Libertad

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Capítulo 12

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Los personajes están basados en la serie Ranma y medio de la grandiosa Rumiko Takahashi.

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Las puertas de las habitaciones se abrieron de manera sincronizada.

Akane aún se encontraba en pijama y Ranma vestía ropa semiformal ya que debía ir a entregar la moto y también porque se iba a ir trabajar un poco más temprano de lo usual.

Los dos se sonrieron al verse y cerrando la puerta de sus respectivas recámaras, se dirigieron a la cocina.

Akane bajó una taza de la alacena y echó a andar la cafetera.

Ranma se acercó al refrigerador para sacar el jugo de naranja y se sirvió un vaso.

—¿Dormiste bien? —le pregunto el de la trenza antes de tomar un sorbo de su bebida.

Akane asintió y llenó su taza con el líquido oscuro.

—Sí. ¿Qué hay de tí? No escuché pasos en tu habitación durante la noche...

Ranma bufó divertido y se acercó a la mesa.

—Dormí como un bebé.

Akane sonrió y se giró justo a tiempo para verlo tomar una manzana del frutero y acercarla a su boca.

—¡Espera¡ ¡No comas esa! —gritó lanzándose en su dirección para arrebatarle el alimento de las manos—. Te compraré manzanas nuevas por la tarde —murmuró antes de volverla a colocar en el frutero.

Ranma se cruzó de brazos y observó el rostro lleno de culpa de su compañera.

—¿Qué nunca te dijeron que los alimentos son sagrados? —expresó molesto.

Akane suspiró y lo miró con el ceño fruncido.

—Bien, me equivoqué... No volveré a tenderte bromas con la comida.

—Eso espero, porque las manzanas son muy caras en esta temporada...

—Ya dije que voy a reponértelas —gruñó la peliazul con ligera irritación.

—¿Quién te enseñó a hacer eso Akane? —inquirió él con reproche.

Akane rodó los ojos y recogió su taza de la loza.

—A Nabiki, una de mis hermanas, le encanta hacer esta broma, así que... para mantenerme a salvo, tuve que aprender a hacerlo, ya sabes... para reconocer las manzanas que no debía comerme y, no sé, creí que sería una excelente manera de vengarme por tu broma de las vendas de la otra noche...

Ranma arqueó una ceja y dejó su vaso vacío en el fregadero.

—Bueno, Akane. De una vez te aviso... —murmuró acercándose hasta encerrar a la mujer entre la loza y sus brazos—. Ahora estás viviendo conmigo, no con tu hermana y, puedes hacerme cualquier tipo de broma que prefieras, pero... —detuvo su hablar e inclinándose hasta quedar a unos centímetros del rostro repentinamente sonrojado de su compañera, dijo—: Si vuelves a meterte con mi comida, Akane... haré que esas lindas cejas desaparezcan, ¿entendido? —murmuró sonriente antes de apartarse y salir de la cocina.

Akane soltó el aire contenido por la cercanía que tuvo con su compañero y frunció el entrecejo.

"La comida de Ranma era algo intocable" eso quedó perfectamente claro, pero no había necesidad de que se acercara tanto a ella y que dijera que sus cejas le parecían lindas, ¿o sí?

Apartamento Compartido (18-B)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora