24 horas (segunda parte)

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Los personajes no me pertenecen, están basados en la serie Ranma 1/2 de Rumiko Takahashi

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Ranma suspiró y se levantó con flojera del sillón, caminó hasta llegar a la peliazul y se hincó para observarla.

Akane respiraba con lentitud, su cuerpo se encontraba relajado y tenía en la boca un par de cabellos.

Ranma sonrió burlón y sacando su teléfono le tomó una fotografía desde un ángulo poco favorecedor.

—¿Akane? —susurró picándole las costillas.

La peliazul soltó un manotazo que por poco no esquiva el muchacho y se estira adormilada.

—Levántate, Akane. Ya es tarde, ve a acostarte a tu cama.

La peliazul parpadeó y se giró para mirarlo en silencio.

Ranma enarcó una ceja y sonrió de lado.

—¿Qué? ¿Te gusta mi cara?

Akane estiró su mano, acercándola a la cabeza del hombre y aplastó el flequillo del pelinegro, picándole los ojos en el proceso.

—¡Ah!, ¿Qué haces? —gruñó molesto, alejando su cabeza de la mano de la mujer mientras frotaba sus ojos adolorido.

—Bobo —murmuró la peliazul con sus comisuras ligeramente alzadas e incorporándose sobre el sofá.

Ranma se irguió y le dió la espalda para limpiarse las lágrimas involuntarias.

—No olvides que tu trasero aún me pertenece por las próximas 19 horas. Más vale que te portes bien conmigo o haré algo peor que lo de NAMJATOWN.

Akane se levantó del sofá y picó la espalda del pelinegro con suavidad.

—Lo siento...¿Me perdonas?

Ranma se giró y la miró con el ceño fruncido.

—Lo pensaré. —gruñó antes de caminar por el pasillo.

Akane corrió detrás de él.

—¡Ranma! —gritó alterada.

El pelinegro se giró alarmado y estiró sus brazos para recibirla cuando ella se lanzó sobre él.

Dejándolo momentáneamente sin aire por el impacto, Akane se abrazó a su cuello y ajustó las piernas sobre su cintura para no caerse al suelo.

—¿Qué tal si mañana te compro una orden de fideos picantes, un paquete de onigiri, una caja de fideos instantáneos, una...

Ranma respiró con dificultad y apoyó una mano en la pared para mantener el equilibrio.

—Bájate —susurró el muchacho.

Akane continuaba hablando, sin darle descanso al pelinegro.

Las piernas de Ranma aguantaron por todo un minuto hasta que cedieron y los dos cayeron al suelo provocando un golpe estrepitoso.

Apartamento Compartido (18-B)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora