La nota

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La nota

Capítulo 18 (última parte 3/3)

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Los nombres no me pertenecen, se encuentran basados en la creación de Rumiko Takahashi.

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Una vez que Nabiki aparcó el automóvil en el estacionamiento subterráneo del edificio, los tres bajaron del carro y caminaron hacia el elevador para subir hasta la quinta planta donde se encontraban esperándolos algunos empleados del grupo KOTIO para detallar la capacitación de las escenas del comercial.

El ascensor se detuvo en la primera planta y los tres se sorprendieron cuando vieron que el mismísimo Kuno Tatewaki iba a ingresar. Él, al verlos, sonrió con alegría pero su sonrisa se amplió aún más cuando se encontró con los ojos de la peliazul. Intentó subir para quedarse a su lado, pero Ryoga se interpuso en su camino y comenzó a saludarlo, lo cual hizo que Kuno frunciera el ceño, ya que tenía deseos de acercarse a la peliazul. 

Nabiki rodó los ojos y tras el segundo pitido del elevador, tiró del brazo a Tatewaki para que la puerta se cerrara y pudieran continuar subiendo.

—Bastante tiempo sin vernos, Kuno —comentó la castaña después de que el hombre le dirigiera su ceño fruncido.

El aludido se acomodó el saco y se acercó un poco más a la puerta.

—No lo suficiente por desgracia —le murmuró resentido.

La castaña formó una sonrisa con incredulidad.

—Vamos, Tatewaki. No me digas que aún sigues molesto por la pequeña broma de hace unos meses —comentó la castaña con indiferencia.

Kuno descruzó los brazos y la observó indignado.

—¡¿Pequeña broma, dices?! ¡Todavía sigo llendo al médico para que me retire los restos del...! —se interrumpió al notar que se habían convertido en el foco de las miradas de los otros dos presentes. 

—¡Ay, Kuno! Supéralo y no te quejes, porque tú sabes muy bien por qué lo hice —le regañó la castaña.

Ryoga, quien se había acercado un poco a la peliazul, le preguntó en voz baja:

—¿De qué están hablando?

Akane miró al pelinegro y, cubriéndose la boca con el dorso de la mano, ella le susurró:

—Hace unos meses, cuando empecé el contrato para la empresa de Kuno, él invitó a mi familia a cenar. Pero, antes de que terminara la velada, Nabiki le puso pegamento industrial a la silla de Kuno porque él la llamó bruja insensible.

Ryoga volvió a observar a la pareja que mantenía su propia discusión en voz baja y frunció las cejas, angustiado. Esperaba que las diferencias entre la hermana de Akane y Kuno, no afectaran la dinámica laboral.

— ¿Desde hace cuánto tiempo se conocen? Parece que se llevan muy mal... —le susurró con curiosidad.

Akane amplió su sonrisa.

—Toda la vida... Siempre estuvieron en la misma escuela e incluso estudiaron la misma carrera—Akane contempló el rostro de Ryoga y ladeo la cabeza al notar su angustia—. No te preocupes, su relación siempre ha sido bastante pesada... Pero los dos suelen mantener la profesionalidad... la mayoría de las veces.

Kuno gruñó exasperado por el último comentario que le hizo Nabiki y presionó el botón del quinto piso para que se abrieran las puertas y los tres pudieran bajar.

Apartamento Compartido (18-B)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora