que salieron de la habitación y Jihoon enfrentó a sus amigos con enfado.

—¿Qué demonios hacen aquí? ¿Y por qué no esperaron al menos a que termináramos bien?— se cruzó de brazos parado frente al sofá donde sus tres amigos estaban sentados.

—Hyung, ya no te miraré igual— dijo Chan con la cabeza baja.

MingHao asintió estando de acuerdo con eso y Wonwoo solo estiró los brazos, recargándolos en el respaldo del sofá y sentándose cómodamente.

—Bueno— comenzó a hablar Wonwoo —no nos diste mucha información y nos preocupamos por ti, así que venimos a verte, pero vemos que estás siendo castigado muy duramente— pronunció en un tono afligido, pero claramente se notaba que estaba fingiéndolo.

—De verdad estoy castigado, mi mamá me amenazó en serio— dijo con un tono molesto.

—¿Sí? ¿Y por qué SeungCheol está aquí?— miró con interés a su amigo, no estaba molesto por ser mentido, sólo quería molestarlo, de todas formas no haría nada en su contra y todo estaría olvidado luego de una o dos semanas molestándolo.

Jihoon separó los labios para decir algo, pero no sabía qué excusa dar que sus amigos creyeran, sobre todo Wonwoo, pero en su lugar, Seungcheol habló y dijo algo que no debía.

—Soy su niñero— dijo despreocupadamente.

Jihoon lo miró con una cara de querer ahorcarlo, incluso el movimiento de su cuello al girar para verlo había sido como de terror, como cuando uno de esos muñecos malditos gira la cabeza para ver a su víctima; luego negó cuando Wonwoo y Minghao comenzaron a reír a carcajadas —lo llamé en cuanto mi mamá se fue.

—¿De verdad tienes un niñero, a esta edad, y es un chico apenas casi un año mayor que tú?— preguntó Wonwoo mientras reía con incredulidad.

—En realidad somos novios— dijo el mayor abrazando a Jihoon por los hombros —su mamá cree que soy buena influencia para él, así que me pidió que me asegurara de que no se escapara durante su castigo. Y estaba haciéndolo bastante bien hasta que llegaron— arqueó una ceja, mirándolos con molestia.

—¿Desde cuándo son novios?— preguntó Minghao tratando de aguantarse la risa, no sabía si creerles o no.

—Una semana— respondió el pelinegro —más o menos— murmuró para sí mismo.

Jihoon se quedó callado, estaba muy molesto por lo que había dicho Seungcheol, incluso si lo dijo de broma y ahora estaba arreglándolo. No iba a perdonárselo, lo que menos quería era que sus amigos lo supieran (o alguien más de la escuela) y ahí estaba el basquetbolista diciéndoselo a todo el mundo (nuevamente exageraba).

—¿Una semana y su mamá cree que eres buena influencia?— preguntó Wonwoo.

—Si está castigado no debería recibir la visita de su novio— comentó Minghao.

—Bien, su mamá no sabe que somos novios, pero cree que somos muy cercanos, así que me invitó a pasar la tarde.

Minghao y Wonwoo se miraron sin creerles mucho, pero dado a que los habían encontrado teniendo sexo y que en la semana habían comenzado a convivir juntos en los descansos, era una historia creíble, así que no cuestionaron más y dejaron a Jihoon tranquilo.

[♥]

Mi niñero Seungcheol [JiCheol]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora