Revelación

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Los nombres de los personajes no me pertenecen, están basados en la serie de Ranma 1/2 de la grandiosa Rumiko Takahashi.

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Akane sujetó su almohada contra su rostro con desesperación y se levantó de la cama hecha una furia.

Al salir de su cuarto, se dio cuenta de que su compañero se había encerrado en su habitación, caminando hasta su puerta, comenzó a golpearla.

—¡Sé que estás ahí, abre la maldita puerta!— una gruesa risa se escuchó del otro lado.

—Ni loco le abriré mi puerta a una mujer furiosa— Akane insistió en sus toquidos, pero el otro inquilino siguió con la puerta cerrada.

—¡En algún momento saldrás de esa habitación!— gruñó la peliazul alejándose.

Después de un rato, Ranma entreabrió la puerta y al no escuchar ruido, asomó su cabeza por completo.

—¿Hola?— preguntó juguetón —¿Sigues ahí?— dando unos pasos por el pasillo, caminó con cautela junto a la sala y al no ver a nadie siguió su camino hacia la cocina.

Aliviado por no encontrarla, bajó la guardia por un segundo para servirse un vaso de agua. Fue en ese momento cuando Akane finalmente salió de su escondite, brincó a la espalda de Ranma y comenzó a golpearlo en la cabeza con la palma de su mano.

—¡Bruto!, ¡Degenerado!¡¿Cómo te atreviste a meterte en mi cama?!— Ranma reía y la mantenía sujeta por las piernas (para evitar que se cayera cof cof).

—¡Espera, Akane!, ¡Ya te lo expliqué!— gritó divertido.

—¡¿Y crees que voy a creerte con esa enorme sonrisa que tienes en el rostro?!, ¡Estúpido!— Ranma,  cansado de soportar el peso extra, se acercó a la mesa y le liberó sus piernas.

Dejando que cayera sobre la misma, se giró hacia ella, sujetó sus manos a los bordes de la mesa y bloqueó sus piernas para evitar posibles ataques a su zona débil. Mirándola con severidad, logró que Akane se calmara, solo un poco.

—¿Ahora sí me dejarás hablar?— Akane suspiró enojada y le frunció ceño.

—Tienes 20 segundos— Ranma frunció la nariz y la miró molesto.

—Necesitaré más que eso—

—Seis, siete...— murmuró la peliazul. Ranma suspiró y empezó a hablar:

—Tenía trece años cuando comenzó mi sonambulismo. En varias ocasiones mi madre tuvo que encerrarme en mi habitación ya que solía dirigirme a la cocina a jugar con los cuchillos.

Asistí a muchas citas con especialistas pero ninguno pudo ayudarme a controlarlo, así que se convirtió en algo cotidiano. Lamento haberte incomodado, debí mencionarlo anoche pero al ver tu estado semi-etílico...— Akane bufó y desvío la vista.

—Dejame explicarte algo Ranma. Puedes deambular por todo el departamento, si es verdad que eres sonámbulo. Pero, si vuelves a posar un solo dedo en mi cama, voy a dejarte sin herederos, ¿Te quedó claro?— Ranma tragó saliva y asintió.

—No creí que te lo tomarías tan mal— Akane entrecerró los ojos y frunció el ceño.

—Tu erección matutina pegada a mi muslo no ayudó en absoluto— Ranma se sonrojó y se apartó de la mujer.

—No volverá a suceder— Akane asintió con rigidez y se bajó de la mesa.

—Por tu bien espero que así sea—

Apartamento Compartido (18-B)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora