Mi niñero Seungcheol [JiCheol]

♡; XXVI

Seungcheol estaba feliz, la próxima semana sería el partido y esta vez sentía que estaban listos para ganarle al equipo contra el que habían perdido en su primer partido; el entrenamiento había sido más riguroso y habían cambiado las estrategias, así que se sentía confiado. Mientras caminaba por el pasillo para ya irse a casa, recibió una llamada y la atendió sin mirar de quién era —¿aló?

—SeungCheol, querido, soy la mamá de Jihoon.

—Oh, hola señora Lee, ¿qué pasa?

—Necesito un favor tuyo, esta noche trabajaré el turno nocturno para cubrir a alguien y el padre de Jihoon está fuera de la ciudad ¿podrías quedarte en casa? Sé que es muy repentino, que mañana hay clases y que seguro tienes cosas para hacer o estás agotado por tus entrenamientos, pero Jihoon se comporta mejor desde que has ido a cuidarlo, y eres el único al que no ha echado de casa, ¿podrías hacerlo? Te pagaremos el doble por pasar la noche con él.

—No hay problema señora Lee, con gusto lo cuido.

—Perfecto, muchísimas gracias. Puedes ir después de las seis, Jihoon llega a esa hora de sus clases de música.

Seungcheol frunció el ceño, no sabía que Jihoon tomaba clases de música —de acuerdo, me da tiempo de ir a casa y recoger algunas cosas.

—En serio te lo agradezco demasiado. Nos vemos luego cariño— la señora Lee cortó antes de darle la oportunidad de contestar.

Se puso más entusiasmado sabiendo que pasaría toda la noche con Jihoon y sin padres, hacía varias semanas que no habían vuelto a tener sexo, que ya comenzaba a necesitarlo. Para su mamá (al igual que la de Jihoon) sólo estaba yendo a cuidarlo, así que no se negó cuando le dijo que dormiría fuera de casa; recogió algunas prendas para pasar la noche y luego ir a la escuela al día siguiente, además había comprado lubricante en una sex shop online y estaba ansioso por usarlo.

Esperó a Jihoon fuera de la casa en el jardín, la señal de internet llegaba bastante bien, así que pudo conectarse y distraerse unos minutos hasta que el bajito llegó, le extrañó encontrarlo ahí, pero ya intuía por qué había ido.

—Déjame adivinar— mencionó llamando la atención de Seungcheol, quien apenas se daba cuenta de su presencia —mi mamá va a trabajar hasta tarde y te quedarás a cuidarme.

—Trabajará hasta mañana— dijo con una ligera sonrisa.

—Me es suficiente— dijo y caminó hasta la puerta para abrirla.

En cuanto entraron a la casa y la puerta principal fue cerrada, Seungcheol se abalanzó sobre el bajito para besarlo, estaba tan emocionado por todo, que quería amar a Jihoon con locura. Jihoon no comprendía bien qué le sucedía, se notaba lo alegre que estaba, pero no le importó, pues sabía que se aproximaba un gran sexo para él, así que se dejó besar con intensidad y pasión, inclusive dejó que ganara la batalla entre sus lenguas, dejándolo explorar su cavidad bucal.

Se separaron y se miraron con lujuria, sus ojos reflejaban ese brillo erótico que les pedía seguir besándose y manoseándose. Jihoon dejó su mochila en alguna parte del suelo y se quitó los zapatos; Seungcheol hizo lo mismo con sus cosas, se tomaron de las manos y caminaron hasta la habitación del menor para hacer lo que ya era inevitable.

Ni siquiera encendieron las luces cuando entraron, los últimos rayos del sol atardeciendo era suficiente por ahora para que se vieran y disfrutaran de la intimidad. Seungcheol tomó a Jihoon de las caderas, pegando su trasero a su entrepierna y besando su cuello, tratando de besar más abajo por la columna, pero sin poder hacerlo por la camisa; lo despojó de aquella prenda cuanto antes y continuó besando la piel y dejando ligeras marcas al succionar por más tiempo en la zona. Jihoon reaccionaba con jadeos y suspiros, empujando sus caderas hacia atrás para estimular más el pene del mayor y que endureciera por completo.

Las manos de Seungcheol se deslizaron por el torso, acariciando la piel y deteniéndose por algunos minutos en jugar con los pezones de Jihoon. Mientras tanto, Jihoon comenzó a desabrochar su pantalón, dejando que se deslizara hacia abajo y volvió a empujar sus caderas hacia atrás, frotando su trasero contra el ya endurecido miembro.

Seungcheol empujó a Jihoon hacia adelante, alejándolo de él y quitándose la ropa rápidamente, Jihoon lo miró con una sonrisa por lo ansioso que se veía y antes de que la última prenda fuera despojada de su cuerpo, el pelinegro recordó algo.

—Espera un segundo— dijo y salió de la habitación rápidamente.

Jihoon asintió, pero en lugar de quedarse quieto y esperarlo, corrió al baño para cepillarse los dientes, había comido frituras de queso y ajo antes de regresar a casa, probablemente a Seungcheol no le molestaba el sabor de su boca, pero no quería arriesgarse y pasar la vergüenza. Seungcheol regresó a la habitación, notando que Jihoon no estaba, supuso que también había ido por algo, así que se quitó el bóxer y se sentó en la cama para esperarlo, sin evitar masturbarse ligeramente.

El de cabellos morados regresó a la habitación con una radiante sonrisa y se detuvo cuando notó la intensa mirada de Seungcheol en su miembro —¿qué?— preguntó mirando hacia abajo.

—Te rasuraste— mencionó.

Las mejillas de Jihoon enrojecieron, desvió la mirada y frotó una mano en su nuca estando un poco incómodo —b-bueno... después de todas las ocasiones improvisadas que hemos tenido, creí que sería bueno... ummh... estar preparado.

Seungcheol sonrió —me gustaba más antes.

—Genial porque no planeo volver a hacerlo en la vida— dijo con alivio.

—¿Por qué?— preguntó con una sonrisa.

—¿A caso a ti no te pica? ¡Es horrible!

El mayor comenzó a reír a carcajadas —sí, pica mucho, pero luego de unos días se pasa.

—¿P-por eso tu tampoco te has vuelto a rasurar?

Ahora el que estaba incómodo era Seungcheol —s-si... y n-no...— Jihoon levantó una ceja y decidió explicarse —bueno ya que tu estabas con todos tus pelos ahí, pensé que no habría problema en que yo también.

Jihoon sonrió —me gustaría verte así— dijo y se acercó al mayor, tenía la intención de subir a su regazo y darle un beso largo, pero Seungcheol levantó el bote de lubricante y se detuvo —oh— expresó —espero se sienta mejor con eso.

—Lo mismo opino— dijo y destapó el bote, poniendo un poco en sus dedos; de un segundo a otro el bote de lubricante había hecho que la incomodidad se esfumara de ellos, así que miró a Jihoon sugestivamente, levantando una ceja con coquetería.

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